Pequeño gigante

Sherman Cárdenas, figura de Atlético Nacional en este año. / Luis Benavides

Al verlo en la salida de los equipos cualquiera podría pensar que ese no era uno de los 11 titulares, sino el hijo de alguno de los protagonistas, pero no, cuando este jovencito con cara de niño tenía la pelota en sus pies, todas las opiniones cambiaban. Con tan solo 16 años jugó su primer partido en la primera división del fútbol colombiano con el Atlético Bucaramanga, el equipo de su región y el que siempre llevará en el corazón, sin importar en qué categoría esté. “Fue una experiencia muy bonita. Todavía era un niño, estaba en el colegio viviendo otras cosas y fue todo muy rápido. Pero la verdad es que aprendí mucho en esa época, me divertí y todo lo que vivía en concentraciones y con jugadores mayores me ayudó a crecer como persona y como futbolista”, le dijo el jugador a El Espectador.

Este talentoso volante, que poco a poco se ratifica como un referente del cuadro verdolaga, llegó en medio de un ambiente de duda y desprestigio. Para el primer semestre de 2013 el técnico Juan Carlos Osorio lo trajo. Su pasado con Equidad y Júnior de Barranquilla era motivo para que la hinchada no lo viera como un refuerzo, sino como una contratación más. Sin embargo, a punta de trabajo, esfuerzo y sacrificio cambió los insultos por los elogios y las dudas por certezas.

“Olé, olé, olé, olé, Sherman, Sherman”, le comenzó a gritar el Atanasio cada vez que una genialidad suya aparecía. Debutó con gol frente al Atlético Huila, luego en Bogotá contra Equidad marcó uno de sus mejores goles con la camiseta de Nacional y luego, un tanto suyo frente a Millonarios fue el que terminó de convencer a sus críticos.

El primer semestre como jugador del cuadro paisa fue completamente exitoso. Beneficiado por la rotación de Juan Carlos Osorio, cada vez que ingresó marcó diferencia. Sus piques por las bandas, su capacidad de eludir rivales, dejar mano a mano a los delanteros y rematar para vencer a los arqueros rivales, fue clave para que en el estadio El Campín de Bogotá Nacional le ganara a Independiente Santa Fe el título de 2013-I.

En ese momento, a pesar de haber demostrado todo lo que tenía, las dudas regresaron. Macnelly Torres abandonó Nacional y los comentarios generales fueron que el equipo no rendiría sin un 10 en sus filas. Ahí el técnico le dio la confianza a Sherman de jugar como creador y poco a poco hizo olvidar al armador costeño. “Todos saben lo que él hizo, lo que significa para Nacional, para la gente y para nosotros, pero había que seguir adelante sin él. Yo soy un jugador que trato de aportarle a mi equipo como cualquiera de los que integramos esta familia”, reconoció.

Nacional, en vez de descender en su nivel, siguió sumando más y más elementos que lo posicionaron como líder sólido del Todos contra Todos. Con Sherman Cárdenas como figura también levantó la Copa Colombia frente a Millonarios y anoche logró el broche de oro para un año perfecto. “El equipo se propuso metas al comienzo de la temporada y gracias al esfuerzo de todos, hoy podemos decir que somos los mejores. Este equipo se está acostumbrando a ganar y a pesar de eso la emoción sigue siendo la misma”, confesó Sherman anoche mientras daba su cuarta vuelta olímpica como jugador profesional.

Su principal fortaleza es su familia. El apoyo de su esposa Shenoa y su hijo Sherman Jr. es fundamental. “Ellos son mis motores, por los que uno trabaja para que siempre estén bien y además me brindan toda la tranquilidad, estabilidad y cariño que necesitó en la vida”, cuenta el jugador, que acepta que entre sus sueños pendientes está ir al fútbol europeo e integrar la selección de Colombia. “Si sigo ganando títulos y siendo importante para mi equipo, seguramente algún día lograré hacer realidad esos sueños. Por ahora voy a disfrutar del momento en el que estoy”, comentó el pequeño gigante.