Santa Fe venció 1-0 a Chicó y es líder del cuadrangular

El equipo bogotano fue el único local que ganó en casa en la primera jornada de las semifinales.

El Espectador
15 de junio de 2012 - 03:00 a. m.

“Santa Fe juega bien, muy bien, y para ganarle hay que jugar mejor, hay que ser muy ordenados, tener un desgaste físico”, dijo Alberto Gamero, técnico de Chicó, hace unas semanas. Su equipo todavía no estaba clasificado a los cuadrangulares y la última cita era frente a los cardenales, precisamente. Aquella vez los rojos ganaron 2-0, y jugó bien.

Este jueves, en El Campín, en el cierre de la primera fecha de los cuadrangulares, los de Gamero salieron a plantar cara. Resultó un encuentro entretenido, de ida y vuelta, intenso y alegre. Los locales tuvieron la iniciativa desde el principio, y en función de ello crearon opciones de gol. El nombre de Óscar Rodas debe sonar familiar, pues el atacante, funcionando como una especie de extremo derecho, inquietó tanto como pudo.

En la izquierda, más naturalizado con la función, Jonathan Copete buscó regatear y desbordar. El tridente ofensivo lo completaba el boliviano Diego Cabrera, con claras obligaciones de delantero centro. La apuesta de Wilson Gutiérrez tenía sentido en la medida en que sus dirigidos llegaban con peligro al arco de Sergio Gutiérrez, pero era inútil conforme las opciones no terminaban en goles.

Dio tiempo para que Chicó entrara mejor al partido y propusiera transiciones rápidas, salidas con peligro. Disminuido el ritmo inicial de los bogotanos, los boyacenses tomaban la pelota, la controlaban y hasta merodeaban el área de Camilo Vargas. Acostumbrados como están a estas instancias, a los de Gamero no los incomodaba el escenario ni la camiseta que tenían al frente.

Para el segundo tiempo, sin embargo, los santafereños salieron a buscar la victoria. No con un juego vistoso, ciertamente. A pesar de girar alrededor del fino Ómar Pérez, capitán y referencia futbolística de los de Wilson Gutiérrez, las maneras del equipo cardenal no son bellas o elaboradas. Al contrario, casi siempre se trata de un catálogo de pragmatismo, incluso de formas rústicas.

Hay que ver cómo llegó el gol de Santa Fe (ver video del gol). Antes ya lo había intentado Gerardo Bedoya, con un tiro libre que pasó cerca, demasiado cerca del palo derecho de Sergio Gutiérrez. Vino entonces un tiro de esquina y el anticipo perfecto de Cabrera, y su celebración a la hinchada, gritándolo con rabia.

Síndrome de estas ocasiones, luego de la anotación Santa Fe (aun con un cabezazo en el palo de Héctor Urrego) cedió buena parte del terreno y la pelota a los ajedrezados, que tienen una buena idea de cómo llegar con peligro y lastimar. Con la salida de Elvis Perlaza, los de Tunja provocaron peligro con la movilidad de Jeysen Núñez, que sirvió un centro que Diego Chica no alcanzó a concretar. La tónica de los visitantes, de vuelta en el partido, tenía que ver sobre todo con la velocidad y el desequilibrio.

La expulsión directa de Johnny Mostacilla no cambió significativamente ese ritmo, aunque ahora Santa Fe tuviera más espacios y opciones. Sin ningún aporte del experimentado Óscar Restrepo, que había entrado unos minutos antes, los de Gamero siguieron atacando, tal vez con la idea de que valía más arriesgar por un empate que aguantar el 1-0.

Y entonces el local se vio arrinconado, soportando, manteniendo el resultado, casi sin que se notara que contaba con un hombre más dentro el campo de juego. Radiografía de un equipo que ganó, cumplió con el libreto y sumó tres puntos vitales, pero sufrió demasiado y todavía deja dudas de cara al resto del cuadrangular, en cuya siguiente fecha visitará al difícil Equidad. Gamero cumplió con jugar bien, aunque quizá le faltó suerte. Esperará tener más el próximo domingo, cuando reciba a Itagüí.

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Por El Espectador

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