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Debemos construir la credibilidad en el fútbol: Jorge Perdomo

El nuevo presidente de la Dimayor, abogado opita de 58 años, es consciente de la responsabilidad que recae sobre sus hombros al aceptar ser dirigente en plena crisis.

Olga Lucía Barona Torres
29 de noviembre de 2015 - 02:44 p. m.
Jorge Perdomo, el nuevo presidente de la Dimayor.  / Luis Ángel - El Espectador
Jorge Perdomo, el nuevo presidente de la Dimayor. / Luis Ángel - El Espectador
Foto: LUIS ANGEL

“Pregúnteme lo que quiera, soy un hombre sin secretos”. Así comenzó la charla con el nuevo presidente de la Dimayor, Jorge Fernando Perdomo, un huilense de 58 años de edad, abogado de la Universidad Externado, casado hace 33 años con Esperanza Vega y padre de Jorge Sebastián, gastrónomo de profesión y quien le dio el mayor regalo de su vida: su nieta Mariana.

Creció en el barrio Altico, de Neiva, y como todo niño soñó con ser futbolista. Incluso integró la selección de fútbol de su colegio hasta que una rotura de tibia y peroné lo llevó derecho a la carrera de abogacía, su otra pasión. “Desde ahí me volqué hacia el golf, soy todo un handicap 10”, dice con orgullo.

Confiesa Perdomo que fue un estudiante pilo, pero muy desjuiciado, que pasó por todos los colegios y lo echaban. Por suerte, en su sueño de convertirse en abogado encontró el juicio y fue un excelente alumno en el Externado. También hizo una especialización en derecho comercial y por casualidad conoció al entonces gobernador del Huila, Álvaro Sánchez Silva, quien lo nombró secretario privado, apenas con 22 años de edad. Luego fue diputado del departamento durante dos períodos. Fue también presidente de la Cámara de Comercio y del Club Campestre de Neiva durante 12 años, en los que lideró, claro, la construcción del campo de golf.

Inquieto por la política, también incursionó en ella. Fue gerente de la campaña de Andrés Pastrana a la Presidencia y de Álvaro Uribe, así como candidato a la Gobernación del Huila. “Soy un hombre convencido de que el proceso de paz que está adelantando el presidente Juan Manuel Santos debe salir adelante y tiene mi apoyo y el del fútbol. Ya estamos pensando en nuestra responsabilidad social en el posconflicto”.

Del escritorio a los estadios

En 2005, cuando la guerrilla asesinó al que fuera presidente del Atlético Huila, Jaime Lozada Perdomo, el mayor accionista del club (su hijo Jaime Lozada Polanco) le ofreció el cargo. Y eso lo motivó para aceptar, porque ya antes lo había rechazado. Cuando asumió no sabía que el equipo estuviera al borde de la quiebra y muy cerca del descenso. “Por fortuna todo lo que había construido durante mi vida pública en la ciudad de Neiva me sirvió para que las empresas más importantes del departamento me dieran la mano para convertir al Atlético Huila en un equipo solvente económicamente”.

En cinco años de presidencia en el equipo opita, entró cuatro veces en cuadrangulares, jugó dos finales y estuvo en una Copa Sudamericana. Entonces el uniforme del Huila alcanzó a tener la no despreciable cifra de 17 patrocinadores.

Después de cinco años dio el salto al Comité Ejecutivo de la Federación Colombiana de Fútbol y hoy es el orgulloso presidente de la Dimayor.

¿Y por qué quedarse en el fútbol?

Mantuve mi ejercicio de abogado, pero el fútbol me fue atrapando. Me enamoró, me apasionó. Es una sensación que te consume. Cuando estaba de presidente del Huila perdimos un partido frente al Bucaramanga, lo que nos obligaba a ganar los siguientes cinco juegos para no descender. Esos fueron momentos de mucho estrés, incluso terminé con un problema físico, un problema de motricidad fina en mi mano derecha. Pero también hay muchas satisfacciones y, en el balance, ganan. Sabía que en ese momento sería juzgado como el hombre que descendió al Huila y eso no me lo podía permitir. Ese año entramos a los cuadrangulares, pero lo primordial era mantener la categoría, y lo logramos.

¿Es un poco masoquista aceptar el cargo de dirigente de fútbol en momentos en que están en el ojo del huracán por el escándalo de corrupción de la FIFA?

Soy consciente de la responsabilidad que tengo. Lo principal es reformar los estatutos para que haya una hoja de ruta perfectamente clara y conocida por todos los clubes, respecto a que sepan cuáles son sus responsabilidades y obligaciones. Vamos a construir un código de ética y de buen gobierno para que nuestras actuaciones estén causadas en ese código y todos nuestros movimientos estén para el escrutinio público. Debemos construir la credibilidad en el fútbol, estamos atravesando un momento muy difícil, y queremos mandar un mensaje al país de confianza y de transparencia en el fútbol.

¿Qué opinión tiene de la actual situación de Luis Bedoya?

Este escándalo de la corrupción del “Fifagate” lamentablemente le ha correspondido a Luis Bedoya, de lo cual no voy a hablar, no lo quiero hablar, lo advierto, porque no quiero entrar en terrenos de las especulaciones y las elucubraciones, porque además él deberá regresar al país y explicarnos qué fue lo que sucedió o que sean los órganos de control los que lo hagan. Como no sé absolutamente nada de lo que ha pasado, no voy a hablar de eso.

Pero usted lo conoció bien, ¿debe estar pasando un mal momento?

Los abogados dicen silencio en el foro.

¿Es sano para el fútbol que un dirigente dure tantos años al frente de una entidad, como Álvaro González en la Difútbol?

Reconozco a Álvaro González como un dirigente histórico, pero por lo que usted me pregunta, no lo quiero contestar. Él y yo estamos en la misma categoría, es una responsabilidad que deben tomar las ligas y si lo han reelegido es porque ha hecho las cosas bien.

¿No cree injusto que los jugadores de los equipos de la B tengan que viajar por tierra?

Estoy de acuerdo. Con Ramón Jesurún el fútbol ha tenido la mayor transformación de toda la vida. Se multiplicaron los ingresos económicos, la cifra se multiplica por 17. La situación es estable, pero se puede seguir creciendo. No podemos permitir un torneo tan asimétrico, hay equipos que están en la B que tienen ciertas ventajas como desplazarse en avión, eso debe cambiar. Los clubes deben tener las mismas condiciones y obtener recursos para que todos tengan su sede deportiva con sus canchas para formar el talento humano en condiciones dignas.

¿Ha pensado en alguna estrategia para erradicar la violencia en el fútbol?

Está claro que los equipos deben tener carnetizadas a sus barras bravas y eso permitirá identificar a los vándalos.

Pero esa ya era una decisión tomada, entonces, ¿desde cuándo se implementará?

Ya se tomó esa decisión y estamos en mora de cumplir. Nos toca implementar medidas con la participación de las autoridades. Eso tiene un costo y los recursos deben tener un fin específico.

¿Tiene alguna otra idea en mente para desarrollar durante su mandato?

Estoy dispuesto a escuchar. Tenemos unas ligas muy reconocidas, apasionantes y rentables, y un fútbol muy competitivo que debe seguir creciendo. Toca llegarles a más patrocinadores y mostrarles que acá hay un buen proyecto.

Por Olga Lucía Barona Torres

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