Carlos Darwin Quintero: No pierdo las esperanzas de estar en el Mundial

El delantero colombiano, figura del Santos Laguna, cree que se merece la oportunidad con la selección.

Daniel Avellaneda / Buenos Aires
20 de abril de 2014 - 09:27 a. m.
El delantero colombiano Carlos Darwin Quintero, del Santos Laguna mexicano, posa para la lente de El Espectador en el Sheraton de Retiro.   / Santiago Amorós
El delantero colombiano Carlos Darwin Quintero, del Santos Laguna mexicano, posa para la lente de El Espectador en el Sheraton de Retiro. / Santiago Amorós

Es otoño en Buenos Aires y las hojas se empecinan en dejar desnudos los árboles. A los pies de ellos, un grupito de chicos corre detrás de una pelota. La escena se observa a través del imponente ventanal del hotel Sheraton de Retiro. Y la mirada de Carlos Darwin Quintero se pierde en el horizonte. Tal vez, porque recuerda aquellas tardes en Las Puertas del Sol, su barrio por adopción en Cali, más allá de que nació en Tumaco. Quizá, porque en las canchitas de tierra empezó su romance con el fútbol. Entonces, nadie lo llamaba Darwin. Todos le decían Asprillita.

“Por mi forma de jugar, así me bautizaron mis amigos”, cuenta entre risas. Allí, a los 12 años, le pagaban 100 pesos para jugar con chicos de 18 o 20. “Siempre me gustó jugar con gente grande”, revela. Mauricio, el Calvo, le prestó sus primeros guayos y nunca más se los devolvió. Ahora, que es una estrella en el fútbol mexicano, Darwin devuelve gentilezas y les regala los suyos a esos amigos que lo acompañaron en la infancia.

“Cada vez que voy de vacaciones, me junto con ellos. No hay que olvidarse de los orígenes ni perder la esencia”, reflexiona este delantero picante, mano a mano con El Espectador, durante la visita de Santos Laguna a la Argentina, donde jugó ante Lanús por la Copa Libertadores.

Llegó dulce Darwin. Hace una semana, se dio el gusto de pegar tres gritos ante Atlante por la Liga Mexicana. Los Guerreros, de este modo, quedaron muy cerca de clasificarse a la Liguilla. Con el número 3 en la espalda, curioso dorsal para un delantero, lleva marcados 57 goles con la camiseta verdiblanca. “Cuando nació mi primer bebé, tuvo algunas complicaciones. Pero, Gracias a Dios, se recuperó. Por eso decidí jugar con el número 3, el día que nació, y dejé el 28”, narra.

Si hay que guiarse por el último fin de semana, hay que decir que le está yendo muy bien en México.

Gracias a Dios, me está yendo muy bien, tanto en lo personal como en lo colectivo. Estamos haciendo un buen campeonato.

¿Había hecho algún ‘hat-trick’ en su carrera?

Es la cuarta vez que hago tres goles en un partido. Hice dos con Deportes Tolima, uno con Santos en la ConcaChampions y el último ahorita, frente al Atlante. Lástima que no me pude llevar la pelota. Cuando me fui de la cancha, me olvidé de ella.

¿Es muy diferente el fútbol mexicano del colombiano?

Sí, el mexicano es un fútbol con mucha velocidad, muy dinámico, vertical. En Colombia somos más pausados, más de pensar en elaborar la jugada. Al principio me costó adaptarme, pero ya llevo seis años en México y me siento identificado.

La tricolor

La selección es el tema que convoca a la charla con Quintero. Estuvo en tres partidos de las eliminatorias. Fue convocado por Leonel Álvarez para la doble fecha ante Venezuela y Argentina. Después no volvió a vestir la camiseta tricolor hasta que José Pékerman lo llamó para el partido con Uruguay. Luego, su presencia fue un gran signo de interrogación.

Se habla mucho de la selección, últimamente no fue convocado, ¿se ve con algún chance?

Estoy peleando, estoy haciendo mi trabajo. Sé que si no estoy en la selección, no será porque estoy haciendo mal las cosas, sino por decisión del profe. Entonces, hasta que den la lista final, yo no pierdo las esperanzas de estar en el Mundial. No voy a dejar de trabajar ni de hacer las cosas bien.

¿No cree que merece una oportunidad?

De merecer, la merecen muchos, pero ya no depende de uno, sino si el profe ve que uno puede darle a la selección, a lo que pide en su esquema, fantástico. Y si no me llama, al menos me tiene que quedar la satisfacción de que di todo para estar.

Ahora no se observa un delantero de su característica en la selección, rápido, encarador. ¿Siente que le falta un jugador como usted a Colombia?

Bueno, eso no lo decido yo, sino que lo decide el profe. Mi estilo de juego no lo tienen mis compañeros, tal vez tienen otras virtudes. Ojalá me convoquen.

En Colombia dicen que usted es el Messi negro.

En mis inicios empecé muy bien, me catalogaron así por la forma de jugar, por mi regate. Eso me halagó mucho.

Compararlo con el mejor jugador del mundo puede ser contraproducente por la exigencia. ¿Le pesó un poco el rótulo?

Para mí, fue algo que dijeron y ya está. Siempre trato de hacer lo mío y ganar mi propio crédito. Aunque me compararon con uno de los mejores jugadores de la historia, no me la creí. Yo quiero hacer mi propia historia.

¿Y usted copiaba a Messi?

Más que copiar sus movimientos, me deleitaba viendo a Messi. Repentinamente, te saca un as de la manga, una buena definición. Se disfruta mucho ver a Messi.

¿Y quién es su referente?

Mi ídolo siempre ha sido Ronaldinho, me gusta cómo juega, cómo se mueve. Es un crack.

Léider Preciado fue el último colombiano en anotar un gol para Colombia en un Mundial y es de Tumaco, como usted. ¿Se imagina gritando un gol como aquel?

Ojalá. Dios quiera, primero, podamos estar en el Mundial. Y después, obvio, todos los jugadores sueñan con hacer un gol, con quedar en la historia. Entonces, esperemos que se me dé la oportunidad.

¿Tuvo algún guiño del cuerpo técnico?

La ilusión está, sé que me están viendo y eso es lo que me da tranquilidad.


¿Cree que Falcao alcanzará a estar en el Mundial?

Todos los colombianos estamos orando, es nuestro referente a nivel mundial. Va a ser muy importante, un envión anímico, que Falcao pueda estar en el Mundial de Brasil.

¿Cómo observa los rivales de Colombia?

Complicados, no hay ninguna selección que lo tenga fácil, todos quieren dejar a su país en lo más alto, hay mucha paridad.

Su América del alma

Darwin nació en Tumaco, pero creció en Cali. Y se hizo aficionado del América. Por eso dice: “Me duele mucho verlo así. Acá, en Argentina, les debe haber pasado lo mismo a los hinchas de River o a los de Independiente cuando se fueron a la B. Siempre es duro ver a instituciones muy grandes en esta situación crítica”.

¿Le gustaría, en algún momento de su carrera, jugar en el América?

Mi pensamiento no es jugar en América. Tuve la oportunidad de debutar en Deportes Tolima, que me abrió las puertas del fútbol, y de jugar en Deportivo Pereira, que me dio la posibilidad de volver a dar un salto de calidad. Me gustaría volver a jugar en alguno de esos dos equipos.

¿A Rusia no vuelve ni loco?

Uno no puede decir nunca, pero si bien fue malo, me ayudó a crecer en lo personal, en lo humano, había que luchar para conseguir lo que uno quería, fue una experiencia buena dentro de lo malo. El idioma muy difícil, el tiempo que estuve ahí, la gente se portó muy bien. Se dicen que son racistas, pero nunca viví un episodio de esa naturaleza. Fue más por el cambio del técnico. No era lo que esperaba.

Por Daniel Avellaneda / Buenos Aires

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