:format(jpeg)/www.elespectador.comhttp://thumbor-prod-us-east-1.photo.aws.arc.pub/uaN9WWE_fFNKQYcxK1ynq4C0wzk=/arc-anglerfish-arc2-prod-elespectador/public/SMWIKIH22VF5HMANN2IH4K4NSM.jpg)
Cali campeón. Tras 10 largos años de espera el equipo azucarero volvió a celebrar un título de Liga, luego de empatar anoche 1-1 ante el Independiente Medellín en el estadio Atanasio Girardot y ganar la serie 2-1. El gol del equipo verde fue obra del juvenil Andrés Felipe Roa, mientras que el DIM descontó por parte Charles Monsalve. Vladimir Marín desperdició un penalti para el Poderoso, lo que pudo cambiar drásticamente el resultado final.
La espera parecía eterna. La hinchada del Deportivo Cali se había acostumbrado a quedar cerca de ganar y la novena estrella parecía una proeza casi imposible de lograr. Se había intentado de muchas maneras levantar un trofeo. En su momento se le apostó a armar nóminas de lujo, a traer técnicos extranjeros con recorrido internacional y de renombre. Se había jugado en el estadio Pascual Guerrero y en el de Palmaseca. Muchos habían sido los intentos por parte de los directivos para volver a la época gloriosa. Quizás en muchas ocasiones se improvisó, no se dio la suficiente confianza a los que llegaban o tal vez la paciencia no alcanzaba. Así pasaron y pasaron oportunidades pero la solución estaba en casa, en las inferiores, en los pelaos que desde pequeños han sido formados con la identidad del Cali pero que no se les estaba dando la confianza necesaria. Los que llegaban a destacarse, apenas hacían dos o tres cositas, ya eran vendidos al exterior pensando más en el bolsillo que en el éxito deportivo. Esta vez fue diferente y el resultado también lo fue.
“Con un técnico como ‘El Pecoso’ a esos pelaos no los para nadie”, era común oír en las conversaciones de muchos hinchas del Deportivo Cali que se reunían en la sede deportiva de Pance. La confianza en el técnico manizaleño, de 66 años, era total. Por eso desde que se anunció su llegada el entusiasmo fue total. Todos se “empecozaron” y el éxito se vio desde el momento en el que se vendieron los abonos para la temporada. Lleno casi total en todos los partidos disputados en Palmaseca.
Eso de que los pelaos correrían con “El Pecoso” fue una realidad y partido a partido aparecieron nombres que para muchos eran desconocidos, como el de Harold Preciado, Rafael Santos Borré, Andrés Felipe Roa, Kevin Balanta, Mateo Casierra, entre otros, quienes entendieron que de camiseta no se ganaba y que había que meter, correr, dejar la vida en cada pelota y luchar como le gusta a una hinchada exigente. Poco a poco el equipo se fue acoplando. Esa juventud, más la experiencia de hombres como Andrés Pérez, Cristian Nasuti, Ernesto Hernández y Víctor Guazá, más el talento de jóvenes con un poco de mayor recorrido como Juan David Cabezas, Yerson Candelo, Miguel Murillo y Germán Mera, fue una mezcla ideal. Una ecuación exitosa que deja como resultado un título, una estrella, la novena, la que todos soñaban pero no veían tan cerca desde 2013-2 cuando el Cali perdió la final ante Atlético Nacional.
La tarea para los directivos del Cali es seguirle apostando a esta fórmula. A darles la oportunidad a unos futbolistas con calidad mayor a la de los extranjeros que con los presupuestos que maneja el fútbol colombiano pueden venir. Es cierto que el deporte es un negocio y al momento que llegue alguna oferta por una de las joyas de este equipo habrá que analizarla, pero con lo que ha demostrado este equipo se debe tratar de mantener la nómina y pensar en grande. Por ejemplo en un título internacional, que por cierto le es esquivo a los equipos nacionales desde 2004 cuando el Once Caldas ganó la Libertadores. El Deportivo Cali, por ganar el título ayer, representará al país en la Libertadores de 2016, la que será un reto lindo para el Pecoso y su kínder que ya se graduó.