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Rodó el balón en una de las ligas de fútbol más importantes del mundo. Volvieron los goles y también las polémicas que genera siempre el deporte más popular del planeta. Pero con el buen balance de la jornada 26 de la Bundesliga alemana renacieron las esperanzas de que los campeonatos de otros países, como España, Italia e Inglaterra, sigan el ejemplo, aprovechando que poco a poco las medidas de confinamiento, implementadas desde hace cerca de dos meses, tienden a flexibilizarse en la mayoría de países de Europa.
Con estrictos protocolos sanitarios y de seguridad, que implican grandes esfuerzos económicos y logísticos, se jugaron ocho partidos y este lunes se disputará el noveno, entre Werder Bremen y Bayer Leverkusen, desde las 1:30 p.m. (por Espn).
Tras nueve fines de semana sin fútbol, la sociedad alemana lo recibió con los brazos abiertos, aunque los juegos fueran a puerta cerrada. Una audiencia general calculada en seis millones de hogares, según la web especializada DWDL.de., siguió la jornada por televisión y marcó un récord, con casi el doble de televidentes que en una fecha normal.
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Quedó claro que la población necesitaba un evento en directo, luego de varias semanas de repeticiones y recuentos históricos.
Pero en las canchas lo que no cambió fue el dominio del Bayern Múnich, que regresó a la competición con una victoria de 2 a 0 en el terreno del Unión Berlín.
Un penalti transformado en gol por el polaco Robert Lewandowski en el minuto 40 mostró el camino al gigante bávaro, antes de que el francés Benjamin Pavard, de cabeza, sentenciara el resultado. El Bayern pudo así mantener su ventaja de cuatro puntos sobre el Borussia Dortmund, segundo de la tabla, que el sábado se había acercado provisionalmente al arrollar 4-0 al Schalke 04 en el “Clásico del Ruhr”.
Lewandowski, que antes del receso estaba lesionado, está ya recuperado y suma su tanto número 26 en esta temporada, en la que refuerza su liderato en la tabla de anotadores.
El equipo muniqués dio así un paso más hacia un octavo título consecutivo en la Liga alemana, cuando quedan ahora ocho jornadas para el final del torneo. Pero, sobre todo, el Bayern pudo reencontrarse con la alta exigencia de la mejor manera, después de que el parón de marzo cortara en seco su gran momento, cuando había encadenado 15 triunfos en 16 partidos, teniendo en cuenta todas las competiciones.
Mantener la ventaja sobre el Borussia Dortmund es especialmente valioso, teniendo en cuenta la cercanía del “Klassiker” entre ambos, programado para el 26 de este mes.
En el otro partido de este domingo, el Colonia del colombiano Jhon Córdoba apenas empató 2-2 en casa contra el Maguncia, tras desperdiciar una ventaja de 2-0. El delantero chocoano, que ha marcado 10 anotaciones en el torneo, tuvo una buena presentación durante los 83 minutos que jugó y participó en las dos acciones de gol de su equipo, que tiene como gran objetivo salvar la categoría y, por qué no, acercarse a pelear un cupo para las competiciones continentales del próximo año.
Polémica celebración
Aunque a todos los jugadores se les había recomendado tener el menor contacto posible, especialmente en las celebraciones de los goles, algunos ignoraron esa petición.
El sábado, el delantero del Hertha Berlín Marko Grujic recibió aparentemente un beso en la mejilla por parte de su compañero Dedryck Boyata tras marcar el primer gol en la victoria 3-0 contra el Hoffenheim.
Este domingo Boyata escribió en Instagram que “no era un beso” o “una celebración” ese momento en el que acerca su cara a la de Grujic. “Pido perdón por poner mis manos en la cara de él”, escribió el jugador belga, quien explicó que “le estaba dando instrucciones”.
Ante la polémica, la Liga Alemana de Fútbol (DFL) anunció que no sancionaría a los jugadores que incumplieron el protocolo en las celebraciones, al considerar que estas forman parte del juego.
Tampoco habrá llamado de atención para el plantel del Borussia Dortmund, que luego de su victoria sobre el Schalke y como en tradición en su estadio, fue a la tribuna en la que se ubica la barra popular y saludó simbólicamente a los hinchas, lo que se interpretó en un comienzo como un claro mensaje de rechazo al hecho de jugar a puerta cerrada.