En fuerte gresca terminó el clásico caleño

Cuando el reloj marcaba el minuto 37 del segundo tiempo, el árbitro central del compromiso, Wilmar Roldán, decidió suspender el compromiso que ganaba el Deportivo Cali al América por la mínima diferencia.

El Espectador
09 de marzo de 2008 - 08:33 p. m.

Tras los incidentes, el juez fue abordado por los cuerpos técnicos de los dos equipos para que diera explicaciones y fue allí en donde el entrenador de los ‘diablos rojos', Edison Umaña, tumbó al piso al DT azucarero, Daniel Carreño quien quiso reaccionar, pero sus jugadores impidieron que tomara retaliación.

Con este incidente los ánimos no sólo estaban caldeados en las graderías sino también en el interior de la cancha, motivo por el cual el juez Roldán decidió dar por terminado el partido.

Aunque los organismos de seguridad lograron que los alterados hinchas abandonaran el estadio, los incidentes continuaron en la parte externa de las instalaciones del Pascual Guerrero. Según las primera versiones, no menos de 20 ambulancias salieron con heridos a bordo de las zonas adyacentes.

El partido

Pese a la manera cómo finalizó el clásico 261, no hay que hacer caso omiso del gran partido que jugaron verdes y rojos, con victoria para los primeros.

Si bien es cierto que América nunca cesó y fue un equipo arrollador con un juego vertical que levantaba a la tribuna con cada llegada a los predios del portero Óscar Córdoba, los azucareros eran los encargados de la pausa y del orden ofensivo.

De hecho, fue esa la manera como se llevaron el clásico después de haber perdido los tres últimos. A los 15 minutos Paolo Frangipane cobró un tiro libre que cabeceó en el primer palo Fredy Hurtado para poner el único tanto de la noche.

El partido continuó con las mismas emociones que lo caracterizaron al inicio y ya en los últimos minutos se podría decir que los americanos tenían ‘contra las cuerdas' a los verdes, quienes trataban de sacudirse con contragolpes rápidos, pero era mayor el dominio rojo.

Fue entonces cuando el juez decidió parar el compromiso con el ánimo de que se pudiera restablecer el orden en las tribunas, pero la protesta del banco rojo no se hizo esperar porque consideraba que dicha postura perjudicaba al América. Fue entonces cuando se acercó Carreño al tumulto de gente que rodeaba a Roldán para ponerse al tanto de la situación y cuando Umaña le propinó el golpe que lo envió al piso.

Después de esos sucesos el fútbol en Cali no se vio más y sí diferentes operativos de la policía por devolver la calma dentro y fuera del campo.

Por El Espectador

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