Así se disfruta del fútbol sin verlo ni oírlo

José Richard Gallego tiene una discapacidad auditiva y visual, pero eso no impide que su pasión por el deporte más famoso del mundo se mantenga viva. Esta es su historia.

Nohelia Leal Barrera / @NoheliaLeal_
20 de agosto de 2017 - 02:22 a. m.
José Richard Gallego disfruta de los partidos de su equipo, Millonarios, gracias a su intérprete César Daza seguidor de Santa Fe. / Mauricio Alvarado - #GalaxyS8
José Richard Gallego disfruta de los partidos de su equipo, Millonarios, gracias a su intérprete César Daza seguidor de Santa Fe. / Mauricio Alvarado - #GalaxyS8

Imagine que es domingo en la tarde, casi de noche. Que entra al estadio, busca su silla y se prepara para disfrutar del partido. Es la primera jornada de la Liga 2017-II: Tigres recibe al Once Caldas. Bismark Santiago hace sonar el pito y el balón rueda en el estadio Metropolitano de Techo. En medio del frío bogotano y en la tribuna occidental, un hombre le da la espalda a la cancha. Es José Richard Gallego. Es el único. Todos gritan, cantan y agitan sus banderas.

Otro hombre toma las manos de José Richard. Parecen uno solo. No se sueltan ni por un segundo. Existe una extraña conexión. Eso, en realidad, es la foto de un encuentro entre un hincha que no ve ni escucha y que gracias a la ayuda de César Daza, puede ir al estadio y vivir la pasión del deporte más querido del mundo.

Cuando José Richard nació, hace 36 años, su mamá empezó a notar que su capacidad de escucha era muy baja y con el pasar del tiempo disminuía. Cuando cumplió nueve años quedó completamente sordo y a los 15 perdió la visión. A pesar de eso, sus sueños y su pasión por el deporte rey siguen intactos.

El fútbol une a millones de personas alrededor del mundo y no es la excepción para José Richard, quien nunca se ha negado a alentar a su equipo del alma, Millonarios. Es hincha del club embajador porque dice que siempre le ha gustado el azul y que es el color que más recuerda de la época en que sí podía ver.

Aunque los partidos siempre se transmitían por televisión y a veces encontraba quien le interpretara el juego, él no se sentía del todo completo, hacía falta ir y sentir cara a cara las sensaciones de estar en el estadio, de gritar los goles, de sentir el calor de los hinchas y gracias a César Daza, intérprete de personas con discapacidad auditiva, José Richard puede hacerlo.

Al observar una conversación entre ellos se respira una conexión profunda, como si uno fuera el complemento del otro: no hacen falta la visión ni la capacidad de escucha de José Richard, porque las manos de César pueden explicar más y contribuyen a la imaginación de un mundo de perspectivas que enriquecen los momentos que comparten desde hace dos años.

José Richard es una de las 1’255.626 personas con discapacidad visual y una de las 138.137 con discapacidad auditiva, según datos del INCI (Instituto Nacional para Ciegos) y el Insor (Instituto Nacional para Sordos), respectivamente.

En medio de una de las tantas charlas que han tenido se dieron cuenta de que los une algo más que la capacidad de entenderse y la disposición para servirles a los demás: el fútbol. No comparten la pasión por el mismo equipo. Paradójicamente César es hincha de Santa Fe, pero no existe ningún tipo de rivalidad entre ellos.

César acostumbraba a ir a ver jugar al rojo de su alma, al primer campeón de Colombia, el Club Independiente Santa Fe. Eso cambió, “llegó un momento en que me parecía increíble ver que dentro de una tribuna se estuvieran haciendo daño y decidí no volver”, dijo con un tono de decepción en una entrevista que le concedió a El Espectador. José Richard considera que “es normal estar en contra de los equipos. Pero no deberían matarse entre ellos. La idea debe ser celebrar de una manera diferente, con respeto”.

Pasaron 36 años hasta que José Richard logró pisar un estadio, donde no importa nada más que alentar, gritar y sobre todo acompañar, sin tener en cuenta el resultado, al equipo que se lleva en la sangre. Muchos dicen que es solo un deporte, pero la pasión con la que este hincha manifiesta su amor por el fútbol, vuelve a demostrar lo contrario.

El pasado 9 de julio llegó el tan anhelado día para José Richard y César estaba ahí para ayudarlo. “Me invitó Diego Gómez, jugador de Tigres y que también es amigo mío. Fue increíble poder sentir que Tigres se quedó con el triunfo ante el Once Caldas y que yo estuve ahí para acompañarlos”, expresó José Richard, como si se hubiera transportado al momento en que el equipo local hizo el gol que le dio la victoria ese frío domingo.

 

La alegría de César no era menor y no importaba que no jugara su rojo del alma o que no fuera hincha de ninguno de los dos equipos protagonistas del duelo, pues el reflejo de la felicidad de José Richard valía todo. “Fue espectacular. Ver realmente, a través de mis manos, la felicidad y la emoción de una persona que no ve y no escucha, no tiene precio, no sabría cómo describirlo”, dijo César, conmovido por el recuerdo.

Para poder ir al estadio José Richard, debe llevar una silla especial que le permite sentarse dándole la espalda al campo de juego, y justo enfrente de él está César, la única conexión que tienen mutuamente es una pequeña tabla en donde se desarrolla la interpretación en braille del partido. “Con la tabla yo puedo sentir cuando la gente grita o cuando salta, las vibraciones me ayudan a comprender e imaginarme el entorno en el que estoy”, dice José Richard, entusiasmado, recordando esos momentos de alegría y efusividad.

Pero poder llegar a narrar de esa forma los partidos no es tan fácil como parece. Fue todo un proceso de aprendizaje para ese día tan esperado. “Yo le enseñé algunas tácticas para que él supiera cómo decirme si el balón lo tenía Tigres u Once Caldas, cómo era la seña del gol, dónde queda el arco o cómo me avisaría si sacaban tarjeta amarilla o roja”, recuerda Richard.

Definitivamente, para él, ir al estadio puede significar más que para cualquier otro hincha, “la pasión que yo siento por el fútbol significa respeto, que independientemente del color de la camiseta debemos respetarnos y dar amor”.

La Dimayor no tiene un protocolo de entrada a los estadios para personas con este tipo de discapacidad. La logística para el acceso está a cargo de cada equipo, pero en Colombia ninguno ha establecido una norma o estrategia, aunque en algunas ocasiones y con previo aviso, los clubes pueden facilitar el ingreso por accesos alternos.

Además de ir a ver fútbol, José Richard lee, estudia panadería en el Sena y hasta hace teatro. Su sueño: montar un negocio de pan, poder atender a los clientes y continuar yendo al estadio con su amigo César.

Por Nohelia Leal Barrera / @NoheliaLeal_

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