Tite le cambió la cara triste al fútbol de Brasil

Después de la peor derrota de su historia, en el Mundial de 2014, y dos fracasos en las Copas América de Chile y Estados Unidos, la “canarinha” volvió por sus fueros.

Redacción deportes
26 de marzo de 2017 - 09:17 p. m.
Tite, el técnico de la selección de Brasil, tiene 55 años y es entrenador desde 1990. / AFP
Tite, el técnico de la selección de Brasil, tiene 55 años y es entrenador desde 1990. / AFP
Foto: AFP - DANTE FERNANDEZ

Aunque en Brasil todo mundo idolatra a Tite, el técnico de su selección de fútbol, poca gente sabe que su nombre es Adenor Leonardo Bacchi y que fue un discreto volante mixto que jugó como profesional entre 1978 y 1989, cuando una lesión lo obligó a retirarse con apenas 28 años de edad.

En cambio, los amantes del balón recitan de memoria su trayectoria como técnico. Comenzó en 1990 y dirigió varios equipos del estadio de Río Grande del Sur, antes de llegar al Gremio de Porto Alegre, su primer grande. Estuvo después en Corinthians, Atlético Mineiro y Palmeiras. También pasó por el balompié de Emiratos Árabes.

Aunque hasta el año pasado había ganado 13 títulos, cinco de ellos internacionales, cuando sonó como candidato para reemplazar a Dunga al frente de la selección verdeamarilla no hubo mucha acogida.

De hecho, los especialistas aseguraban que no tenía muchos méritos como entrenador, pero sí el valor para asumir el cargo en el peor momento del fútbol brasileño, que venía de sufrir la más grave derrota de su historia, el 1-7 ante Alemania en la semifinal del Mundial de 2014, y de dos fracasos en las Copas América de Chile 2015 y Estados Unidos 2016.

Justo cuando Brasil era el hazmerreír del fútbol y parecía que el famoso jogo bonito se había acabado, Tite supo corregir el rumbo y en apenas nueve meses, a punta de triunfos, les devolvió el prestigio a los pentacampeones del mundo.

Bajo sus órdenes, la seleçao ha ganado ocho partidos, siete de eliminatorias y el amistoso con Colombia, jugado en enero pasado como homenaje a las víctimas del Chapecoense.

En sus siete juegos oficiales ha marcado 23 goles y apenas ha recibido dos. Su clave es el manejo del grupo. Les dio confianza a los jugadores y les insistió en que eran ellos los únicos que podían cambiar la historia.

En lo táctico innovó poco. Mantuvo el 4-1-4-1 que casi siempre utilizaba Dunga, pero trabajó duro para que tuviera mayores variantes. Especialmente en casa utilizó dos delanteros o volantes como mucha llegada.

Atrás insistió en la necesidad de ser prácticos a la hora de despejar la pelota y seguros cuando sus zagueros tenían que salir jugando.

Mantuvo a Neymar como capitán y referente. Se apoyó en otros jugadores de experiencia, como Miranda, Marquinhos, Dani Alves, Marcelo, Casemiro y Philippe Coutinho.

Pero también les apostó a caras nuevas: Alisson en el arco, Paulinho, Renato Augusto, Roberto Firmino y Gabriel Jesús, quienes se consolidaron bajo su mando.

Con su victoria del jueves en Montevideo, 4-1 sobre Uruguay, llegó a 30 puntos en la eliminatoria suramericana y aseguró un cupo en Rusia 2018.

Este martes, contra Paraguay, en la Arena Corinthians, sede del equipo con el que Tite logró sus mayores éxitos, entre ellos la Copa Libertadores y el Mundial de Clubes de 2012, Brasil espera celebrar ante su hinchada la clasificación anticipada al Mundial, pero sobre todo la resurrección de su fútbol.

Así esta selección esté lejos del nivel y la magia de las campeonas de los Mundiales de Suecia 1958, Chile 1962, México 1970, Estados Unidos 1994 y Corea-Japón 2002, o las perdedoras pero que hicieron historia en España 1982 y México 1986, con su solidez y contundencia le devolvió el prestigió al scratch y puso a sus integrantes a sacar visa para Rusia.

Por Redacción deportes

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