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Dicen que los títulos son los que perduran en la mente de un hincha de futbol. Los libros consignan las estadísticas de vueltas olímpicas pero el corazón tatúa momentos para siempre. El 14 de mayo de 2016 Santa Fe despidió al jugador que llegó como una promesa y que hoy deja el club como un ídolo: Luis Manuel Seijas.
El partido fue especial, la afición y el equipo despidieron al que muchas veces, a falta de futbol, le sobraron razones para amar al club como un hincha más. Incluso para colocarlo por encima de todo cuándo una crisis económica amenazó a Santa Fe y entre lágrimas vio cómo se iba la ilusión de la final de la Liga Postobón en 2010, luego de partir en agosto de 2011 rumbo a Bélgica. Prometió volver y lo hizo.
Como en los grandes títulos de la era moderna del equipo cardenal, todo tipo de generaciones se reunieron para agradecerle al venezolano el haber hecho parte de la época más gloriosa del club en donde escribió su nombre en letras doradas.
Los homenajes en la semana previa empezaron de parte de su amigo y compañero, Omar Pérez, quien le cedió la camiseta con el número 10, además de la cintilla de capitán. Seijas, con la nostalgia que dejan tantos años con el equipo cardenal, expresó que el argentino era el que deseaba jugar con el número 20 y entre risas invitó a la hinchada a que lo acompañaran en el estadio. Así fue. La afición, con miles de carteles, le expresó todo su cariño en una despedida en la que su dorsal se vio tantas veces como los aplausos que no dejaron de sonar durante los 79 minutos que estuvo en cancha.
Salió sustituido en medio de una ovación, que al parecer sería la más sonora en la noche capitalina. El momento del adiós llegó. El 20, ya con saco negro, fue saludado por cada uno de sus compañeros quienes lo alzaron y aplaudieron junto a la hinchada que se unió para corear decenas de veces: “Luis Manuel, Luis Manuel, muchas gracias Luis Manuel”, mientras se le veía en un estado máximo de emoción, el estadio seguía aplaudiéndolo.
Seijas daría una vuelta más al estadio, esta vez para despedirse por un tiempo de la hinchada cardenal, porque como lo afirmó “Volveré para retirarme en Santa Fe”, y sin duda alguna, en ese instante, estarán todas las generaciones santafereñas para volverlo a ver vestir el rojo y blanco capitalino.