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Gracias a su pegada financiera y futbolística, el Manchester City logró recuperar el título de la Premier League en la temporada 2013-14 tras un año de intermedio. El derrumbe del Liverpool, en el tramo final del campeonato, ayudó tanto como una delantera sin piedad y un equipo equilibrado que supo estar siempre cerca del liderato. Los fundamentos se sentaron con la inversión de 90 millones de libras (153 millones de dólares, 110 millones de euros) en nuevos jugadores, incluyendo al centrocampista brasileño Fernandinho y al delantero centro español Álvaro Negredo. La llegada de Fernandinho liberó a Yaya Touré de sus responsabilidades defensivas y el coloso marfileño se convirtió en una máquina de hacer goles (20) y en un socio fenomenal del español David Silva en la creación en el último tramo del ataque. Negredo, que sustituyó al argentino Carlos Tévez, formó también una sociedad arrolladora con el argentino Sergio Agüero, y cuando llegaron sus lesiones el bosnio Edin Dzeko estaba ahí para marcar los goles cruciales.
Pero por encima de todo, la temporada fue un triunfo personal del técnico chileno Manuel Pellegrini, que acabó su primera temporada en el fútbol inglés con la Liga y la Copa de la Liga. Tras nueve años sin ganar grandes torneos en España, con Villarreal, Málaga y Real Madrid, logra su primer gran título en Europa, y lo hace dejando su sello en el equipo. Su compromiso con el fútbol de ataque, que hizo que siempre actuara con dos delanteros, fue recompensado con la anotación de 102 goles, y administró inteligentemente a su plantilla hasta el cierre de la temporada. También reaccionó con autoridad cuando en el primer tramo, el portero internacional inglés Joe Hart sufrió un brusco descenso de forma, dejándolo en el banco antes de reintegrarlo con éxito en el equipo.
“Cada entrenador es diferente, y lo que hace Manuel es hablar mucho con cada jugador y tratarlos a todos igual”, explicó Agüero. “Eso es importante. Nos dice cosas para motivarnos y eso es bueno. Nos hemos adaptado rápidamente a su forma de jugar y estoy encantado porque nos ha orientado mucho”, añadió el argentino.
Las posibilidades de que el City ganara el título parecían escasas a principios de noviembre porque había ganado sólo 4 puntos de 18 en sus primeros seis partidos fuera de casa. La derrota 1-0 ante el Sunderland el 10 de noviembre dejó al equipo de Pellegrini seis puntos por detrás del líder, el Arsenal. “Estoy preocupado porque estamos perdiendo demasiados puntos fuera”, dijo el chileno de 60 años. “Es muy difícil ganar la Premier League sin ganar fuera”, enfatizó. El equipo respondió ganando 11 y empatando uno de sus 12 partidos siguientes, en los que marcó 39 goles, atropellando al Tottenham Hotspur en dos ocasiones (6-0 y 1-5) y al Arsenal en una (6-3). Además, el equipo ganó esta temporada sus dos duelos a los enemigos del United (4-1 y 0-3) y marcó cuatro o más goles en un partido en 10 ocasiones.
El momento delicado llegó en febrero, cuando el equipo pagó caro el esfuerzo de competir en cuatro frentes. La derrota 0-1 en casa con el Chelsea le costó el liderato, y aunque se impuso al Sunderland en la final de la Copa de la Liga, fue eliminado de la Copa por el Wigan, que ya le había batido en la final de la competición la temporada anterior, y de los octavos de final de la Champions League por el Barcelona.
La presión pudo con Pellegrini, un entrenador educado y tranquilo, que acusó al árbitro Jonas Eriksson de ser “imparcial” en el partido con el Barcelona, lo que le costó una sanción de dos partidos. La derrota 3-2 ante el Liverpool, y el empate 2-2 con el Sunderland, dejó al City a seis puntos (con un partido menos). Pero cuando parecía perdido, Liverpool y Chelsea fallaron y ahí estaba el City para acelerar el paso a su segunda liga en tres temporadas, la cuarta de su historia.