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Carlos Valdés: Pensé en renunciar a todo

Cuando la carrera profesional de este futbolista vallecaucano estaba comenzando, su madre falleció. Aunque era muy joven logró salir adelante.

Ricardo Arce / Especial para El Espectador
19 de agosto de 2014 - 02:00 a. m.
Carlos Valdés fue uno de los jugadores que hicieron historia con la selección de Colombia tras alcanzar los cuartos de final en el Mundial de Brasil 2014. / EFE
Carlos Valdés fue uno de los jugadores que hicieron historia con la selección de Colombia tras alcanzar los cuartos de final en el Mundial de Brasil 2014. / EFE

Aunque no fue titular con la selección de Colombia durante el Mundial de Brasil 2014, Carlos Valdés siempre estuvo presente en los planes del estratega argentino José Néstor Pékerman. Tanto así que en la victoria 4-1 ante Japón el zaguero central fue inicialista.

“Cada uno puso su grano de arena para esta gran campaña en el Mundial, incluso los compañeros que por alguna razón no estuvieron, pero que fueron parte de este proceso y jugaron en las eliminatorias”, expresó Valdés, quien a sus 29 años de edad regresó al fútbol norteamericano, después de muchas especulaciones sobre su continuidad en San Lorenzo de Argentina.

El jugador, que debutó en el Real Cartagena en 2003, no siguió en Argentina por inconvenientes económicos con el club azulgrana. Aunque fue muy criticado por esta decisión, el vallecaucano manifestó su alegría por regresar al fútbol estadounidense. “Estoy muy emocionado por estar aquí de nuevo, porque el club ha hecho mucho por mí. Cuando me fui de Filadelfia siempre tuve en mente volver, porque esta es mi segunda familia. Tan pronto finalizó el Mundial ya estaba pensando en el momento de volver”.

Precisamente, casi un mes después de la cita orbital, el defensor colombiano dialogó con El Espectador sobre sus experiencias personales y profesionales.

¿Cómo fue el recibimiento después del Mundial?

Espectacular. Yo creo que a través del tiempo y después del último partido ha pasado un poco la fiebre de la gente por quererlo tener cerca de uno, pero el reconocimiento, el agradecimiento y el orgullo se mantienen intactos. Hoy, donde uno quiera que va, por donde uno pasa, el colombiano se siente identificado con esta selección y con todo lo que pasó en Brasil.

¿Esperaban obtener estos buenos resultados en Brasil?

Cada vez que íbamos a una concentración, desde los partidos de eliminatoria, estábamos convencidos y sabíamos qué grupo teníamos, lo que debíamos hacer y sabíamos que podíamos alcanzar cosas muy importantes para nosotros y para el país. A veces se comentaban cosas, se cuestionaban decisiones en el interior de la selección, pero el grupo siempre se mantuvo, siempre sabía a dónde ir y el cuerpo técnico fue clave para marcar nuestro camino.

¿El respeto que existía entre ustedes fue vital para llegar a donde llegaron?

Claro. Yo creo que uno de los valores más importantes del grupo fue precisamente el respeto, el hecho de entender que todo era beneficioso  y no para alguno. Siempre hablábamos de poner los objetivos grupales por encima de los objetivos personales y eso indicaba que si alguno tenía la oportunidad de ser titular, o lo que sea, el que estaba sentado en el banco o el que estaba afuera tenía que apoyar y ayudar para que el equipo se mantuviera fuerte.

¿Qué vio de diferente en el trabajo de Pékerman al resto de los entrenadores que han pasado por Colombia?

Pékerman es un hombre que sabe de fútbol y conoce de este deporte. Si le preguntas por algún jugador de la selección de Irán, Brasil, Francia o cualquier otro, lo conoce. Ve mucho fútbol, y eso sin duda ayudaba muchísimo porque cada vez que ibas a enfrentar a alguien sabía a quién te estabas enfrentando, qué cualidades tenía, qué condiciones, qué debilidades, y eso el profe lo entregaba al grupo de una forma muy clara. Pero después hay que decir que es un gran líder con un gran grupo de trabajo. Cada quien se hacía responsable de sus tareas y eso permitió que se formara una familia.

¿En qué momento y en qué lugar estaba cuando lo convocaron, porque me imagino que para usted será un día inolvidable?

En Buenos Aires. Estaba muy ansioso, obviamente, porque ya llevaba cinco meses en Argentina y este año sólo hubo un partido Fifa, ante Túnez, y yo no estuve en esa convocatoria, hasta que el 18 de mayo recibí la noticia de mi convocatoria.

Está en el mejor momento de su vida futbolística. ¿Le duele que no esté la persona más importante de su vida, su madre?

Eso es algo que siempre voy a llevar en mi corazón, siempre me pongo a pensar qué pasaría si hoy mi madre estuviera viva, siempre pienso en eso porque a veces necesito pedirle un consejo a alguien, estar claro en algo, en alguna decisión que tenga que tomar, que tenga que ver con mi futuro, con mi carrera, con lo que voy a hacer, y siempre he pensado que ese era el lugar de ella. Si tuviera la oportunidad de hablar con ella así fuera un minuto, 30 segundos, lo que fuera, le diría algo que nunca le dije y que se lo he dicho en mis oraciones, la abrazaría como nunca y le diría que la amo con todo mi corazón.

¿Duele pensar que se fue mucho antes de cuando debió haberse ido?

Ella se fue muy rápido. Tenía 44 años y yo 17, eso fue antes de irme a Cartagena. Ese golpe por un momento fue tan difícil que yo pensaba renunciar a todo, como empezar a buscar otra manera de sostener la familia y de organizarnos. Pero después, cuando empezó a pasar el dolor, como que vino una energía renovadora que me ayudó para salir adelante.

elgatoarce@hotmail.com

 

@ELGATOARCEARCE

Por Ricardo Arce / Especial para El Espectador

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