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Apareció la jerarquía verdolaga

En apenas 15 días Nacional pasó del infierno a la gloria. Casi eliminado de los cuadrangulares por haber perdido los dos primeros partidos, recuperó eso que se llama mística y volvió a celebrar.

Redacción Deportiva
18 de julio de 2013 - 05:06 a. m.
Jugadores de Nacional  celebran el primer gol con Jéfferson Duque. / Andrés Torres
Jugadores de Nacional celebran el primer gol con Jéfferson Duque. / Andrés Torres
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Ganó los puntos necesarios para clasificar a la gran final y en esa instancia sacó su jerarquía para superar a un guerrero Santa Fe, que injustamente se quedó sin Liga ni Copa Libertadores.

Anoche, en el estadio El Campín, más rojo que nunca, el conjunto verdolaga jugó su mejor partido del semestre y venció 2-0 a los cardenales para conquistar su duodécima estrella, tan valiosa como cualquiera de las once anteriores, así a buena parte de sus hinchas no les guste el estilo de juego del equipo del técnico Juan Carlos Osorio, quien se salió con la suya y sumó su tercer título en un año con el cuadro verde, pues había logrado las coronas en la Copa y la Superliga.

Y ganó con justicia, porque ayer fue más que su rival. Planteó un partido inteligente, fue seguro atrás y práctico de la mitad hacia delante. También contó con la suerte que necesitan los campeones y aprovechó el desgaste físico de Santa Fe, que jugó 50 partidos en cinco meses, buena parte de ellos de alta exigencia.

El partido en Bogotá era tan parejo y cerrado como el que se jugó el domingo en Medellín. Con mucha lucha en la mitad del terreno, pero pocas opciones de gol. Hasta que a los 38 minutos Jéfferson Duque enfrentó a los centrales albirrojos, les ganó en potencia y remató fuerte para vencer a Camilo Vargas.

Hasta ese momento Nacional no era mejor que Santa Fe, que era el que manejaba la pelota e intentaba llegar a predios de Franco Armani. Pero de ahí en adelante sí marcó diferencia. Primero porque se consolidó en su trabajo defensivo y segundo porque comenzó a aprovechar los espacios que dejaba su rival.

El segundo período fue muy bueno. Los rojos, con pundonor y vergüenza, salieron por el empate y generaron llegadas con Jéfferson Cuero y Wílder Medina.

Después llegaron los cambios de lado y lado, y el duelo se volvió de ida y vuelta. Duque pudo liquidar en dos ocasiones, pero falló. Cuero desperdició la más clara de los cardenales cuando enfrentó en solitario a Armani.

Y a ocho minutos del final llegó la puntilla. Luis Fernando Mosquera aprovechó una magnífica jugada de John Pajoy y Macnelly Torres para anotar su primer gol del torneo, el que sentenció la contienda, pues aunque Santa Fe siguió luchando, ya no tuvo cómo si quiera descontar.

Él árbitro Ímer Machado señaló el centro del terreno poco después y comenzó entonces la celebración más triste en la historia del torneo colombiano. En el estadio solamente jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y unos pocos familiares pudieron gozar la ceremonia de premiación, por razones de seguridad y disposición de las autoridades locales y nacionales, que no permiten hinchas visitantes en los partidos definitivos del torneo.

Tristes, pero con la tranquilidad de haberlo dejado todo en la cacha, los jugadores santafereños recibieron con hidalguía las medallas de subcampeones, poco premio para tan excelente campaña.

Pero nada puede empañar el título verdolaga, porque al final Nacional, incluso en las estadísticas, fue el mejor. Sumó 46 puntos, uno más que Santa Fe, que desde ya comenzará a trabajar para buscar una nueva revancha ante el conjunto antioqueño, que también lo había superado en 2005, pero con empate en Bogotá y victoria 2-0 en Medellín.

Los verdes llegaron así a 12 estrellas, cinco de ellas en los últimos ocho años, lo que los convierte en el club más ganador del siglo. Y por eso su hinchada todavía celebra con el equipo, que anoche mismo viajó a la capital de la montaña.

Osorio, un técnico metódico, disciplinado y estudioso, les ganó la partida a todos sus detractores. Su equipo, criticado porque ganaba pero no gustaba, ayer dio una lección y se impuso sin atenuantes en una plaza complicada y ante el favorito de todos. Una vez más el fútbol demostró que las finales no se juegan, se ganan. Nacional lo hizo y alegró a sus millones de hinchas en todos los rincones del país.

Por Redacción Deportiva

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