“No esperaban mucho de mí”: Ánderson Plata

El delantero guajiro de 26 años fue una de las grandes figuras de Independiente Santa Fe en la obtención de la novena estrella. Este domingo (4:00 p.m., por Win) sería titular en el juego final de la Superliga, ante Medellín.

Luis Guillermo Montenegro
29 de enero de 2017 - 02:00 a. m.
Ánderson Plata, delantero de Independiente Santa Fe. / Cristian Garavito
Ánderson Plata, delantero de Independiente Santa Fe. / Cristian Garavito

La cancha del barrio 6 de Abril, en Villanueva, La Guajira, fue el lugar en el que Ánderson Plata se enamoró del fútbol. No recuerda exactamente en qué momento fue, pero sí sabe que en su niñez nunca jugó con carros o muñecos, sino con balones. Nidia Guillén, su madre, fue la que siempre lo apoyó y de pequeño lo incentivó a que hiciera deportes. “No sólo jugaba fútbol, también me gustaba el atletismo”, asegura Ánderson, quien recuerda que gracias a su velocidad siempre se imponía en las carreras que hacía con sus compañeros de colegio. “No me alcanzaba nadie. Cada vez quería ser más rápido y hoy en día por eso tengo esa habilidad”, recuerda el guajiro de 26 años, quien agradece a Elías Marti y Eberto Contreras, quienes lo supieron guiar en el camino de llegar a ser futbolista profesional.

Tras siete años de carrera, Ánderson vive su mejor momento. Fue clave en el título que consiguió Independiente Santa Fe el año pasado y espera en esta temporada seguir siendo un jugador fundamental, a pesar de la competencia con los delanteros que llegaron. En diálogo con El Espectador, Plata recordó su recorrido en el fútbol y agradeció a Santa Fe por todo lo que le ha dado. Hoy (4:00 p.m., por Win) sería titular en la final de la Superliga Águila, ante Medellín.

¿En qué momento dijo “cumplí mi sueño de ser futbolista”?

Cuando firmé mi primer contrato profesional, con el Valledupar. Tenía 16 años y comencé a poder ayudar a mi mamá y mis hermanos. Allí marqué 15 goles y eso me abrió las puertas del Deportivo Pereira.

¿Siempre fue delantero?

Sí, desde que jugaba partidos en mi barrio era atacante. Era la posición en la que podía marcar diferencia, por mi velocidad y agilidad.

Esas son justamente sus principales virtudes como futbolista…

Sí, pienso que la velocidad y la picardía son mis armas. Recuerdo que de niño siempre ganaba las carreras de atletismo en Villanueva. Si no hubiese sido futbolista, quizá podría haber sido velocista (risas).

¿Fue en Pereira cuando sintió que podría marcar diferencia?

La verdad es que marcar 22 goles en la B no es algo sencillo. Nunca he sido goleador, sino un jugador desequilibrante, un segundo punta. Pero allí me di cuenta de que también podía marcar diferencias. Del Pereira se me abrieron las puertas del fútbol internacional, en Corea del Sur.

¿Qué le dejó ese año el fútbol en Corea del Sur?

Fue duro porque cambié todo. Comida, costumbres, todo. Pero siempre tuve las ganas de salir adelante y por eso me acomodé. Allá no marqué muchos goles, pero me fue bien porque el equipo me acogió, llegué incluso a ser capitán del equipo.

¿Por qué terminó en Millonarios?

Se me iba a terminar el contrato en Corea, pero no tenían cómo comprarme, pues el Pereira estaba pidiendo una buena suma de dinero por mí. Así que estando de vacaciones en Colombia se me dio la opción de llegar a Millonarios y no lo dudé.

¿Por qué no se destacó?

El profe Juan Manuel Lillo me dijo que iba a jugar con tres delanteros arriba, así que eso me ilusionó porque por mi velocidad podría consolidarme. Alcancé a entrar en sus planes, pero con el paso del tiempo el profe tuvo que cambiar el módulo táctico por la cantidad de volantes que había en la plantilla, así que poco a poco fui relegado. Luego fui al Huila y José Fernando Santa me dio la confianza. Allí recuperé mi fútbol y mi ánimo.

¿Cómo se dio su llegada a Santa Fe?

Me quedé sin jugar seis meses por un problema con el Pereira, que era el dueño de mis derechos. Cuando quedé libre, alguien le dijo al presidente César Pastrana que estaba disponible, a él le gustó la idea de traerme y me abrió las puertas de Santa Fe.

¿Era consciente de que no esperaban mucho de usted?

Sí, pero es bueno cuando no creen y uno puede sorprender. Cuando llegué no esperaban mucho de mí, pero sabía qué podía dar. Confiaba en mis capacidades y sabía que todo dependía de entrenar bien y meterle ganas. Si no hubiera trabajado duro no hubiera recuperado mi nivel futbolístico y no hubiese sido parte del título de Santa Fe.

¿Es Gustavo Costas el responsable de su evolución?

Cuando llegué, el técnico era Alexis García. Con él jugué sólo 30 minutos en el primer partido y no volví a ser tenido en cuenta. En los entrenamientos daba lo mejor de mí, no me dejé desanimar y una vez llegó el profe Costas habló conmigo y me dijo que esto era una sana competencia y que el que mejor estuviera sería el que jugaría. Así que seguí preparándome con ganas, él me dio la confianza y afortunadamente desde el primer partido que me puso, ante Cortuluá, pude anotar. Costas me convenció, me dijo que tenía algo especial y que siguiera trabajando duro. Pude marcar muchos goles y ser campeón. Espero seguir rindiendo.

¿Ahora qué significa Santa Fe para usted?

En este momento Santa Fe es mi vida. La verdad es que acá he podido vivir cosas que en ningún otro equipo había sentido. Logré mis primeros títulos (Suruga Bank y Liga Águila) y eso ha sido muy importante para mí carrera. Quiero seguir dando lo mejor en este año para ganar más cosas. Sería bueno comenzar este domingo con la Superliga.

Llegaron refuerzos en la zona ofensiva. ¿Cómo ha visto la competencia?

Independientemente del que llegue, uno tiene que sobrepasar sus límites y estar muy bien preparado para seguir subiendo el nivel. Llegaron compañeros muy fuertes, pero creo que esa sana competencia es buena porque el que juegue es porque en los entrenamientos ha hecho las cosas mejor.

¿Ve en peligro su titularidad?

Sé que si juego o no depende de mí. Por eso debo prepararme cada vez mejor.

¿En algún momento de su carrera ha llegado a dudar de usted?

No a dudar, sé lo que puedo dar. Pero sí hay momentos en los que me he desmotivado cuando veo que no tengo la confianza de los entrenadores, pues estar en el banco o fuera de las convocatorias no es sencillo.

¿Y qué lo levanta en esos momentos?

Las ganas y el amor por el fútbol. Uno en esos momentos debe automotivarse, madrugar más y exigirse a uno mismo. Eso hice en Santa Fe y vea. Las ganas y el amor por esto. Uno mismo se motiva, madruga a exigirse para tener oportunidades.

¿Qué objetivos tiene a futuro?

Quiero hacer una buena Copa Libertadores con Santa Fe. Ese es el máximo torneo que uno puede jugar en este continente, así que espero dejar huella y poder cumplir mi sueño de niño. que es jugar en Europa. Recuerdo en casa cuando veía los partidos del Barcelona de Ronaldinho y quería estar allí… espero que algún día pueda vivir algo así.

Por Luis Guillermo Montenegro

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