Marcos Coll: "El gol olímpico me inmortalizó"

Con motivo del fallecimiento del legendario futbolista colombiano, recordamos el homenaje que El Espectador rindió a uno de los protagonistas del primer Mundial de Fútbol en el que participó el combinado nacional.

Olga Lucía Barona Torres
06 de junio de 2017 - 07:56 a. m.
Marcos Coll: "El gol olímpico me inmortalizó"

Hace más de 50 años, el miércoles 30 de mayo de 1962, la selección de Colombia debutó en un Mundial de Fútbol. El combinado criollo ganó su tiquete a la justa de Chile en una inusual eliminatoria. Debía disputar el cupo con los seleccionados de Bolivia y Perú, pero ante el retiro de los del altiplano, la clasificación terminó definiéndose en partidos de ida y vuelta con los peruanos. En Bogotá se ganó 1-0, con gol de Eusebio Escobar, y en Lima se empató a un tanto.

Bajo la conducción técnica del estelar argentino Adolfo Pedernera, la selección nacional se estrenó contra su similar de Uruguay, saliendo derrotada por 2 a 1. Cuatro días después vino el recordado e histórico 4-4 con la Unión Soviética. Y el 7 de junio finalizó su intervención con una estruendosa goleada en contra, de 5 a 0 con Yugoslavia. Después de su participación en Chile-62, el equipo nacional tuvo que esperar 28 años para volver a jugar un Mundial. Entonces sería la generación de Valderrama, Rincón, Higuita y compañía.

Uno de los principales referentes de la selección de Colombia de hace 50 años fue el barranquillero Marcos Coll, hijo del primer árbitro Fifa que tuvo el país y padre de Mario Coll, quien también fue futbolista profesional. Marcos fue jugador del Medellín, Tolima, Bucaramanga, América y Júnior, pero por encima de todo fue el protagonista del único gol olímpico en la historia de los mundiales de fútbol. Sobre este hecho, con sus recuerdos del equipo de hace medio siglo, el legandario futbolista habló con El Espectador de sus vivencias de aquella gesta.

¿Cómo fue la clasificación, la primera de Colombia a un Mundial?

Nosotros habíamos participado en una convocatoria a nivel mundialista en 1957, pero no tuvimos la oportunidad de clasificar contra Uruguay y Paraguay. Luego vino la del Mundial de 1962, y ahí nos tocó eliminarnos con Bolivia y Perú, pero los bolivianos se retiraron. En Bogotá ganamos 1-0, y en Lima empatamos 1-1, y logramos el tiquete.

Sin duda, uno de los mayores logros en su carrera como futbolista...

Indiscutiblemente, porque en las aspiraciones de un deportista está llegar a la máxima expresión de la misma. Y a nosotros nos tocó coronar en esa forma. No fue sólo una inmensa satisfacción personal, sino de todo el combinado.

¿Cómo fue ese gol olímpico?

La jugada se originó, obvio, en un tiro de esquina. Íbamos perdiendo por un marcador abultado de 4 a 1, y esa fue también la importancia de mi gol olímpico, porque nos generó un cambio de estado mental y físico. Con el gol, el partido se puso 4-2, y ahí nosotros empezamos a carburar y logramos un empate que en esa época fue histórico para nosotros.

¿Usted pateó pensando que podía ser gol?

Esa es la pregunta del millón. El maestro Pedernera tenía organizado quién cobraba los tiros de esquina, los libres y los penaltis. Del lado izquierdo, yo era el que cobraba los tiros. Se originó la jugada y yo iba a cobrar como lo hacía siempre, y la pelota tomó un efecto especial. Lo primero que pensé es que no la iba a disparar tan alta, porque ellos eran fuertes por arriba. El jugador que cubría el primer palo se abrió y la pelota le picó y entró al arco de Lev Yashin, en esa época catalogado el mejor arquero del mundo.

En el Mundial lograron ese histórico 4-4, pero perdieron con Uruguay 2-1, y Yugoslavia los goleó 5-0. ¿Fue frustrante?

Teníamos una persona como técnico, Adolfo Pedernera, que nos orientó, que no sólo hizo una gran carrera en Argentina como futbolista sino como entrenador. Era una persona que sabía manejar la situación, que nos motivaba. Cuando íbamos a enfrentar a Yugoslavia, nos dijo: “Vamos a jugar con un equipo que es una máquina de fútbol, vamos a tratar de hacer lo mejor posible”. Y con ese conocimiento, salimos tratando de hacerlo lo mejor posible, pero Yugoslavia era un equipazo... una cosa de locos.

Por ser el debut mundialista de Colombia, ¿cuál fue entonces su balance?

Para mí fue un regocijo que Dios me hubiera dado ese gol olímpico. Van 50 años y ningún otro jugador lo ha repetido. Sin duda, el gol olímpico me inmortalizó.

¿Qué fue lo mejor de esa selección?

Que fue un grupo extraordinario, de verdaderos compañeros, de amigos. No hubo ningún tipo de problema, nos sentíamos todos como verdaderos colombianos y hermanos. Nunca se vivieron momentos difíciles.

¿Cómo recuerda a Pedernera?

Le doy gracias a Dios por haberlo tenido como entrenador, por su capacidad, su manera de tratar. Él inclusive me brindó una gran amistad, no por el gol, sino que fue el que me llevó a jugar luego al América. A mí me decían varios compañeros que yo era el hijo de Pedernera. Pero así como me trataba a mí, trataba a todos. Había un ambiente muy familiar.

Se ha vuelto a hablar con alguno de sus compañeros...

Sí, hablo mucho con Hermán Cuca Aceros, en Bucaramanga. También con Efraín Sánchez. Acá en Barranquilla está Toño Rada, que participó en el Mundial. Lamentablemente el equipo ha perdido 10 jugadores.

¿Por qué pasaron tantos años para volver a un Mundial?

En esa época era muy difícil. Además, porque el fútbol ha cambiado más que la preparación física del deportista, que la calidad técnica. No digo que no haya jugadores técnicos, pero en el mundo ha cambiado eso. Hoy ves un partido y ves los choques, las planchas, los jugadores se tiran, que es peligroso. Se han preocupado más por el fortalecimiento físico que por la calidad técnica.

Sus inicios en 1952

¿Por qué empezó a jugar fútbol?

Cuando estudiaba, y estaba pelao, jugaba bola ‘e trapo. Vivía en el barrio San Roque, y en las calles inicié mi proceso. Me gustaba también el béisbol, pero la pasión mía era el fútbol. Hasta que un día, en un torneo intercolegiado, me vio un directivo del Sporting, equipo con el que debuté en el profesionalismo en 1952. Me acuerdo de que ese día hice gol, contra un equipo argentino, el Racing. Entré a jugar faltando 15 minutos para terminar el partido. Luego jugué con el Medellín, Tolima, Bucaramanga, América y Júnior.

Con el equipo antioqueño fue campeón...

Con el Medellín fui campeón, pero con el Tolima tome más fuerza como jugador. De hecho, soy cofundador del equipo. En la historia deportiva de mi vida, siempre fui destacado, tuve un nivel excelente.

¿Por qué en 1971, a la edad de 33 años, decidió retirarse del fútbol, cuando jugaba con el Júnior?

Sentí que mis capacidades físicas a la hora de correr y disputar un balón ya no eran las mismas, no tenía la misma facilidad para hacerlas. Ese día entendí que lo mejor era retirarme.

La mayoría de los futbolistas deciden ser técnicos. ¿Usted por que no?

Fui técnico de seleccionados del Atlántico, en varias ocasiones, como encargado, pero no me llamaba la atención. Quería disfrutar de mi vida con mi esposa, con mis hijos.

Y entonces, ¿a qué se dedicó?

Me llegó un contrato para trabajar en El Cerrejón como profesor, y allá estuve 22 años. Hicimos un trabajo interesante con los muchachos y con las niñas, y creo que sembré una nueva semilla. Salí pensionado hace un año y medio. Aquí en Barranquilla disfruto al máximo de la compañía de mi esposa, Rudy Montealegre, con quien llevo 55 años casado, de mis tres hijos y mis siete nietos.

El presente de la selección

Con el nuevo proceso con Pékerman, que comienza oficialmente el domingo, ¿cree que volveremos a un Mundial?

Yo pienso que ojalá Dios ayude a la selección de ahora, como hizo con nosotros, y que podamos volver a un Mundial. Hay un equipo muy bueno, pero todas las cosas son distintas cuando se juegan los partidos; que el futbolista tenga el temperamento de asumir el compromiso, porque puede que alguno se ponga nervioso y eso influye en la motivación. Hay que esperar que, así como juegan en sus equipos, lo hagan con la selección. Pero tengo una imagen positiva.

Por qué nos ha costado...

Por la capacidad emocional, porque es un compromiso con el país. El temperamento de un jugador de fútbol tiene que ser total. Talento hay, pero tienen que sentir que pueden ganarle a cualquier equipo.

¿Falcao es hoy el mejor jugador de Colombia?

Por lo que está haciendo, sí, pero Colombia tiene más jugadores, como James Rodríguez, que tiene el tipo de fútbol que se practicaba antes, más técnico que de fuerza.

¿Y quién es el mejor de la historia?

Es difícil. No sólo ha habido uno, Colombia ha tenido verdaderos cracks como Willington Ortiz, Jairo Arboleda, Humberto Turrón Álvarez. Pero si me la tengo que jugar por un nombre, digo que Carlos Valderrama fue un fuera de serie.

¿Se siente un hombre realizado?

Sí, porque la vida es lo más lindo que Dios nos da, no podemos despreciarla. Soy hijo de Dios, un hombre entregado a Dios.

¿Cómo clasificó Colombia a su primer Mundial?

El equipo nacional debía cumplir las eliminatorias para el Mundial de Chile 62 enfrentando a sus similares de Bolivia y Perú. A última hora los bolivianos cancelaron su participación, entonces la clasificación se jugó de forma directa contra los peruanos en partidos de ida y vuelta. Primero se jugó en el país y la selección ganó 1-0, con tanto de Eusebio Escobar. En Lima se empató 1-1 con tanto de ‘Chino’ Delgado por los locales, y ‘Zipa’ González para los nuestros. En el Mundial, el 30 de mayo, perdieron 2-1 con Uruguay; el 3 de junio, 4-4 con Unión Soviética, y el 7 de junio 5-0 con Yugoslavia. 

Por Olga Lucía Barona Torres

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