El campeón sigue dando guerra porque nunca se rinde, como dice su himno. Un extraordinario segundo tiempo le permitió al Sevilla mantenerse con vida en una durísima eliminatoria frente al Zenit, un equipo de Liga de Campeones plagado de recursos que ofreció una magnífica disertación en el Sánchez Pizjuán. El equipo de Villas-Boas, capitaneado por Garay y Javi García, impresionantes en labores defensivas, superó al Sevilla en el primer tiempo. Marcó un gol y superó a los andaluces, incapaces de superar su ordenado sistema. Emery había apostado por Reyes y Gameiro en busca de la calidad y sufrió una enormidad ante un Zenit ordenado y eficaz.
El segundo tiempo del Sevilla fue para enmarcar. Emery dio vida a su equipo con la entrada de Mbia, Bacca y Denis Suárez y el equipo andaluz voló ante un rival que no bajó un ápice su intensidad. Fue una auténtica revolución. De repente, el Sevilla encontró huecos donde no los había, superó al Zenit en todos los aspectos y metió dos goles que le permiten seguir con mucha vida para encarar la vuelta en Rusia la próxima semana. Banega tomó la batuta y se asoció con Reyes. Aleix Vidal fue un puñal por su banda y Denis Suárez y Mbia empujaron hasta lo indecible.
Nervión explotó con el empate de Bacca, después de un gran remate a pase de Aleix Vidal, que corrió la banda con éxito. La fiesta fue total con el segundo gol de Denis Suárez al conectar un impresionante disparo de volea desde la frontal del área. En medio del éxtasis de la grada, Bacca tuvo en sus botas el tercer gol. Hubiera sido el merecido premio de un equipo que fue superado en la primera mitad y que en la segunda se convirtió en un vendaval. Fue el momento en el que Emery leyó con éxito el sistema de tres centrales del Zenit, ordenando a sus hombres que se juntaran y combinaran con sentido.
Pase a pase, regate a regate y con el corazón por bandera, el Sevilla le remontó el partido a un magnífico Zenit. El banquillo ruso acabó pidiendo la hora, temeroso ante el empuje de un rival incansable. El próximo jueves, en Rusia, el Sevilla tendrá la oportunidad de seguir engrandeciendo su leyenda europea. Por el momento, mantiene intacta su fortaleza en Nervión, donde no hay equipo que le tosa. Son ya 33 partidos oficiales sin perder en el Sánchez Pizjuán. En casa, intratable, el Sevilla es un rodillo por su fútbol, contundencia y pegada.