Johnny Vásquez ganó su batalla

Johnny Vásquez en el momento en que le entregan el uniforme de entrenamiento del Júnior de Barranquilla. / Cortesía El Heraldo

“Dios les da las batallas más duras a sus mejores soldados”. Esa frase la ha tenido en mente Johnny Vásquez desde el 13 de junio de este año, cuando en unos exámenes de rutina se le encontraron serias anomalías en su sangre, lo que terminaría como diagnóstico final en una leucemia mieloide crónica, un tipo de cáncer que se inicia en ciertas células productoras de sangre de la médula ósea. Ante semejante noticia, el jugador del Júnior de Barranquilla en lo primero que pensó fue en su familia: en sus hijos Manuela y Alejandro y en su esposa Paola Andrea. ¿Por qué a mí?, se preguntaba. Sin embargo, con el pasar de los días se comenzó a dar cuenta de que todo sería para bien y que gracias a que la enfermedad se había diagnosticado a tiempo, su vida no correría peligro. Su familia lo rodeó, sus padres Nadimi Salazar y Emilson Vázquez viajaron desde Santander de Quilichao a acompañarlo en su proceso, además de su suegra, quien también estuvo muy pendiente. Volver a pisar una cancha de fútbol se convirtió en una ilusión y esta semana, tras más de cuatro meses de lucha, se reincorporó a los entrenamientos con el Júnior, club que siempre estuvo muy pendiente de su situación.

En un principio su meta era volver a los entrenamientos luego de tres meses. Sin embargo, ese tiempo se fue dilatando y eso hizo que comenzaran a llegar las dudas. “Es difícil, porque uno tiene una ilusión pero por circunstancias esos tiempos se hacen más largos”, le cuenta Johnny a El Espectador. Su día a día fue tranquilo a pesar de la vivencia, algo que según él solo explica “una paz que sobrepasa todo entendimiento”. El médico Jaime Villanueva estuvo al tanto de la recuperación, que fue mucho más sencilla que la del jugador bogotano Mario González, quien tuvo una vivencia similar, porque a Vásquez le encontraron la enfermedad en una etapa crítica, mas no aguda, lo que quiere decir que su organismo había sido menos afectado que el del volante de Millonarios.

Con González tuvo cercanía en estos meses. Una mañana, cuando Johnny estaba recogiendo una historia clínica, recibió una llamada de un número desconocido, y era Mario. “Me habló sobre la enfermedad, de creer en Dios, de tener mucha fe, y me dio muchas recomendaciones para el cuidado personal. Me dijo que para superar el momento tenía que confiar en Dios, tener buena actitud durante el proceso y estar bien alimentado”, recuerda Johnny, quien así como Mario, ha podido cumplir su meta de estar sano.

Ese anhelado día llegó. Con el alta médica se presentó el jueves a la sede deportiva del equipo costeño y se puso a las órdenes del técnico Alexis Mendoza, quien fue uno de los más emocionados. Luego le entregaron el uniforme, se puso lo guayos y a la cancha. “Sentí una sensación similar a la del debut como profesional. Una felicidad que se confundía con nervios y susto. Claro que espero que con el día a día vaya sintiéndome mejor”, reconoció.

Recuperar la parte física será su principal objetivo en este mes. Justamente el plan que tiene junto al cuerpo técnico es tomar un mes de adaptación. En las primeras dos semanas se hará un trabajo suave en el que se buscará ir ganando fondo, en la tercera semana se incrementarán las cargas y en la cuarta ya podrá entrenar a la par de sus compañeros. En cuanto a la parte médica, seguirá con controles mensuales, de rutina, sin embargo, en su cabeza lo tiene claro: “Gracias a Dios ya estoy sano”.