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La Fortaleza de Pacheco

El técnico del club bogotano, que jugará el partido de ida de la final de la B frente a Rionegro, está cerca de lograr el sueño de ascender a la A.

Luis Guillermo Montenegro
22 de noviembre de 2013 - 04:04 a. m.
Hernán Pacheco lleva un año trabajando con Fortaleza F.C. / Gustavo Torrijos - El Espectador
Hernán Pacheco lleva un año trabajando con Fortaleza F.C. / Gustavo Torrijos - El Espectador

“El fútbol no es ni de edad, ni de tamaño, ni de clase social. El fútbol es de condiciones”, cuenta Hernán Pacheco, el samario que dirige Fortaleza F.C. y quien cuando era técnico de Lanceros Fair Play le dio a Radamel Falcao García, con 13 años, la oportunidad de debutar en la Primera B. Pacheco es un hombre entregado a Dios y a su trabajo y justamente gracias a su proyecto con el equipo capitalino está cerca de cumplir el sueño de todos los entrenadores en formación: llegar a la primera división. Hoy, a partir de las 8:10 p.m. (Win Sports), Fortaleza recibirá en el estadio de Techo a Rionegro, en el juego de ida de la final del Torneo Postobón II.

Hernán había tenido experiencia en la Primera B con equipos como Lanceros y Bogotá F.C. Por eso, luego de encontrarse trabajando en la Escuela de Formación de Fortaleza, fue elegido como técnico del plantel profesional desde el mes de marzo, en reemplazo de Roberto Vidales. Cuando asumió como DT, el equipo se encontraba en la posición 16, lejos de los primeros puestos y de jugar a un gran nivel. Sin embargo, con su proyecto serio, que ha contado con el apoyo de su asistente Maximiliano Flotta, hoy logra que este club esté cerca de conseguir el ascenso. Deberá vencer a Rionegro en esta final y luego a Autónoma, campeón del primer semestre. “Estamos cerca, pero hay que ir paso a paso. Han sido siete meses de mucho trabajo, disciplina y entrega de los jugadores. Somos finalistas, pero aún no campeones”, reconoció.

¿Qué característica le ha inculcado a Fortaleza?
Primero que todo la parte espiritual. Que sepan que creyendo en Dios y haciendo las cosas como él manda, todo va a salir bien. Ya en la parte deportiva lo que les pido es actitud. Lo táctico y técnico sale a flote con el tiempo y el trabajo.

¿En qué ha cambiado usted desde que dirigió Lanceros?
La madurez, la preparación, la experiencia. En la parte personal soy mejor con mi familia y los conocimientos cada vez son mayores. Cada experiencia de los equipos que he dirigido la he aplicado ahora.

Primera vez en estas instancias...
Sí, ha sido una gran bendición de Dios, por la perseverancia que he tenido. Las noches de oración de mi familia y mis amigos han valido la pena. Siempre he soñado con dirigir en la A. Tuve la oportunidad de estar con el Chicó en el semestre que salió campeón. Pero ahora es diferente.

¿A qué técnico toma como referente?
El estilo de Marcelo Bielsa me encanta, porque es un técnico que maneja muy bien la parte logística y eso a mí me gusta. Se preocupa por el jugador porque sea ordenado y esté bien. Además, su temperamento arrollador y el orden táctico que les inculca a sus futbolistas. Todo eso trato de aplicarlo en mi trabajo.

¿Qué le dejó de experiencia su vida como profesor de educación física en colegios?
Lo que es la pedagogía. Esa metodología trato de aplicarla en el fútbol. Uno necesita eso para manejar los grupos. El liderazgo es la clave para ser técnico, más cuando uno maneja muchachos de varias regiones.

¿Cómo enfrentar a Rionegro?
Con toda la tranquilidad. Todos los partidos que hemos jugado con rivales fuertes como Millonarios, América o Cartagena, los hemos afrontado con la misma idea. Yo les digo a mis jugadores que esto ya no es de nombre. Rionegro es un equipo tradicional de la B y por eso jugaremos con esa idea. La clave será quitarle la pelota, apretarlo en la mitad, y cuando robemos el balón, meterle profundidad.

¿Qué opina sobre los grandes que bajan a la B y los pequeños que suben a la A?
Lo que pasa es que los equipos de la B están trabajando de una manera ordenada, planificando y pensando diferente, mientras que hay algunos equipos de la A que son un despelote y por eso terminan así.

lmontenegro@elespectador.com

@luisguimonte

Por Luis Guillermo Montenegro

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