Después estar involucrado desde hace dos años en el escándalo de corrupción conocido como Fifagate, el expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Luis Bedoya, debía conocer este lunes su sentencia, tras haberse declarado culpable y ser sancionado de por vida de toda actividad ligada con el balompié por el Comité de Ética de la FIFA. (Vea también: La hora de Luis Bedoya, le dictarán condena)
La audiencia, que será en Nueva York, Estados Unidos, fue reprogramada para el 5 de enero de 2018. Bedoya, exmiembro del Comité Ejecutivo de la FIFA y exvicepresidente de la Conmebol, está vinculado por fraude en transferencias bancarias y conspiración por soborno.
Las investigaciones contra los exdirigentes se iniciaron formalmente el 4 de diciembre de 2015. Bedoya renunció a su cargo en la Federación y un mes después se declaró culpable ante la justicia de Estados Unidos
El escándalo de corrupción en la Conmebol
Hacia 2007, la Conmebol era manejada por un bloque conformado por los presidentes de las federaciones de Argentina, Brasil y Uruguay. El poder de decisión de las federaciones consideradas pequeñas era mínimo. Ante la situación, hubo una “rebelión” de estas últimas, que se unieron para tomar el control del negocio fundamental de la entidad: el manejo de contratos por los derechos de las transmisiones de fútbol. Y lo lograron, porque en su momento el fallecido Julio Grondona se unió al movimiento de los pequeños. Fue entonces cuando aparecieron los empresarios Hugo y Mariano Jinkis, de Full Play Group, con una jugosa oferta. (Lea también: “Vamos a ir al Mundial de Rusia”: Ramón Jesurún)
Según el relato de Bedoya a sus abogados en Estados Unidos, mientras la empresa Traffic pagaba en su momento US$18 millones por renovar los contratos, los Jinkis de Full Play ofrecieron de manera exponencial cerca de US$80 millones. El negocio se firmó y desde entonces se convirtió en el eje de la investigación de Estados Unidos y en la piedra del escándalo. La justicia comprobó que los Jinkis les entregaron a los directivos, entre ellos Bedoya, una comisión por la renovación. De esta manera, los empresarios pidieron los datos y a cada presidente de federación le abrieron una cuenta en Suiza. En el caso del colombiano fue en el banco Hapoalim, en una cuenta identificada bajo el número 7063380, en la que hicieron depósitos a nombre de la firma Flemick S.A.
Durante años las consignaciones hicieron crecer el saldo casi hasta los US$3 millones, pero Bedoya prácticamente no usó el dinero porque tenía previsto que esa sería su “jubilación”.