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El papá de las guerreras

Quiso ser futbolista, pero terminó siendo entrenador. Al frente de las selecciones de Colombia disputó dos Mundiales sub-17 y ahora dirigirá su primero de mayores en Canadá 2015 y los Olímpicos de Río 2016.

Luis Guillermo Montenegro
30 de septiembre de 2014 - 04:09 a. m.
Felipe Taborda, en la sede deportiva de la Federación Colombiana de Fútbol. / Cristian Garavito - El Espectador
Felipe Taborda, en la sede deportiva de la Federación Colombiana de Fútbol. / Cristian Garavito - El Espectador

Úber Taborda fue el encargado de volver a Felipe un apasionado por el fútbol. Hincha acérrimo del Deportivo Cali, llevó con ocho años a su sobrino, vestido de camiseta verde, a un clásico vallecaucano frente al América con la mala suerte de que ese día el marcador favoreció al equipo rojo, hecho que hizo que Felipe se volviera fiel seguidor del cuadro americano. Por esa época el conjunto más ganador de Colombia era ese, por eso no fue difícil para el pequeño Felipe ir contra la corriente familiar. A pesar de la traición, Úber más que un tío era como un padre para él y siempre se puso a la tarea de guiarlo para que algún día pudiera llegar a ser futbolista profesional.

Salía a las calles de Palmira a jugar con camisetas del América, hacía goles y marcaba diferencia frente a sus compañeros, por eso pronto terminó integrando equipos menores. Su entrenador era William Mersano, quien lo hizo jugar hasta la categoría juvenil en el equipo Unión Palmira, pero el mismo Felipe, al ver que quizá su nivel no le iba a dar para llegar al profesionalismo, tomó la decisión de estudiar. Inicialmente hizo una licenciatura en educación física y luego se especializó en alta gerencia y desarrollo deportivo.

Para que Felipe pudiera estudiar, su madre, Elba Torres, decidió viajar a Francia para buscar trabajo allá y enviarle recursos a su hijo. Trabajó inicialmente en un colegio y luego pasó a ser bibliotecaria en París. Con lo que podía enviar, Felipe se mantenía en Colombia, en donde fue apoyado por sus tíos: Úber y Margarita. “Ellos tenían el sueño de verme jugar fútbol de manera profesional, pero ahora, al ver que sigo en este deporte, pero de otra manera, son los más orgullosos”, le asegura Felipe Taborda a El Espectador.

Su camino para llegar a ser el actual entrenador de la selección colombiana femenina inició mientras estudiaba. Dirigió equipos masculinos de categorías inferiores, a trabajar en cuadros de la Primera C e incluso a estar en procesos de selecciones de Palmira. Fue en 2003 cuando en su región se creó la necesidad de hacer un equipo femenino para participar en unos Juegos Departamentales. “Ningún técnico quería ir a dirigir niñas, nadie le paraba bolas al asunto, pero tomé la decisión de ponerme al frente del proyecto. Pasé de ser mentor a entrenador, es decir, que me subieron el sueldo, y los resultados se dieron, quedamos terceros y eso llevó a que desde ahí me dedicara a dirigir equipos femeninos”, recuerda Taborda.

Consciente de que el fútbol femenino debía tener más apoyo, creó el Club Generaciones Palmiranas, hoy en día un importante semillero de las grandes figuras del deporte por excelencia en el país y que ha conseguido ser el mejor club del Valle en categoría sub-19, siendo relevante también en el país. De ahí que Julio Avelino Comesaña, cuando fue director de desarrollo deportivo de la Federación Colombiana de Fútbol, lo llamara para encargarse de las selecciones juveniles con las que logró ir a dos Mundiales sub 17 (Azerbaiyán 2012 y Costa Rica 2014). Tras su buen trabajo fue nombrado entrenador de la sub 20 y la selección absoluta a la cual ahora logró clasificar al Mundial de Canadá 2015 y a los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Su esposa Jessica García y sus hijos Isabela, de año y medio, y Cristian, de 17 años, son sus principales motivaciones para levantarse cada día a luchar porque el fútbol femenino en Colombia siga creciendo. Ahora, cuando se despidió de sus 22 niñas, que lograron una brillante actuación en Ecuador, volverá a la rutina: ver fútbol, descansar y caminar en chanclas y pantaloneta por las calles de Palmira. El próximo 1° de noviembre se volverá a concentrar con la selección para preparar los Juegos Centroamericanos en Veracruz, México.

 

 

lmontenegro@elespectador.com

@luisguimonte

Por Luis Guillermo Montenegro

 

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