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Álvarez, un alumno aventajado

Aun sin estar contratado como profesional, el defensa colombiano cumple como becado su papel en la línea titular.

Daniel Avellaneda / Correponsal, Buenos Aires
14 de abril de 2013 - 01:53 a. m.
Éder Álvarez, en el predio que River Plate posee en Ezeiza, muy cerca del aeropuerto internacional.  / Nicolás Aboaf
Éder Álvarez, en el predio que River Plate posee en Ezeiza, muy cerca del aeropuerto internacional. / Nicolás Aboaf

La historia de los colombianos con la banda roja sobre el pecho blanco tiene sus máximos exponentes en Juan Pablo Ángel, Mario Alberto Yepes y Radamel Falcao García, futbolistas que jugaron más de un centenar de partidos en River Plate, uno de los dos colosos argentinos. Ellos dejaron una huella imborrable en Núñez. Pasaron otros, claro, con menos luces en la alfombra verde del estadio Monumental: Jairo Patiño, Kilian Virviescas, Jerson González y Juan Carlos Toja. Y de repente, cuando ni el más optimista de esos familiares que viven en Puerto Tejada lo imaginaba, Éder Álvarez Balanta tuvo hace ocho días su bautismo en primera división, justo en el clásico contra Racing Club. Su equipo no sólo ganó; este zaguero central bogotano fue la figura de la cancha. Y esta tarde, a las 6:10, volverá a ser titular frente a Arsenal de Sarandí, por la novena fecha del Torneo Final.

La cita con El Espectador se lleva a cabo en el predio que el club posee en Ezeiza, muy cerca del aeropuerto internacional. Y el pibe que nació el 28 de febrero de 1993 en Bogotá y hace dos años se vino para estas tierras se dispone a la nota con una sonrisa blanca que se hace más brillante en ese rostro bien moreno. Y como es más conocido en Argentina que en su propio país, se presenta en la sociedad tricolor: “Tengo 20 años, soy zurdo, toda mi formación deportiva la hice en los equipos de mi ciudad. Primero, en Equidad Seguros. Ahí estuve hasta los 12. Después, me fui a Compensar, un club que ahora se llama Llaneros. Y se presentó la posibilidad de una prueba en Buenos Aires y no dudé. Era un sueño cumplido”.

Álvarez Balanta, a quien le gusta que lo llamen por el apellido paterno, dice que se probó en Argentinos Juniors, pero que River le abrió las puertas. “Vivía en una pensión frente al museo del club. Después me fui a Caseros, a la casa de una familia amiga de mi representante, y ahora estoy en Belgrano. Por suerte pude quedarme en River; es un club muy grande”, dice Álvarez, quien se congrega en la misma iglesia que Radamel Falcao García. “Iba los lunes a Rey de Reyes, con un grupo de deportistas. Pero ahora voy a otra de Villa Devoto, acompañado por mi representante, Silvano Espínola, que es predicador. Todos tienen un bonito recuerdo de El Tigre. Es una extraordinaria persona y un gran goleador”, revela Yaya. El apodo se lo ganó en el vestuario por su parecido con Touré, mediocampista marfileño del Manchester City de Inglaterra.

Tuvo la posibilidad de ser titular porque los millonarios tienen cuatro zagueros lesionados (Jonatan Maidana, Germán Pezzella, Ramiro Funes Mori y Adalberto Román) y Jonathan Bottinelli, que fue suspendido pero está en condiciones para volver, irá al banco. Es que Ramón Díaz quedó muy conforme con el rendimiento del colombiano: “Para mí, que el técnico me haya ratificado su confianza es muy importante. Espero poder seguir rindiendo de la misma manera y no defraudar a ninguno de los que confiaron en mí y me dieron esta oportunidad única en mi vida”.

¿Le costó serenarse a la hora de entrar a la cancha?

La verdad es que me agarró un cosquilleo previo al partido, en el calentamiento, pero cuando ingresé al terreno de juego, todo se me despejó. Y traté de jugar tranquilo, sin preocuparme de si cometía algún error.

Por lo que se vio en 90 minutos de Racing-River, sólo falló una vez.

Fue una pelota que me picó mal y me pasé cuando quise anticipar. Por eso le quedó a uno de los jugadores rivales. Gracias a Dios no terminó en gol. Pero, en general, me sentí muy cómodo.

¿Y cuál fue el secreto para sostener semejante rendimiento?

La confianza de mis compañeros y del cuerpo técnico fue fundamental. Muchas otras personas cercanas me dijeron que me quedara tranquilo, que hiciera las cosas que yo sé hacer, que no iba a ser ni el primer ni el último partido de fútbol que iba a disputar en mi vida, pero había que mostrar disposición y ganas para jugarlo.

¿Toda su familia estuvo pendiente de su debut en Colombia?

Todos me vieron. El partido justo coincidió con la muerte de la esposa de un hermano de mi papá, y mi familia estaba en Puerto Tejada. Después del sepelio, se juntaron a ver el clásico. Y gracias a Dios les di una alegría. Estaban todos muy contentos. Es muy gratificante que mis padres estén orgullosos de lo que hice el domingo.

¿Tiene claro que apenas puede jugar el 25% de los partidos de la temporada?

Sí, porque yo no tengo contrato profesional. Estoy becado en River. Y creo que puedo jugar ocho partidos más. Pero, bueno, voy a aprovechar cada minuto como si fuera el último. Y ojalá que en el futuro me pueda quedar acá.

A pesar de que puede jugar un puñado de partidos, Ramón Díaz lo ratificó como titular frente a Arsenal. Incluso a pesar de que Bottinelli cumplió la suspensión.

Para mí, es un respaldo muy grande. Yo ya estaba feliz con haber podido jugar el otro día. No esperaba que me llegara la oportunidad de debutar en primera tan rápido. Pero este nuevo reto me genera mayor responsabilidad porque no le puedo fallar al profesor.

¿Escuchó que el presidente Daniel Passarella aseguró que su pase vale US$20 millones?

No, no lo escuché, pero tampoco me preocupa ni me inquieta. Lo único que quiero es jugar, tener continuidad y así poder ganarme un lugar en River. Ese es mi máximo deseo, por el que llegué acá.

¿Quién es su referente futbolístico?

Mario Yepes, de pronto; podría ser un buen ejemplo de mis pasos a seguir. Por como se ha mantenido a lo largo de su carrera y por el nivel que muestra en cada partido. Tiene 37 años y sigue siendo un profesional de primera línea, aunque también me gustan los brasileños Lucio y Thiago Silva.

Estuvo en los microciclos de la selección sub-20. ¿Le quedó la espina de jugar el Sudamericano que se disputó en San Juan y Mendoza?

Estuve preseleccionado. No tuve la oportunidad de jugar porque me lesioné. Tuve un esguince de rodilla grado dos con ruptura parcial del ligamento cruzado. Fue una pena porque me quedé afuera, pero me pone contento por los chicos que salieron campeones. Es una gran selección. Ojalá pueda estar en el Mundial.

¿Y no piensa un poquito más lejos, en la de mayores? A lo mejor lo termina llamando José Pékerman.

Sólo pienso en jugar en River y responder cada vez que tenga la oportunidad. Me voy a brindar con todo por esta camiseta. Soy joven, tengo mucho futuro por delante y sé que algún día, si mantengo el nivel, voy a poder vestir la tricolor. Sería un orgullo.

DAvellaneda@agea.com.ar

Por Daniel Avellaneda / Correponsal, Buenos Aires

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