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"El gol en Sudáfrica, nuestro motor en el Mundial": Iniesta

Andrés Iniesta, el hombre que le dio a España su primer título, recuerda aquella anotación histórica, por qué el país se coronó en África y cómo afrontarán Brasil 2014. Hoy, en su estreno, se toparán nuevamente contra Holanda.

Andrés Iniesta, Especial de El País de España
13 de junio de 2014 - 11:26 a. m.
"El gol en Sudáfrica, nuestro motor en  el Mundial": Iniesta

Ya perdí la cuenta de las veces que he visto el gol con el que ganamos la Copa. Hay días en que me lo encuentro por sorpresa, sin querer, mirando la televisión de la misma manera que admito que en ocasiones he puesto el video para recordar un momento que me alegra la vida y forma parte del paisaje de los programas deportivos dedicados al Mundial.

Sabía que íbamos a ganar la final y estaba convencido, nada más controlar la pelota, de que iba a marcar. Las sensaciones que se viven en el campo son irrepetibles. Ese gol sólo se mete una vez.

Es muy distinto verlo a hacerlo. Quizá me recreo en la sensación de querer sentirlo. Siempre pongo los partidos que he jugado para mejorar, pero la final de ese Mundial es otra cosa. El torneo en general fue muy especial y tengo muy buenos recuerdos de todo.

El último día, en Potschefstroom, donde estuvimos concentrados, fue conmovedor porque los anfitriones nos despidieron con lágrimas. Nos montamos en el bus convencidos de que podíamos ser campeones. Muy pocas veces estuve tan seguro de que íbamos a ganar un partido. Me sentía muy a gusto desde el tercer partido, el que jugamos contra Chile.

Aquel día me convencí de que definitivamente las cosas habían cambiado para mí. Me sentí importante, muy seguro, mejorado respecto a actuaciones anteriores y, además, marqué también uno de los dos goles del equipo.

Ese tanto me fortaleció. Había llegado apurado al Mundial. La temporada fue muy complicada, me lesioné en el amistoso previo y también tuve problemas en el estreno contra Suiza. No conseguía limpiar, eliminar el dolor, liberarme. Tuve mucha suerte con los fisioterapeutas en el Barcelona y en la selección, porque me ayudaron no sólo a sanar, sino a encontrar mi mejor punto de forma sin que me diera cuenta. Ocurrió la noche del segundo partido, contra Honduras. De pronto me sentí bien, nada me dolía, ni el cuerpo ni la mente, y sólo tenía ganas de jugar.

Quizá lo que me pasó también le ocurrió al equipo. Supimos sufrir para después disfrutar. Hubo mucha sintonía en el vestuario y en la cancha, y nos convencimos progresivamente de nuestras posibilidades, certificadas en las semifinales cuando eliminamos a Alemania. No hubo un partido fácil, cierto, pero tampoco ninguno que no se viera que podíamos ganarlo. Fuimos imparables hasta firmar el triunfo contra Holanda en la final de Johanesburgo.

Me siento feliz, querido y respetado desde entonces, a punto para emprender un nuevo reto como es Brasil. No es momento de vivir de los recuerdos con nostalgia sino como estímulo para progresar. Así que no se trata de poner la final y el gol para revivir lo que pasó sino que conviene tenerlo muy presente como motor de nuestra ilusión en Brasil. Tenemos el desafío de demostrar que podemos volver a ganar la Copa del Mundo.

Por Andrés Iniesta, Especial de El País de España

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