Juan Manuel Lillo: Millonarios te atrapa

El extécnico del cuadro embajador prefiere guardar silencio respecto a los aconteceres del equipo bogotano, aunque señala: “Me da pena es el contexto, que no está al tope de lo profesional. Por ejemplo, nosotros no teníamos ni duchas”.

Daniel Avellaneda BUENOS AIRES ARGENTINA
22 de noviembre de 2015 - 01:30 p. m.
El técnico Juan Manuel Lillo, durante su visita en Argentina. / Foto: Santiago Amorós
El técnico Juan Manuel Lillo, durante su visita en Argentina. / Foto: Santiago Amorós

La Pontificia Universidad Católica Argentina es una de las facultades privadas más importantes del país. Tiene notables egresados, entre ellos Mauricio Macri, el extitular de Boca Juniors y alcalde de la Ciudad de Buenos Aires, el mismo que hoy puede transformarse en el nuevo presidente de la Nación. No obstante, los libros pasan a un segundo plano en el atardecer de Puerto Madero. Es que, en el segundo piso del edificio ubicado en la avenida Alicia Moreau de Justo sólo se habla de fútbol. Y el salón de conferencias de prensa al que habitualmente asisten abogados, médicos y licenciados de marketing es copado por entrenadores. Por ahí anda Alfio Basile, El Coco que dirigía a la selección de Argentina aquel legendario 5 de septiembre de 1993, cuando El Tren Valencia, Freddy Rincón, El Pibe Valderrama y compañía gestaron el histórico 5 a 0 del Monumental. También, Luis Segura, el mandamás de la AFA, recién llegado de Barranquilla, tras el último partido de eliminatorias.

Y la relación con Colombia no termina ahí. El cierre del simposio está a cargo de Juan Manuel Lillo, Juanma, como conocen a este vasco de flamantes 50 años (los cumplió el 2 de noviembre), nacido en Tolosa, cuyo último trabajo como entrenador principal fue –nada menos– hacerse cargo de Millonarios. Hoy es la mano derecha de Jorge Sampaoli, el estratega que comanda Chile. Es su ayudante de campo y supervisará las selecciones juveniles. Pero conserva un buen recuerdo de su paso por el club embajador, muy a pesar de la coyuntura, claro. Porque después de un aceptable primer semestre del año pasado en el que se clasificó a los playoffs, el equipo desbarrancó a bordo de derrotas duras (la peor de todas, 5 a 0 ante Nacional) y la gota que colmó el vaso llegó tras la eliminación de la Copa Sudamericana ante César Vallejo de Perú.

El Espectador, entonces, aprovecha la visita de Lillo a Argentina para conversar sobre su pasado reciente y también para conocer las impresiones de un personaje muy rico. Amigo de César Luis Menotti, su mentor, asegura que es impostergable el encuentro con El Flaco cada vez que viene a Buenos Aires. “Es un hombre que admiro porque no le cabe el corazón en el cuerpo. Me quedo con la persona, antes que con el técnico. Pero tengo que reconocer que a uno lo hizo explotar toda esa pasión por el fútbol que tenía adentro. Lo quiero mucho”, dice.

¿Cómo evalúa su experiencia de nueve meses en el fútbol colombiano?

Fue maravillosa. Yo había estado en México, que es una liga espectacular, pero mi paso por Colombia resultó extraordinario. Y Millonarios te atrapa. La azul es muy grande. Y me llevé muy bien con la afición. Lo que sucede es que es difícil evaluar mi paso por el club, porque lo que yo diga no ayudaría. Creo que lo mejor que puedo hacer es colaborar con mi silencio respecto a los aconteceres de Millonarios.

¿A qué se refiere? ¿A la dirigencia?

No me gustaría hablar demasiado al respecto, porque quiero mucho a la hinchada, a gente que está trabajando ahí adentro y, en el fondo, ellos saben mejor que nadie qué pasa en Millonarios.

Entonces, ¿se arrepiente de haber dirigido en Colombia?

No, para nada. Colombia tiene un nivel espectacular en sus futbolistas. Lo que me da pena es el contexto, que no está al tope de lo profesional. Por ejemplo, nosotros no teníamos ni duchas. Y es Millonarios, uno de los clubes más grandes del mundo. Y ni siquiera teníamos lugar propio de entrenamiento. Con eso, ya está todo dicho. Pero los jugadores son maravillosos. Es más, considero que Colombia es el mercado invisible. No sé por qué los clubes más importantes del mundo no van allá a llevarse futbolistas, porque si le pegas una patada a un bote, sacas de a 15 jugadores. Además, es un país de gente encantadora.

¿En qué escala pondría a los jugadores colombianos a nivel mundial?

Están muy dotados técnicamente, encima tienen condiciones naturales, depende de qué zona cojas a los futbolistas. Creo que están entre los mejores del mundo.

¿Y el nivel de competitividad de la liga, respecto a otras que haya dirigido?

Colombia tiene un alto nivel, no es fácil competir allá. Pero a nivel conceptual, por criterio de juego, la mejor de todas es la mexicana. Incluso, mejor que cualquier liga de Europa.

¿Y qué impresión tiene de la selección de Colombia?

Parece que está como en un proceso de cambio generacional. Eso siempre pasa. Y otra cosa: hicieron un Mundial tan grande que, como siempre pasa, las expectativas se alzan, muchas veces en exceso, y a veces uno no puede cumplir. Pero no me gusta opinar de lo que no palpo. Y yo no estoy en Colombia ahora.

De Chile sí puede hablar, ¿no? Acaba de sumarse al cuerpo técnico.

Y hasta ahí nomás puedo hablar, porque Jorge Sampaoli está por encima de todo. Digo que me he encontrado con algo que ya esperaba, pero multiplicado por diez. Sampaoli es un tipo con un talento maravilloso para la dirección técnica. Lo que tiene no se consigue en las tiendas. No se compra. Eso es talento. Eso se tiene o no se tiene, vamos. Si en vez de ser entrenador, fuera presidente de una multinacional, también sería exitoso. Sería bueno haciendo lo que sea.

¿Es posible decir que Sampaoli revolucionó el fútbol suramericano?

Conseguir con Chile una Copa América y ganarla como lo hicieron, ante Argentina, es extraordinario. Y me estoy cruzando con mucha gente que me dice que la U. de Chile es el equipo suramericano que mejor impresión ha causado en los últimos quince años. En Europa me dicen eso, que aquel equipo que dirigía Sampaoli y el River de Aimar y Saviola, son los equipos de esta parte del continente que más impactaron.

¿Sigue siendo fluido su contacto con Guardiola? Porque si Pep jugó en México, fue gracias a usted.

Hombre, yo a Guardiola lo siento como un hijo. Ese vínculo siempre está.

¿Usted le enseñó a Guardiola todo lo que sabe?

Acá todos nos retroalimentamos. Acá nadie es maestro de nadie.

Por Daniel Avellaneda BUENOS AIRES ARGENTINA

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