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El Milan ficha a Diego López

El portero jugará las próximas cuatro temporadas en Italia si pasa el exámen médico del lunes

Diego Torres - El País
09 de agosto de 2014 - 03:30 p. m.
EFE
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El enredo de los porteros del Madrid se rompió por la parte más débil de la cuerda, la parte que correspondía a Diego López. El meta gallego ha dejado el Madrid después de firmar un contrato de cuatro años con el Milan esta misma mañana. La formalización del acuerdo quedará a expensas del reconocimiento médico previsto para el próximo lunes. Navas y Casillas serán la pareja principal en la portería madridista.

Fichado al Sevilla en calidad de rueda de auxilio en enero de 2013, López vivió una suerte de resurrección profesional. En el año que precedió su traspaso a Chamartín no había acumulado más que desgracias: primero, el descenso a Segunda con el Villarreal, después, la suplencia en el Sevilla, en donde daba síntomas de decaimiento cuando el Madrid le llamó. Su misión, en principio, consistió en reemplazar temporalmente a Casillas, lesionado de una mano. El entonces entrenador, José Mourinho, había pedido otro portero, alguien con más caché internacional que pudiera competir con Casillas desde una posición de mayor fuerza. Mourinho llevaba dos años litigando con el capitán por desavenencias personales y creía indispensable arrinconarlo para reafirmarse como líder. A falta de un instrumento más reluciente, se valió de López para emprender su último intento de barrer a Casillas de su proyecto.

López se convirtió así en el portero del movimiento mourinhista. Inmediatamente gozó del respaldo institucional, porque por entonces el Madrid, empezando por Florentino Pérez, estaba íntimamente vinculado a Mourinho. El proyecto presidencial y el proyecto del entrenador eran uno solo y todas las campañas que emprendía uno gozaban del apoyo inmediato del otro: esto incluía respaldo político, financiero, y logístico. La propaganda formaba parte fundamental. El empleo de medios de comunicación, tradicionales o no, de forma directa o indirecta, para trasladar los mensajes convenientes, se redobló para exaltar las virtudes de López lo mismo que para poner en duda los valores de Casillas, tanto los futbolísticos como los morales. El caso es único en la historia del fútbol y merece un capítulo en los manuales de propaganda: nunca antes el madridismo exaltó más a un portero que no había ganado (ni ganaría) nada.

En enero de 2013 Mourinho llevaba meses diciendo en el club que el capitán era el principal problema de la institución y sus contactos profesionales en las redes sociales lo difundieron rápidamente. La campaña de difamación que siguió no encontró igual. La organización de propaganda que desplegó el entorno de Mourinho y sus aliados en el club sienta un precedente en materia de comunicación. En ninguna institución deportiva del mundo se asistió a la destrucción de la imagen de una leyenda como ocurrió con Casillas.

Fichado para suceder a Mourinho, que prefirió irse al Chelsea para vivir más a gusto, Ancelotti se adhirió al plan preexistente. La renovación en la portería fue un principio básico de la estrategia deportiva que se puso en marcha en el otoño de 2012. El club creyó oportuno darle otra oportunidad a López, a pesar de sus errores en la final de Copa contra el Atlético. Durante la pasada temporada, López hizo un buen trabajo como titular en la Liga, con tanta fatalidad que fue el único torneo que no ganó el Madrid. La conquista de la Copa y la Champions de la mano de Casillas obligó a Florentino Pérez a replantear la situación con el capitán. Ambos habían hablado de separarse este verano, pero al mandatario le preocupaba las consecuencias sociales de dejar marchar al mito, al hombre que había levantado la última Champions. La permanencia de Casillas en el club fue una decisión de índole coyuntural y todas las partes lo saben. El fichaje de Keylor Navas es el último capítulo en el proceso de renovación que comenzó en 2012.

El costarricense llega al Madrid con la púrpura que Mourinho advirtió que debía portar el competidor de Casillas: esencialmente, se trataba de una cuestión de popularidad. Navas parece esa estrella providencial. Su juventud, 27 años, su elección como mejor portero de la última Liga BBVA y su magnífica actuación en el Mundial de Brasil le confieren la fama necesaria. Así, la próxima suplencia de Casillas, con 33 años, será percibida por la hinchada como algo natural y saludable.

Protegido por el orden establecido durante un año y medio, a Diego López le resultó especialmente frustrante verse de repente expuesto. El hombre no debió calcular que las mismas razones políticas que lo avalaron y le proporcionaron una red de seguridad se podían volver en su contra. Pero desde que Casillas levantó la décima y Navas se presentó en el Bernabéu, la situación del meta gallego, de 32 años, es la más precaria.

El sueldo de López, de alrededor de más de cuatro millones de euros, es más asumible que el de Casillas, que gana cerca de nueve millones netos. El mercado es más amplio para los asalariados que menos cobran y es difícil que Casillas encuentre patrones extranjeros dispuestos a mantenerle los emolumentos que recibe después de su calamitoso Mundial. Por eso el Madrid le dio la carta de libertad a López y por eso el Milan está a punto de firmarlo, abriéndole el camino a una prolongación honrosa y afortunada de su notable carrera.

Por Diego Torres - El País

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