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David Ospina, de llorón a 'pistolero'

Creció en un ambiente familiar que lo llevó a ser muy consentido y dependiente, pero los años lo han convertido en un aguerrido arquero que con valentía llegó a un histórico de Inglaterra.

Luis Guillermo Montenegro
29 de julio de 2014 - 04:01 a. m.
David Ospina, nuevo arquero del Arsenal de Inglaterra.  / Cortesía Arsenal
David Ospina, nuevo arquero del Arsenal de Inglaterra. / Cortesía Arsenal

El balón rodó a una velocidad tan lenta que David intentó pararlo con una pisada, pero midió mal y justo cuando creía haber controlado el disparo, la pelota se le pasó y entró al arco. Había sido gol del otro equipo y tras semejante ridículo, el portero no tuvo más que sentarse a llorar. “¿Qué te pasa, hombre? Parate ya y dejá la bobada”, le gritó Ceferino García, su técnico de ese momento. Él no quería levantarse, mucho menos dejarse ver la cara después de semejante oso que había tenido ante un escenario con unas 100 personas que estaban viendo ese juego, definitivo para buscar el paso al torneo final en la cancha Marte. Con barro en sus pómulos y el buzo lleno de polvo tras haber estado varios segundos acostado sin consuelo, se levantó, miró hacia el banco y alzando su mano derecha pidió perdón por el error. Luego no le metieron más goles y su equipo terminó dándole la vuelta al partido.

La madurez siempre fue una virtud de David, quien tras estar siempre rodeado por su familia, nunca tuvo tiempo para desviarse y se enfocó en su objetivo de convertirse en profesional. Su hermana Daniela entrenaba voleibol y él jugaba fútbol, así que su mamá siempre estaba pendiente de ellos y se hacía muy amiga de los entrenadores para estar pendiente de todo. Alexis García cuenta que la mamá de Ospina parecía un jugador más del equipo, porque siempre iba a los partidos, hacía barra e incluso a veces daba indicaciones.

Su entorno siempre fue tan familiar que incluso cuando era niño y le tocaba estar lejos de sus padres, sufría. Cuando tenía siete años se dio un intercambio domiciliario de escuelas de fútbol entre la de él y una en Boyacá. Cuando llegaron a Tunja se reunieron en una plaza para definir a casa de quién iba cada uno de los niños. Cuando le dijeron a David que debía irse solo a la casa de un desconocido, se puso a llorar y se negó a hacerlo. Esa noche se lo llevaron a un hotel a dormir con sus profesores, pero al otro día el que debía ser su anfitrión lo fue a buscar y le dijo que se fuera con él, que iba a pasar feliz, que tenían en su casa piscina, muchos juegos y que iba a estar distraído. A regañadientes aceptó, pero a los ocho días, cuando terminaba el intercambio, David llamó a sus papás y les dijo que se quedaría tres días más porque estaba muy feliz.

Esa unión familiar lo formó como un profesional ejemplar, que no da escándalos extrafutbolísticos y que se ha destacado debajo de los tres palos. Cuando iba a cumplir 16 años, pasó a Atlético Nacional. Muy rápidamente le tocó el turno de atajar y tras destacarse se quedó con la titular por encima de experimentados arqueros como Milton Patiño y Andrés Saldarriaga. “David era de esas personas avanzadas. Un joven maduro que parecía un viejo. Muy respetuoso con el resto de sus compañeros. Su tranquilidad y su sobriedad lo llevaron a ganarse el puesto”, recuerda Santiago Escobar, quien fue el que le dio la oportunidad de actuar en la Liga colombiana.

En 2006, Óscar Héctor Quintabani asumió como técnico verdolaga y los directivos le preguntaron si deseaba traer algún arquero experimentado para reforzar el equipo, pero él confió en David. En ese momento su principal problema era que no cortaba centros con precisión y que su saque era muy débil. Claro que con trabajo eso lo mejoró y su progreso se dio gracias a sus cualidades, que lo hacían un diamante por pulir. “Se convirtió en un arquero impresionante por su simpleza. Hacía fácil lo difícil. Tenía una muy buena ubicación y lectura de las jugadas”, asegura Quintabani, quien precisamente cree que por esas cualidades pasó al fútbol francés muy joven.
El arquero llegó al Niza de Francia en 2008 y fue allá donde adquirió cualidades que lo han llevado a convertirse en el arquero que es hoy. Quintabani, por su experiencia como guardameta, cree que en los seis años que el paisa de 25 años estuvo en Francia “ha fortalecido mucho su trabajo aéreo y la experiencia le da seguridad y confianza en sí mismo”.


Un nuevo ‘Gunner’

“Gracias a Dios, se dio con el Arsenal. Estoy muy contento de estar aprovechando esta gran oportunidad”, aseguró ayer David tras ser presentado por el equipo inglés. El traspaso del colombiano del Niza francés al Arsenal se dio por unos cuatro millones de euros (5,4 millones de dólares), aunque el equipo de la Premier League no confirmó el monto de la compra. Ospina declaró que se esforzará por ganar la titularidad en el equipo. “Hay que demostrar en cada entreno lo que puede dar David Ospina para el Arsenal y esperar que el profe tome su decisión”, destacó.

lmontenegro@elespectador.com
@luisguimonte

Por Luis Guillermo Montenegro

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