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El hombre detrás de Santa Fe

César Pastrana le dio a los hinchas rojos un título después de 37 años y ahora los tiene soñando con la Copa Libertadores.

Luis Guillermo Montenegro
18 de mayo de 2013 - 02:44 a. m.
 César Pastrana. /Archivo
César Pastrana. /Archivo

A sus 48 años, César Pastrana se muestra como un hombre pausado y muy cordial. Su amor por Santa Fe lo llevó a dejar todo lo que había logrado construir como empresario, sin embargo hoy, tres años después de asumir el cargo, se puede concluir que ha valido la pena.

Cuando asumió como presidente era dueño de la Casa Caterpillar, una empresa de maquinaria pesada, a la que entró como mensajero. A los seis meses pasó a bodega. Luego fue vendedor y a los dos años y medio se retiró para crear su empresa Prodecat. Su olfato empresarial le permitió, aprovechando la crisis, un gangazo para retornar como dueño de la compañía.

Con la combinación empresa-fútbol aficionado, Pastrana fue un referente del deporte bogotano y puso al club Caterpillar en lo más alto en la capital. Vendría después otro reto: la presidencia de la Liga de Fútbol de Bogotá. Un cargo al que llegó en 2007 y desde donde manejó los destinos de más de 180 equipos, recursos anuales estimados en $2.000 millones, árbitros y un terreno al norte de Bogotá con 15 canchas, conocido como La Morena.

Pastrana llegaba a una institución agrietada deportiva y económicamente, con un déficit de 35 años sin ser campeón y problemas judiciales que lo llevaron a perder patrocinios. Arriesgó su patrimonio familiar para invertirlo en algo que podría representar perderlo todo y hoy, tres años después, el panorama es totalmente diferente.

Primero que todo, logró consolidar un nómina competitiva a pesar de los problemas financieros. Manejó un esquema de retroactivos el cual consistió en reunir a los jugadores importantes del equipo que tenían sueldos altos, pedirles que se bajaran su salario y al final de la temporada, sí lograban los objetivos, les pagaría todo. Su pedido fue aceptado por insignias como Ómar Pérez y ahí comenzó a construir el sueño.

"Fue un esquema que nunca antes se había hecho en Santa Fe, sin embargo los jugadores lo asimilaron de buena manera y eso les sirvió mucho para sentir la camiseta y adquirir amor por la institución", comentó Pastrana.

Otro de los retos que debió afrontar, fue cuando buscó reemplazo para Arturo Boyacá en la dirección técnica. La hinchada y la prensa pedían grandes nombres, pero la condición económica no estaba todavía del todo recuperada y por eso tocaba buscar un entrenador que pudiera cumplir con las disposiciones del club.

De esta manera decidió jugársela por Wilson Gutiérrez, un técnico joven que hasta esa entonces era el asistente técnico de Arturo Boyacá.

“Lo de Wilson es una apuesta dura, tuve una presión mediática fuerte, pero ahora es un ídolo. Ahora la gente lo corea. Hoy es un técnico de la casa, santafereño y cada día lo veo mejor. Eso para todos nosotros es muy bueno”, destacó.

Gutiérrez fue el técnico de aquel equipo campeón en el primer semestre de 2012 y desde ahí se metió en el corazón de una hinchada sufrida que en el estadio canta: “el equipo de Wilson tiene corazón, el equipo de Wilson tiene corazón, se merece, se merece ser campeón”.

El tema de la falta de patrocinio siguió afectando al cuadro rojo de Bogotá, a pesar de haber ganado el título y salir de la ley 550 (de quiebra). Sin embargo, siempre estuvo la mano firme de Pastrana para esperar una empresa adecuada. Cerca de cuatro meses de espera le valieron para firmar con Honda, una marca internacional que hoy está en el pecho de la camiseta.

Finalmente, la apuesta de más valor por estos días es la de contratar a Wílder Medina. Un jugador olvidado y casi desahuciado a vivir inmerso en el mundo de las drogas, pero que fue recuperado y ahora le responde a todos los hinchas con goles.

“A Wilder lo encontramos en una situación muy triste, había tocado fondo y nuestra ayuda tenía que ser primero pensando en la persona y después en el futbolista. Lo acogí, empecé a llevarlo a acobijarlo y gracias a Dios las cosas se dan. Hubo mucha oposición, pero hay medidas impopulares que terminan siendo un éxito. Qué bueno tener a un jugador de esta categoría defendiendo los colores de Santa Fe”, comentó el presidente cardenal.

A estos elogios, Wílder responde además de goles, con palabras de agradecimiento: “Sentí lo mismo que aquél día que les hice el gol con la camiseta del Tolima. Algo increíble porque esta es una oportunidad muy linda que Dios me está dando de hacer historia con Santa Fe y de retribuirle a César Pastrana y a la institución todo lo que han hecho por mí”.

Ahora la meta es seguir avanzando en la Copa Libertadores, el certamen más importante de clubes en el continente, en el cual jugarán los cuartos de final frente a Real Garcilaso de Perú, los próximos 22 y 28 de mayo.

Por Luis Guillermo Montenegro

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