El guardián de las pertenencias de Chapecoense

Este martes en la tarde (5:00 p.m. por Fox) es el duelo entre Atlético Nacional y Chapecoense, en Chapecó, por el partido de ida de la Recopa Sudamericana 2017. Julián López, un paisa de 25 años, es el encargado de recoger las pertenencias de las víctimas del club brasileño.

Paula Andrea Casas Mogollón
04 de abril de 2017 - 12:19 p. m.
Julián López impulsó esta campaña. / Manuel Saldarriaga - “El Colombiano”
Julián López impulsó esta campaña. / Manuel Saldarriaga - “El Colombiano”
Foto: Fabian Baena - Saldarriaga Quintero, Manuel; Saldarriaga Quintero Manuel

Hace poco más de cuatro meses, el 30 de noviembre de 2016, se habían dado cita en el estadio Atanasio Girardot, en Medellín, Atlético Nacional y Chapecoense de Brasil, para disputar la final de la Copa Sudamericana. Sin embargo, dos días antes, el sueño de los jugadores, directivos y algunos periodistas que acompañaban al club brasileño en su histórica hazaña se vio truncado. A sólo cinco minutos de aterrizar en el aeropuerto José María Córdova, el avión de la empresa La Mía entró en emergencia y en cuestión de segundos desapareció del radar. Por falta de combustible, la aeronave se estrelló con el cerro Gordo, ubicado en La Unión (Antioquia).

La tragedia que se vivió en Colombia conmovió al mundo entero y provocó la solidaridad de muchos. Uno de ellos era un joven de 25 años vecino del lugar. Se trata de Julián López, quien sólo pudo llegar al lugar del siniestro un mes después. “Me dio mucha dificultad subir, porque soy discapacitado. Cuando llegué sentí un frío terrible por todo el cuerpo, a pesar de que el celular marcaba una temperatura de 20 °C. Me conmovió mucho ver las fotos de los jugadores con sus familiares y asimilar que todos esos sueños habían terminado. Caminé un poco más y me impactó ver los micrófonos de los periodistas y saber que nadie iba a hablar más por ahí”, le comentó a El Espectador.

Hace un año, mientras instalaba en el techo de una casa la antena de televisión, Julián cayó desde un tercer piso y se fracturó cuatro vértebras de la columna. El parte médico no era alentador, pues le aseguraron que no volvería a caminar. Actualmente, apoyado en sus muletas, ha decidido ser uno de los fundadores de la Corporación Binacional de Hermandad La Unión-Chapecó, que se encarga de recoger las pertenencias de las personas que fallecieron allí.

“El día que fuimos al cerro, Juan Carlos Vallejo, docente de la Universidad Minuto de Dios y cofundador de la corporación, un compañero y yo, vimos una cantidad de medias, calzado y camisas entre la tierra. Nosotros ya habíamos hablado de la posibilidad de ayudar a las familias de las víctimas, y encontramos en la recolección de sus objetos personales la mejor manera”, narró.

Entre la maleza sobresalían las fotos de cada uno de los jugadores con sus familias, acompañadas de la frase: “Sean campeones por ellos”. Esta era la sorpresa que les tenía el utilero Lucas Anderson Donizete para motivarlos antes del juego, ese que no pudieron disputar.

En ese momento comenzaron la labor de recuperar las pertenencias. Lo primero que recogieron fueron maletas rotas, otras sucias, algunas saqueadas, ropa, calzado. La mayoría de esas cosas ya estaban deterioradas y empantanadas porque había pasado mucho tiempo a la intemperie. “Los objetos de valor ya no estaban, porque algunas personas ya se los habían llevado. Unas lo hicieron por curiosas y otras como negocio”, explica López, hincha apasionado de Atlético Nacional.

Todos los miembros de la corporación, que ya son 84, se dieron a la tarea de lavar y poner a secar todo ese material, para luego tomarle fotos y poder enviarlo a las familias de las víctimas. “La parte más difícil era contactarlas porque sabíamos que nos iban a empezar a preguntar por las cosas de valor, como el dinero, las joyas y celulares. Le comentamos primero a Matheus, uno de los hijos de Caio, con quien iba a viajar esa noche, pero por fortuna olvidó su pasaporte y no abordó el vuelo. Él me felicitó por la labor y me dijo que no importaba si era una corbata o una media, sino que era la satisfacción de saber que había pertenecido a su papá y que había sido rescatado”, añadió López, quien además recalcó la valiosa ayuda que le ha prestado el club verdolaga en todo el proceso.

Posteriormente trataron de ponerse en contacto con las viudas de los futbolistas y les llamó la atención la petición de una de ellas, Vanessa de Kempes, por redes sociales. Ella pedía la ayuda de los colombianos para encontrar la Virgen de Aparecida que llevaba el delantero Everton Kempes para todas partes. “Con el trabajo de todos, logramos encontrarla y se la pudimos enviar. Para ella era muy importante, porque era el amuleto de su esposo”, recalcó López, y explicó que también tiene comunicación con otras esposas, entre ellas Aline, viuda de Filipe Machado, y Rosangela, de Cleber Santana, además de los sobrevivientes.

“Hemos hablado con los jugadores sobrevivientes Alan Ruschel, Jackson Follmann y Helio Neto. Los dos primeros están muy motivados con la campaña y en un futuro quisieran venir. Sin embargo, Neto sigue un poco afligido con la noticia y no quiere saber mucho al respecto. De hecho, ha sido el único que ha estado un poco reacio con lo que hacemos porque cree que estamos saqueando las cosas. Pero esta reacción es muy comprensible, pues las heridas aún están abiertas”, concluyó López.

Aunque el sueño de Julián y los otros miembros de la Corporación era viajar a Chapecó para el duelo de esta tarde, a las 5:00 contra Atlético Nacional, por la Recopa Sudamericana, asegura que esperará el momento adecuado para reencontrarse con los familiares y entregarles las pertenencias de sus seres queridos. Sin embargo, le hará llegar al equipo una máquina de recuperación física y fisioterapia, que tiene un costo monetario elevado y está prácticamente intacta, para que Chapecoense pueda usarla.

Un lugar de esperanza en el cerro Chapecoense

La Corporación Binacional de Hermandad La Unión-Chapecó quiere adquirir los terrenos que quedan en cerro Gordo, ahora cerro Chapecoense, avaluados en $2.000 millones aproximadamente, y construir allí una capilla con museo y canchas de fútbol. Para cumplir este objetivo tienen previsto realizar una campaña en la que cada niño done $1.000 y deje sus datos para un libro, que a futuro estará en el lugar.

Los elementos que no sean de tanto valor sentimental para las familias y que quieran donarlos pueden pertenecer al museo, al igual que algunas pertenencias del club y partes del avión, que la Aerocivil ya donó.

Por Paula Andrea Casas Mogollón

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