Cruyff: "El fútbol es cometer errores y no frustrarse"

El mítico holandés dejó escrita en una autobiografía su peculiar filosofía sobre la vida y el deporte.

Luis Martín / El País
05 de octubre de 2016 - 12:56 a. m.
Johan Cruyff en su etapa como jugador del Barcelona. / EFE
Johan Cruyff en su etapa como jugador del Barcelona. / EFE

En una librería de Londres se celebrará mañana la presentación mundial de Johan Cruyff 14, la autobiografía (Planeta, Columna en catalán), acto en el que participarán como maestros de ceremonias su hijo Jordi y Pep Guardiola, y que será moderado por el periodista Jaap de Groot, que colaboró con Johan en la redacción del volumen, escrito en holandés cuando el entrenador ya era consciente de su enfermedad. Fallecido el 24 de marzo de 2016, Cruyff estaba revisando el volumen, una obra de 319 páginas, un compendio de frases, anécdotas, y razonamientos que desgrana de manera cronológica la vida del Flaco, su amor a la familia, su gratitud al Ajax y la razón por la que interpretó el fútbol como lo hizo. Y como siempre hizo, deja opinión de casi todo, porque para todo tuvo una reflexión en vida. Este periódico ha tenido acceso a las páginas de sus memorias.

"Todo lo que sé lo he aprendido por experiencia", proclama de entrada. Avisa: "Cuando perdí a mi padre mi vida quedó determinada por el Ajax". Desde la primera página, en la que anuncia que "lo importante es aprender", Johan demuestra su inmensa gratitud al club de Ámsterdam, que marcó una vida a la que pone máxima en el prólogo: "El deseo de perfección y de mejorarme a mí mismo". "Todo lo que he hecho", insiste Johan, "ha sido aprendiendo de la experiencia y mirando al futuro". Se define como "bastante ingenioso" y admite que no le sacó mucho provecho a su paso por el colegio: "Para mí todo empezaba en la calle".

O en un quirófano, donde murió su padre, cuando él era niño. "Siempre me preocupó morir joven", cuenta. Y explica cómo se salvó en la Clínica Sant Jordi de una arterioesclerosis: "Mientras estuve enfermo, no me puse nervioso. Si había tantas personas dedicadas a cuidarme no era posible que fuera a seguir enfermo. El mundo entero se estaba fijando en el cirujano y yo sabía que se iba a esforzar al máximo. Era una sensación agradable", relata.

"Parecía una gamba"

Cruyff recuerda cómo, siendo niño y delgaducho — "parecía una gamba"—, a los ocho años le dejaron entrar en De Meer antes de un partido para pasar el rastrillo por la portería. "Esas sensaciones, preparar la superficie para mis héroes, estoy seguro de que influyeron en la persona en que me convertí". Deja ver su respeto reverencial por Jany van der Ven, Rinus Michels y Vic Buckingham, sus primeros entrenadores.

La muerte de su padre, cuando él tenía 12 años, le marcó. Cuando pasaba por delante del cementerio, le hablaba, le hacía preguntas, del colegio, del fútbol. "Pero yo no soy muy creyente y nadie ha vuelto de la muerte. Un día le puse a prueba y le dije que me parara el reloj". Y se paró el reloj. Muy de Johan, como su afición a los números. Pese a ser un alumno mediocre, lo justifica por el tiempo que ayudó en la frutería familiar: "No llegaba a la caja registradora y sumaba mentalmente", dice. También los aplicaba a su vida familiar. "Nos casamos el segundo día del duodécimo mes. Dos más doce 14, mi número. Un matrimonio dos veces bueno… si hay una mujer de futbolista que nunca ha buscado la publicidad es ella". La vida con Danny le cambió su manera de implicarse en el fútbol: "La responsabilidad que adquirí en casa, la trasladé al vestuario y al juego. No me preocupaba de mí mismo". En su proceso de interpretación futbolística le ayudó jugar al béisbol: "Era muy bueno y me enseñó a entender muchas cosas que puse en práctica en el fútbol, porque en el béisbol has de anticipar, aprendí a ir un paso por delante". Recuerda su talento para jugar de portero —"era realmente bueno"— y considera que aprendió pronto: "El fútbol es un proceso que consiste en cometer errores, analizarlos y no frustrarse. Si no hubiera cometido errores me habría perdido cosas fantásticas".

Su objetivo siempre fue uno: "Jugar de forma bonita y al ataque". Tuvo muy presentes las enseñanzas de Michels. Recuerda cómo se escondía en los árboles, para no correr mucho en los entrenamientos por los bosques y cómo en el partido del 0-5 en el Bernabéu hizo un movimiento táctico sorprendente: "En Madrid vivía Theo de Groot, periodista amigo de Michels y vecino de Gregorio Benito". Éste le confesó toda la táctica a De Groot. "El eje de su juego es que yo tendría un marcaje por zona, que haría la última línea del Madrid. Cuando Michels lo supo me pidió que jugara más atrás y los cuatro defensas quedarían desconcertados".

Eligió España al pelearse con la gente del Ajax por varias razones: "Había hablado con Rexach en Mallorca algunas veces… Me gustaba Barcelona y además iba a cobrar el doble y pagaría la mitad de impuestos. Creé un lazo que se vio reforzado cuando volví de entrenador", dice. "Cuanto más tiempo pasaba en España, más evidente era la importancia de la política en el juego… como jugador extranjero era intocable, así que podía provocar a Franco de vez en cuando". Considera que sus diferencias con Rexach tienen que ver con su mentalidad holandesa: "Él me expresaba su opinión, pero no se ponía en marcha. Se dejaba llevar, yo expresaba mi opinión y aportaba una solución".

Situación política

Asegura que ve la situación en Cataluña igual que hace 40 años: "La cosa está 50-50. En caso de secesión, la población se dividiría: ¿eso es lo que quieren? Como holandés estoy acostumbrado a llegar a acuerdos desde opiniones distintas. Eso no se ha hecho en España, nadie está dispuesto a ceder. Ni los que quieren separarse, ni los que quieren seguir juntos, ni en Madrid".

Elogia a Guardiola: "Tiene una gran personalidad y una mente inteligente. Y aunque no se apoya en consejos, le gusta conocer mi opinión". Recuerda que cuando le nombraron, solo le comentó: "Debía ser capaz de decirle al presidente: "Lárgate del vestuario, aquí mando yo". Sostiene que Busquets será un buen entrenador. "Me gustaría ver a Neymar y Messi sin Iniesta y Busi", desliza.

Johan reconoce que su carrera afectó mucho a su familia, pero a nadie como a Jordi, que en 1983 se quedó en el Ajax cuando él se fue al Feyenoord, que abandonó su vida y sus amigos para seguirle a Barcelona. "En el Barça tuvo que oír que si jugaba era por ser mi hijo. Convirtieron al chico en un juego político en mi contra. Núñez arrastró a mi hijo por el fango". Confiesa que pocas cosas le han hecho más feliz que ayudar desde la Fundación. Avisa de que "la creatividad está siendo atacada" y es necesario "volver a la base porque cuando vas a comer necesitas un cuchillo y un tenedor". Pero es "optimista" de cara al futuro del fútbol. Él no lo verá, pero su legado perdura.

Por Luis Martín / El País

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