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El milagro de Iván Vélez

De los cuatro ligamentos, tuvo rotura en tres, además de una fractura ósea. Fue operado tres veces y el fin de semana volvió a la titular del Júnior de Barranquilla.

Luis Guillermo Montenegro
12 de marzo de 2015 - 04:51 a. m.
Iván Vélez, jugador del Júnior de Barranquilla. /Cortesía El Universal
Iván Vélez, jugador del Júnior de Barranquilla. /Cortesía El Universal
Foto: COLPRENSA

Llegó a ser desahuciado. Pocos le daban noticias alentadoras respecto a su posible regreso al fútbol profesional. El tiempo pasaba y no se veían avances. Claro que Iván Vélez nunca perdió la fe. Se aferró a Dios, a su familia y a su alegría, y tras dos años sin tocar un terreno de juego en un partido de Liga, volvió. Lo hizo como los grandes, siendo protagonista. Un centro suyo que terminó en gol del paraguayo Roberto Ovelar le dio el triunfo al Júnior 2-1 frente a Uniautónoma en la fecha ocho de la Liga Águila.

Desde 2004, cuando debutó con la camiseta del Deportes Quindío, Iván Vélez no había vivido una noche peor que la del 18 de mayo de 2013. Su equipo, el Júnior de Barranquilla, se jugaba en el estadio El Campín de Bogotá su futuro en la Liga del primer semestre frente a Millonarios. En una acción normal de juego, en el minuto 38, Vélez saltó a cabecear un balón, pero en la caída su pie izquierdo no fue suficiente apoyo para su cuerpo y la rodilla se corrió hacia un lado como si fuera de caucho. La imagen fue tan impresionante que los mismos jugadores quedaron igual de fríos que los cerca de 2.000 hinchas costeños que ese día vieron una vez más caer a su equipo en la capital de la República. “Trataron de encajarme la rodilla en caliente, pero no aguanté. El dolor era muy fuerte, nunca había sentido algo igual. Luego en el centro médico al que me llevaron me anestesiaron, me hicieron la resonancia y una ecografía dúplex para descartar que algún vaso sanguíneo se me hubiera roto también”, recuerda el defensor de 30 años. Desde ahí comenzó una larga lucha por recuperarse, a pesar del diagnostico desfavorable, que decía que había tres de cuatro ligamentos de su rodilla rotos, además de una fractura ósea. Fue operado tres veces, tuvo que volver a aprender a caminar y logró su objetivo. “Ahora me siento como si nunca hubiera pasado nada”. Esta noche (8:00, por Win) será nuevamente titular, en la visita del Júnior al Deportivo Cali en el estadio de Palmaseca.

¿En algún momento pensó que nunca volvería a jugar?

La mentalidad siempre fue lograr el objetivo. Pero obvio que tuve malos días en los que pensaba en no sufrir más. El dolor de la segunda cirugía fue el más fuerte. Claro que teniendo a Dios de la mano, además de mi familia, comencé a sentirme fuerte y por eso siempre seguí.

¿Qué fue lo más difícil?

Andar en muletas y la pierna totalmente vendada. Se hizo la primera intervención y ahí por ejemplo ir al gimnasio enmuletado era difícil. Siempre fui al gimnasio para trabajar la parte del cuerpo que estaba bien, como pierna derecha o tren superior. Recuerdo que hacía bicicleta con las manos, me sentaba al revés y era incómodo. Lo lindo es que todo eso es parte del pasado.

¿Para qué cree que le sirvió ese tiempo alejado del fútbol?

Para disfrutar de mi familia. Uno como jugador no tiene mucho tiempo para estar con ellos, porque vive entrenando o en concentraciones. Vi crecer a mi hija de cerca, algo que no había podido hacer. Ahora mi relación con ella y mi esposa es espectacular. Claro que no estuve totalmente alejado del fútbol, porque veía muchos partidos por televisión y hacer eso es algo que le ayuda mucho a uno para darse cuenta de los errores comunes que se cometen y hace que ahora que volví a las canchas intente no cometerlos yo.

¿Y por ejemplo qué cosa nueva aprendió a hacer?

Cuando viví en Argentina (jugó en Independiente de Avellaneda) me gustaba hacer asados. Pero ahora debo decir que aprendí a hacer asados de verdad. Durante mi recuperación hice muchos con amigos y familiares. Ahora la única carne que le gusta a mi hija es la que yo hago.

Fueron dos años en el departamento médico del Júnior. ¿Qué le decían sus compañeros con los que compartió ahí?

Estuvo Jáider Romero, recuperándose de un problema de columna. Además, Andrés Felipe González, Jorge Aguirre, Pecoso Correa, entre otros. Todos ellos me decían: “Ya te falta poco. Sos un berraco y vas a volver a jugar con nosotros”. Andrés Felipe fue fundamental para mí, porque él me iba guiando, pues también había vivido una lesión de rodilla. Esos consejos fueron vitales. Recuerdo mucho el ánimo que me daba nuestro capitán Sebastián Viera. Se convirtió en un gran amigo. Siempre estuvo al lado junto a su familia.

¿Pensó que cuando estuviera recuperado el Júnior lo iba a sacar?

Acá siempre me trataron muy bien. Estoy muy agradecido con el Júnior y con los hinchas del equipo. Siempre pensé en el momento de regresar para poder darles las gracias en la cancha a todos. Cuando el profe Alexis Mendoza fue nombrado como técnico, me mostró su apoyo. Eso me ayudó mucho, porque él es una persona que va de frente, conoce lo que es la institución, la ciudad y la gente. Con él vamos a conseguir cosas importantes.

 

 

lmontenegro@elespectador.com

Por Luis Guillermo Montenegro

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