La noche en la capital de Caldas era fría y Mauricio Casierra, con un potente remate, se encargó de volverla, además, tenebrosa.
El ex jugador de Once Caldas finalizó un entretenido primer tiempo de la mejor manera. Aprovechó un mal despeje de la zaga blanca para sacar un disparo inatrapable para Héctor Landázuri. Silencio en el estadio Palogrande y desconcierto en el banco local.
Pero ese desconcierto en Juan Carlos Osorio no duró mucho. Ajustó líneas, oxigenó al equipo con nuevos ingresos al campo y a la postre, la victoria. Millonarios lució mal al intentar detener a un inclemente Once Caldas.
El gol del empate (m. 66) fue desordenado, sin ideas, pareció más de un juego de potrero, pero igual valió. Júbilo en las tribunas, incluso con Osorio en ellas, quien por sanción se ubicó tras las rejas para disfrutar del partido.
El Once Caldas del segundo tiempo sin duda alguna que tenía algo diferente al del primero. Con el ánimo de regular energías por aquello de participar simultáneamente en tres competiciones, los de casa apostaron por el orden en defensa y permitieron que Millonarios se fuera motivado en busca de la ventaja que había perdido.
Y sí que resultó la estrategia, pues con una larga habilitación, Dany Santoya se encargó de eludir a defensas primero, y luego al arquero, para completar la remontada.
Ya Millonarios no pudo más. Adiós ideas de creación y bienvenido el juego de puro corazón. Pero como no es ese con el que se logran los triunfos, a nueve minutos del final Dayro Moreno terminó de sepultar las esperanzas de, al menos, un empate.
Moreno aprovechó los espacios que cedió Millonarios en defensa y se coló entre los centrales para luego enfrenar a Juan Ángel Obelar y abatirlo sin piedad. Fin del sueño azul y deleite para el albo.
Con el resultado Once Caldas logró la séptima unidad en la Liga, las mismas que tiene Millonarios, y ahora visitará a Nacional en la próxima jornada. El equipo bogotano, por su parte, recibirá a Boyacá Chicó.