Así se juega

 Es increíble como esta versión actual de Millonarios, en la Copa Nissan Suramericana, contrasta con el equipo dirigido hasta hace poco por el uruguayo Martín Lasarte, advirtiendo que son los mismos jugadores.

Hernán Peláez R.
01 de noviembre de 2007 - 06:26 a. m.

 Es increíble como esta versión actual de Millonarios, en la Copa Nissan Suramericana, contrasta con el equipo dirigido hasta hace poco por el uruguayo Martín Lasarte, advirtiendo que son los mismos jugadores.

Si el Cúcuta, en gran campaña, se instaló en las semifinales de la Copa Libertadores, este Millonarios, en una época donde el fútbol es especulativo y la prioridad la tiene la preparación físico-atlética, demostró una vez más, que basta contar con unos cinco jugadores en excelente nivel y se consiguen metas como esta de llegar a semifinales.

El arquero Eduardo Blandón, revelación por su serenidad y seguridad; Gonzalo Martínez, quien emigró a Italia como lateral derecho, luce hoy convertido en un rápido y eficaz zaguero central; Rafael Robayo, un luchador incansable, quitador de balones como el mejor; Johnatan Estrada, para mí, el jugador con mayor futuro y proyección, maneja la pelota con zurda y claridad, y Ricardo Ciciliano, quien de los nueve goles azules convirtió hasta ahora seis, se constituyeron, todos ellos, en la base y soporte para ganar en Perú, Chile y Brasil.

Mientras en el campeonato local, los números no alcanzan aún para arrimarse a los cuadrangulares, el público seguidor de Millos descubre en esta competencia la oportunidad, quizás no para recordar brillantes momentos del pasado, pero sí para disfrutar victorias como ésta ante el mejor equipo del Campeonato Brasileirao, ya casi campeón, al que superó por tres goles de diferencia en el resultado global.

Claro que el técnico Mario Vanemerak, reconocido por su apego a los colores azules, los cuales supo defender dentro del campo, es responsable en gran parte de eso que se extraña en tantos equipos: amor y entrega, así sean profesionales, factores que supo contagiar a sus dirigidos.

Por lo pronto, Millos espera el rival, porque si clasifican dos argentinos o dos mexicanos, tendrán que decidir entre ellos, si es que la reglamentación no la cambian. Por eso, la alegría que regala Millonarios de esta copa es para vivirla y agradecerla, porque así es que se juega en estos días.

Por Hernán Peláez R.

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