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“Lo traemos porque llegar en este momento sería muy complicado para cualquier otra persona que no conozca a los jugadores, el medio y la competencia. Necesitamos a alguien que venga y dé resultados inmediatos”, decía Arturo Char, presidente del Júnior, en abril pasado cuando por octava vez Julio Comesaña se hacía cargo del cuadro barranquillero. La historia del entrenador uruguayo en Colombia es extensa, llena de partidos disputados, pero corta en materia de títulos.
Desde que llegó a dirigir a Independiente Medellín, en 1982, ha pasado 36 años trabajando en ocho equipos distintos y tan solo en una ocasión ha podido salir campeón de la liga, en 1993, precisamente con Júnior, aunque también levantó la Copa Águila de 2017. Comesaña, con esa única conquista, se suma a una lista de entrenadores como Jorge Luis Pinto (Cúcuta, 2006), Miguel Ángel el Zurdo López (2004-I), Carlos Piscis Restrepo (Júnior, 1995), Javier Álvarez (Once Caldas, 2009) y Juan José Peláez (Nacional, 1994), entre otros, quienes llevan más de diez años, algunos veinte, dirigiendo en Colombia, pero que en ese tiempo solo han podido levantar el trofeo de campeón de la liga colombiana una vez. (Lea aquí: La prudencia de Julio Comesaña)
Esa es una muestra de que la experiencia no necesariamente es algo que marque diferencia para ganar trofeos. Nombres como los de Pinto o de Piscis Restrepo han estado muchos años presentes en el fútbol colombiano y sus logros han sido escasos, a pesar de que tienen recorrido incluso con selecciones nacionales.
Peor aun el caso de quienes no han ganado nada. En ese listado entran técnicos de renombre y trayectoria en el fútbol de nuestro país. Jorge Luis Bernal comenzó su carrera de entrenador en 1986 y desde entonces ha pasado por 11 equipos y en ninguno ha podido salir campeón. (Lea también: El rompecabezas del éxito de Octavio Zambrano)
Lo mismo le ocurre a Néstor Otero, quien ostenta el récord de ser el entrenador con más clubes en Colombia: 12 en total desde que comenzó a dirigir, en 1999. Lo más cerca que estuvo de lograrlo fueron los subcampeonatos en 2002 con Deportivo Pasto y en 2007 con Atlético Huila. Otro más que en los últimos veinte años ha estado en los banquillos sin ganar nada como entrenador es Arturo Boyacá, quien desde su debut con Santa Fe, en 1993, ha pasado por seis equipos más y en ninguno logró salir campeón, aunque no ha tenido mucha continuidad.
Aunque es innegable el papel de ellos a la hora de creer en la formación de jugadores jóvenes y de su conocimiento de la táctica, no han podido ser ganadores.
Muy distinto a los 13 títulos que logró Gabriel Ochoa Uribe desde su primer campeonato con Millonarios, en 1959, hasta su última conquista con América, en 1990. Una marca que nadie ha podido igualar en los setenta años del balompié nacional. (Le puede interesar: Jarlan y su hasta pronto)
Comesaña, mañana, en el duelo de vuelta de la final de la Liga Águila, ante Medellín, podría empezar a romper ese círculo de entrenadores a quienes les cuesta ser ganadores en un fútbol tan irregular como el colombiano.
El pasado jueves, al perder la final de la Sudamericana ante Paranaense, el uruguayo se apuntó una dolorosa derrota en su historial deportivo. Cuando su equipo juegue los últimos noventa minutos del año deberá aplicar lo que dijo al perder en Brasil: “Nadie se va a olvidar de este Júnior por el juego mostrado, por la jerarquía que tuvo”. Esta vez habrá que poner en práctica la experiencia para darle al Júnior un título más en el fútbol local y para que él salga de esa lista de entrenadores que siempre están, pero que nunca ganan.