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"Millos, lo más grande"

El exjugador celebró este jueves en la noche con otros ídolos azules el título 14. Quiere ser entrenador.

Redacción Deportiva
21 de diciembre de 2012 - 04:22 a. m.
John Mario Ramírez fue subcampeón con Millos en 1994 y 1996.
John Mario Ramírez fue subcampeón con Millos en 1994 y 1996.

Los hombres pasan y las instituciones quedan, aunque hay nombres que siempre serán recordados y asociados a determinados clubes. John Mario Ramírez, Mario Vanemerak, Ricardo Lunari, Andrés Chitiva, Bónner Mosquera, Osman López y Rafael Robayo, por ejemplo, están íntimamente ligados a la historia de Millonarios.

Ellos se reunieron anoche en el estadio El Campín para jugar una “recochita entre amigos” y rendirle homenaje a John Mario, el último gran 10 bogotano del equipo embajador. También para celebrar la estrella 14, esquiva para algunos de ellos.

“El primer recuerdo que tengo de Millonarios es de cuando hacía fila en oriental para comprar boletas, por allá a comienzos de los 80. Luego cuando el profesor Luis Augusto García hizo que me compraran y cumplí el sueño de entrenar en la finca”, señala el exvolante bogotano de 41 años de edad, quien jugó además en Medellín (1998), Cali (1999), Tolima (1999), Quindío (2000), Bucaramanga (2001), Santa Fe (2003), Chicó (2005-2006), Pereira (2008), Bogotá F.C. (2009) y la selección de Colombia.

“Antes de debutar con el equipo profesional, me acuerdo de un regaño que me pegó Mario Vanemerak en un entrenamiento, dizque porque no entendía lo que significaba la camiseta azul. Con los años entendí a lo que se refería, porque Millonarios en lo más grande de la vida”, dice el talentoso futbolista, quien disputó 240 partidos profesionales y marcó 35 goles.

“Mis mejores momentos vestido de azul fueron los subtítulos de 1994 y 1996. Fue muy emocionante ver a toda la hinchada celebrando. El día más triste fue cuando decidí irme. Ahí me equivoqué, porque nadie me estaba echando”, confiesa el polémico jugador, quien ahora se alista para convertirse en entrenador.

“Hay que cerrar ciclos y con este partido yo cierro uno mío, el de mi vida como jugador. Lo hago al lado de mis amigos, de compañeros maravillosos y personas de gran calidad”, dice con humildad. “Me equivoqué muchas veces”, afirma mientras Osman López, Vanemerak y Lunari aprueban con un gesto sus palabras. “Uno cuando es joven cree que tiene la razón en todo y eso no es así. Por fortuna Dios apareció en mi camino y corregí muchas cosas”, señala Ramírez, quien fue asesor espiritual de Millonarios durante la ápoca de Richard Páez. “Ahí pusimos nuestro grano de arena para la consolidación de esta familia. Después querían cambiar todo, pero por fortuna llegó un tipo inteligente como Hernán Torres y supo aprovechar la base que había, para sacar al equipo campeón. Estuve con ellos en la cancha el domingo y les aseguro que dar una vuelta olímpica con Millonarios no tiene precio”, agrega.

John Mario no se arrepiente de nada, menos de que su nombre esté tan ligado a la historia embajadora. “Millos es lo más grade para mí, lo defiendo a muerte, así como a los jugadores bogotanos. Lo que nos falta es eso, sentido de pertenencia”, asegura firmemente antes de criticar amablemente a los actuales directivos embajadores, quienes “piensan más en el bolsillo que en el hincha, que para mí siempre fue lo primero al entrar a una cancha”.

Confesó, antes de saltar a la cancha para disputar su último partido, ante unas 10 mil personas, que siempre será hincha albiazul, “sin importar quién esté en el club, porque lo llevo en el fondo de mi corazón”.

Por Redacción Deportiva

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