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Un mar de alegría

Atrás quedaron las lágrimas de tristeza por la eliminación del Mundial. En la bienvenida de la selección se veían solo sonrisas, como las de José Pékerman, el hombre que le devolvió la gloria al fútbol del país. En un evento sin precedentes, Colombia consagró a un grupo de 23 guerreros como héroes. Imágenes del día más feliz que ha vivido Bogotá.

Redacción Deportiva
06 de julio de 2014 - 11:54 p. m.
Un mar de alegría
Foto: AFP - DIANA SANCHEZ

No importó el frío en la madrugada de un domingo en Bogotá, ni los trancones ni los tumultos. Era un mar amarillo. Era un grito unido de miles y miles de colombianos que salieron a la calle a recibir a la selección Colombia para decirle: GRACIAS. Un sentimiento que fue desbordado, inigualable en comparación con las celebraciones del 5-0 a Argentina en 1993, el regreso victorioso de la Vuelta España de Lucho Herrera en 1987 o, en 2012, el recibimiento a la más exitosa delegación colombiana en unos Jugos Olímpicos.

Los 23 guerreros del Mundial Brasil 2014, dirigidos por José Néstor Pékerman y su cuerpo técnico, aterrizaron a las 8:00 a.m. en el aeropuerto El Dorado. En la pista aguardaban todos los funcionarios vestidos con las camisetas de la tricolor. El primero en bajar del avión fue el capitán, el gran Mario Alberto Yepes, el encargado de liderar a este grupo de jóvenes y ambiciosos jugadores que hicieron la gesta más grande en la historia futbolística del país. Y el último en pisar tierra fue el argentino más colombiano, el hombre que nos puso a soñar despiertos, Pékerman, ese sabio de 64 años que transformó el balompié nacional.

Ya todos montados en el bus de la victoria, comenzó la caravana más alegre que jamás haya visto Bogotá. Pitos, pancartas, camisetas amarillas y rojas, cánticos y gritos de euforia, acompañaron a la selección en todo su recorrido por la calle 26 y la avenida 68 hasta llegar al parque Simón Bolívar donde, apiñados, más de 100.000 hinchas esperaban ver y oír a sus héroes.

A un lado quedaron las lágrimas derramadas en Fortaleza tras la eliminación del Mundial. En el recorrido sólo se veían sonrisas y la versión, si se puede decir, más feliz de Pékerman. El argentino no ahorró palabras para demostrar que este era un día que jamás va a borrar de su memoria. Se puso gafas con los colores de la selección, hizo uno que otro pase de baile y afirmó: “Gracias a todo el pueblo colombiano, porque lo sentimos cerca. Colombia dio un paso grande”. Sí, ese pasó lo logró el país gracias a su temperamento, trabajo y convicción, ya que pocos como él han unido a un país en un solo grito de gloria.

Ya ante la multitud que aguardaba en el parque Simón Bolívar, Armero, Cuadrado, Zúñiga, Álvarez Balanta, Ibarbo, Carbonero y James Rodríguez hicieron otra de las cosas que mejor saben hacer en la vida: bailar. Con la salsa choque y el Ras tas tas movieron las caderas y las más de 100.000 personas que los veían hicieron lo mismo. Olvidaron las largas horas de vuelo y el cansancio, y con cada sonrisa y saludo agradecían el gran recibimiento. La muestra de que esa familia en la selección no era sólo de 23 jugadores, sino de 47 millones de colombianos.

Llegó la hora de saludar. No ahorraron elogios. “Estamos muy emocionados por este recibimiento, no nos los esperábamos. Cada día nos damos cuenta de que unidos somos más. Los quiero mucho, Colombia, y espero que sea el comienzo de muchas cosas buenas para el fútbol de nuestro país”, manifestó el capitán Yepes. Mientras tanto, el público coreaba el nombre de Camilo Zúñiga, en señal de apoyo frente a las críticas que recibió por el choque con Neymar, quien quedó lesionado y por fuera del Mundial. “Agradecido con el pueblo colombiano porque siempre están ahí. Sentí el respaldo de todos ellos y les agradezco de corazón”, dijo.

Otro de las más ovacionados fue el hombre récord, Faryd Mondragón, quien se despidió del fútbol, de la selección y del pueblo colombiano con la siguiente frase: “Unir al país en una sola razón es lo máximo”. Pero el momento de euforia llegó cuando el ‘10’ cogió el micrófono. Las mujeres gritaban ‘papacito’ y los hombres se rendían a sus pies. Era el sencillo y humilde James Rodríguez, ese joven que apenas tiene 22 años pero demuestra una madurez incomparable. El mejor jugador colombiano, el actual goleador de la Copa Mundo, recordó a todos los que participaron en esta gesta y no estuvieron en Brasil: “¡Gracias, Colombia! Quiero recordar a los que no están aquí, Falcao, Lucho (Muriel), Aldo (Leao Ramírez), (Elkin) Soto, (Amaranto) Perea, Edwin (Valencia), Macnelly (Torres), los queremos mucho”. James no cerró la fiesta sin antes decir: “Es más importante ver unido al país que ganar un Mundial”.

Por Redacción Deportiva

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