Publicidad

Cristiano sigue de caza

El portugués anota su tanto 71 en Liga de Campeones, a pase de Benzema, que le da la asistencia número 26 desde que se alinean juntos.

Diego Torres, El País de España
26 de noviembre de 2014 - 10:54 p. m.
Cristiano Ronaldo celebra su tanto número 71 en la Liga de Campeones. Foto: EFE
Cristiano Ronaldo celebra su tanto número 71 en la Liga de Campeones. Foto: EFE

Cristiano entró al campo el último por el túnel del fondo norte del estadio de St. Jakob Park. Justo por debajo de la tribuna que ocupan los ultras locales, los hinchas de Inferno Basel, que lo pitaron con fuerza. Él iba monitorizando la línea, como esos centuriones que cuidan la retaguardia. Metido en su película. Le pasó la mano por la cabeza a Isco en un gesto de cariño, saludó a Bale furtivamente, cruzó el campo para darle instrucciones a su amigo Coentrão y luego chocó puños con Benzema como hacen los raperos. El intercambio con el francés fue el más profundo. El único caso en que Cristiano se dignó a emplear el lenguaje gestual de su colega, tributario de los pandilleros de la banlieue.

El portugués reclamó tensión y consideración. Más que pasar revista a su tropa, lo que hizo fue recordarles a todos que está metido en campaña. Que dentro de dos meses entregan el Balón de Oro y que se ha propuesto ir tras el récord de Messi, que el martes hizo un hat-trick y alcanzó la cifra de 74 goles en Champions. Las empresas de Cristiano son las empresas del equipo. Por tanto, conviene recordar que los balones deben ser suministrados a quien los precisa.

Puede que la actitud de Cristiano sirva de estímulo a los demás. Puede que contagie. El comportamiento del goleador contiene valores muy apreciados por el entrenador, Carlo Ancelotti, porque resultan ejemplares. La excitación de Cristiano ante la inminencia de la temporada de premios individuales es comprensible en un hombre de su temperamento. Pero para sus compañeros resultó tremendamente complicado compartir estos sentimientos.

El Madrid acabará la primera fase como líder del Grupo B, pase lo que pase. Viajes como éstos, sobre un campo pesado y revuelto, bajo el aire húmedo que desciende por el valle del Rin, en época de constipados, son una amenaza para la motivación de cualquiera. La lista de bajas por minucias de última hora fue larga en este sentido: Carvajal con un constipado, Pepe con un dolor en la cadera, y Khedira no se sabe bien con qué, compusieron una nómina rara en una plantilla tan comprometida como ésta. Una nómina que recuerda que, además de perseguir balones de oro, cuando no hay nada en juego es recomendable dosificar esfuerzos.

Cristiano recorrió el campo como quien patrulla una reserva natural. Observando atentamente la fauna y la flora en busca de la captura del balón de gol. Primero se volcó a la izquierda. Por allí intentó asociarse con James y Coentrão. Lo vigiló Schär. No le quitó ojo ni un segundo. Como el centro del campo del Madrid no funcionó con fluidez y el juego no tuvo continuidad, le costó encontrar vías de acceso al área de Vaclik. Entonces cambió de banda. Se fue a la derecha. Ahí se entendió peor con Arbeloa, y Sachy, el central zurdo, no dejó de perseguirle. Con una particularidad táctica añadida. Cada vez que pudieron, Sachy y Schär tiraron el fuera de juego. El achique del campo ahogó a Cristiano y desorientó completamente a Bale. Los jueces de línea pitaron tres fueras de juego.

Las cosas no le salían a Cristiano ni al Madrid. Las cosas iban mal para todos los expedicionarios hasta que apareció el de siempre. El mismo que entró en acción en Sofía para enderezar un partido torcido contra el Ludogorets. El hombre providencial. También en Suiza. Fue Benzema. No hay récord que valga si no interviene el francés. Y ocurrió. En el minuto 33. Bajó al centro del campo, se hizo con la pelota y se fue pegado a la raya izquierda dando pasos de baile. Conduciendo de pie a pie, mirando a sus marcadores, a Elneny, a quien lo rompió con un amague, y a Schär, a quien lo superó con un poco de técnica y un poco de colocación. Puso el cuerpo, hizo un malabar sobre la línea de fondo, y dio el pase atrás. Ahí, puntual como el nueve que siempre fue y nunca quiso ser, se presentó Cristiano. Empujó la pelota con la zurda y metió su gol número 71 en Champions. Igualó la marca de Raúl y se quedó a tres de Messi. No hubo para más pero, dadas las circunstancias, fue suficiente. Se lo debe a Benzema, que le dio la asistencia número 26 desde que juegan juntos. Una barbaridad solo superada por Özil (27 pases de gol a Cristiano). Benzema es el máximo asistente de la Champions si se suman las temporadas 2013-14 y 2014-15.

Por Diego Torres, El País de España

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar