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Luis Fernando Montoya: lucho cada día por volver a dirigir

Fifa publicó este jueves una emotiva entrevista con el campeón de la vida.

FIFA
14 de marzo de 2014 - 12:16 a. m.
AFP / AFP
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En 2004, Luis Fernando Montoya parecía tenerlo todo: a los 42 años, el entrenador colombiano había provocado una de las hazañas futbolísticas de la temporada al alzar, contra todos los pronósticos, la Copa Libertadores de América con el humilde Once Caldas de su país. El logro alcanzó dimensiones épicas por el rival en la final, el poderoso Boca Juniors de Carlos Bianchi, que venía de ganar tres de las cuatro ediciones anteriores y al que venció en definición desde el punto del penal.

El 12 de diciembre de ese mismo año, Montoya estuvo a 11 metros de una gloria aún mayor, la Copa Intercontinental (hoy Copa Mundial de Clubes de la FIFA), aunque esta vez la moneda cayó del lado del contrario, el FC Porto, que prevaleció tras otra agónica tanda de penales. Así, el técnico regresó a Colombia con la frente en alto pese a la derrota, sin imaginar que 10 días después el destino lo pondría ante el mayor desafío, no ya de su carrera, sino de su vida.

Aquel 22 de diciembre, Montoya jamás dudó en salir en defensa de su esposa Adriana durante un asalto, acto de coraje que pagó con tres balazos, uno de las cuáles dañó su médula espinal. Si bien sobrevivió al ataque, el Profe no sólo perdió la movilidad de sus extremidades, sino también la autonomía para respirar.

Muchos podrían haber tirado la toalla, pero no él. “Tardé un tiempo en dejar de preguntarme por qué a mí o por qué en ese momento”, confiesa Montoya en exclusiva a FIFA.com desde su hogar en Caldas. “Pero luego empecé a ver todo con tranquilidad, y me di cuenta que debía seguir adelante”, agrega el técnico, quien desafió a la cuadriplejía y volvió a respirar por sus propios medios en 2009.

Su objetivo, aclara con voz pausada, es levantarse de la silla que lo tiene cautivo. Y una de las principales motivaciones que lo impulsan está relacionada con el fútbol. “Lucho cada día por volver a dirigir. Yo sé bien que es difícil, pero debo plantearme esa lucha y ese deseo para ver si puedo alcanzarlo. Si lo logro, me hará muy feliz. Si no, me quedará esa satisfacción de haber luchado por lo que quería”.

Aquellas gestas del Caldas

Pese al torbellino de emociones que debe provocarle el mirar 10 años hacia atrás, Montoya no tiene problema en recordar aquella gesta del Once Caldas. “Nosotros habíamos sido campeones nacionales en 2003, pero no esperábamos una representación tan estupenda. En esa Copa, si bien le habíamos ganado a campeones como Vélez (en la fase de grupos) y a Santos (en cuartos de final), recién nos dimos cuenta que podíamos ganarle a cualquiera después de eliminar al San Pablo en semifinales. Por eso a Boca le jugamos sin complejos”, explica el antioqueño.

Al 0-0 en Buenos Aires le siguió un 1-1 en Manizales, y la consiguiente tanda de penales ante un rival que venía de superar dos eliminatorias por esa vía, la última ante su clásico rival River Plate. Esa noche, sin embargo, no convirtió ninguno. “Con orden y humildad superamos a un gran rival con todos los pergaminos. Y como sólo otro equipo colombiano ha logrado algo así (Atlético Nacional en 1989), pero no después de nosotros, aquello resulta hoy más valioso todavía”.

A esta altura, no sorprende que Montoya desdramatice la posterior caída con Porto en Japón, aún a pesar de haber estado a un penal de quedarse con el título (perdió la definición 8-7). “En el fútbol hay que saber recibir cada momento, y así como le habíamos ganado a Boca en los penales, nos tocó perder. Entonces lo tomé con calma, y ahora lo recuerdo igual”.

El Campeón de la Vida

Fue esta misma filosofía la que motivó a Montoya a publicar en 2010 el libro El Campeón de la Vida. “Mi historia le puede servir al ciudadano del común que tenga una dificultad”, explica. Desde ese entonces, divide su tiempo entre su recuperación, su familia (la incondicional Adriana y su hijo José Fernando) y varios proyectos, como la docencia en el Instituto Deportes de Medellín, las charlas en el Servicio Nacional de Aprendizaje de Antioquia (SENA) o su función de Instructor. Incluso, trabajó como asesor deportivo del club Millonarios en 2013.

Hoy, como buen colombiano, mira todo el fútbol posible y espera con ansias la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014. “Acá varios piensan que será fácil, aunque no lo veo así. Como en la vida, en el fútbol deben plantearse pasos cortos: primero la primera fase, y luego recién ver qué toca. Meterse entre los cuatro primeros sería excelente y material hay pese a lo de Falcao, pero no se puede desconocer a selecciones como Brasil, Argentina, España, Alemania e Italia”, afirma Montoya, quien ve al delantero Adrián Ramos como el futbolista de más proyección en su país.

Ni el tema de lo que podría haber sido su carrera en la selección parece despertar resentimiento en Montoya. “Es difícil vivir sin rencor”, empieza a despedirse el Profe. “En la situación que estoy, no puedo pensar en eso, sino en avanzar y recuperarme, porque hoy me toca el rol de ejemplo para la sociedad y para todos los jóvenes de Colombia”.

Por FIFA

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