El gran maestro del deporte criollo

Tan amable y sonriente como siempre, Mike Forero Nougués irradia alegría, generosidad y nobleza. / Cristian Garavito

Foto: PAME ARISTI

Maestro. Esa es la palabra que mejor define a Mike Forero Nougués, edufísico, bacteriólogo y periodista santandereano homenajeado ayer por el Comité Olímpico Colombiano (COC) y distinguido con el trofeo Altius Vida y Obra, como reconocimiento a su trayectoria profesional y al invaluable aporte que durante más de 70 años le ha hecho al deporte nacional.

“Usted, don Mike, no solamente es un ejemplo para los licenciados en educación física, para los periodistas del país o para los dirigentes deportivos, usted es un modelo para todos los colombianos”, le dijo Baltazar Medina, el presidente del COC, quien reconoció en Forero a un “critico constructivo, analista sensato y ciudadano comprometido con el progreso y la dignificación de nuestro deporte”.

Mike, como le dicen sus amigos, nació en Piedecuesta, Santander, en 1919 y a sus 96 años conserva intacta su capacidad mental. Se graduó como edufísico de la Universidad Nacional y luego como bacteriólogo en la Universidad de Filadelfia, en Estados Unidos.

En 1953 se vinculó a El Espectador y fue quien dio vida a las secciones deportivas en los medios de comunicación. “Una de sus mayores contribuciones fue la creación del premio al Deportista del Año, en 1960, cuando por primera vez se comenzaron a reconocer los éxitos de los atletas colombianos”, señaló Medina en su sentido discurso.

Don Mike también fue impulsor del movimiento olímpico en Colombia y gestor de la Vuelta de la Juventud, prueba que ha sido la vitrina para varias generaciones de ciclistas. También brilló como dirigente deportivo.

Fue director del Instituto Colombiano del Deporte (Coldeportes) y vicepresidente del COC. En esas entidades lideró el área de capacitación y se preocupó por fomentar el alto rendimiento, por supuesto, pero también la recreación y la cultura física.

Cubrió ocho Juegos Olímpicos desde la edición de Melbourne 1956, en la que fue agregado de prensa, además de siete Mundiales de Fútbol y decenas de eventos internacionales.

Desde hace varios años está dedicado a dictar charlas en instituciones educativas y aunque reconoce que “ya me toca andar con bastón y muy lentamente”, no pierde su característica pulcritud y elegancia para vestir y hablar.

“Soy demasiado modesto. No esperaba un homenaje como este. Estoy feliz por haberle dedicado toda mi vida a una actividad tan noble y sana como el deporte”, dice, aunque en realidad son el deporte y el periodismo los que deben estar agradecidos por haberlo tenido de su lado. Gracias, don Mike.