Con apenas 23 años, André Schürrle fue uno de los protagonistas de uno de los partidos inolvidables de la historia del fútbol mundial: el delantero aportó dos anotaciones en la goleada 7-1 de Alemania sobre Brasil en la primera semifinal del Mundial 2014.
Para el volante del Chelsea de Inglaterra, sin embargo, no fue una experiencia del todo positiva. Al finalizar el juego no supo cómo controlar sus emociones para celebrar la victoria y respetar el evidente dolor de la afición brasileña y, sobre todo, de cuatro compañeros suyos en el club londinense, Óscar, Willian, Ramires y David Luiz, quienes apenas a un par de metros de él vivían el peor momento de sus carreras.
“Ha sido una noche increíble. Pasarán los años y nos seguiremos preguntando si en realidad sucedió”, le dijo el rubio jugador a El Espectador. Su cara de niño todavía expresaba sorpresa y sus ojos hinchados revelaban que había llorado. “Sí, solté un par de lágrimas de felicidad. Fue un partido perfecto, mejor de lo que lo había soñado”, dijo.
De inmediato explicó que, a pesar de la dicha, no deja de pensar en sus amigos brasileños y en el momento difícil que están pasando. “No es una situación fácil de manejar. Los veía y no sabía ni qué decirles. Al final hablé con ellos y les dije que tenían que salir con la cabeza en alto, que habían hecho un gran torneo y que habían dado lo mejor, que habían jugado con el corazón y dejado todo en la cancha”.
También admitió haberse emocionado tras la ovación del público que asistió al Mineirão luego de su segundo gol, el séptimo de los teutones: “Escuchar los aplausos de todo el estadio fue algo impresionante, es una sensación que voy a recordar por el resto de mi vida”.
Pero Schürrle, profesional desde 2008 y quien pasó por el Mainz y el Bayer Leverkusen, ya piensa en la final ante Argentina y en la posibilidad de darle un título mundial a su país después de 24 años. “Ganamos bien y hasta acá hemos realizado un trabajo excepcional, pero sólo valdrá la pena si nos llevamos la copa a casa. Este es un grupo experimentado, no nos vamos a confiar por la goleada a Brasil. Todos sabemos que cada partido tiene su historia y que las finales son una cosa muy aparte”.
Suplente en los seis partidos de Alemania en este Mundial, André ha sido solución para el técnico Joachim Löw. Anotó también el primer gol contra Argelia y ya lleva tres en Brasil. “Me gustaría ser titular, pero así no lo sea siempre estoy concentrado en el juego, como si estuviera dentro del campo, porque sé que en cualquier momento el entrenador puede necesitar a alguien que cambie al partido. Esa es mi función en este Mundial y espero terminarla de la mejor manera”.