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El naufragio inglés en la Champions

La caída del Manchester City, que se une a las anteriores del Chelsea, Arsenal y Liverpool, constata la escasa pujanza de la liga europea de mayor poderío económico.

Alejandro Ciriza, El País
19 de marzo de 2015 - 08:36 p. m.
Yaya Touré en la derrota del Manchester City contra el Barcelona. Foto: AFP
Yaya Touré en la derrota del Manchester City contra el Barcelona. Foto: AFP

A Inglaterra, país de fútbol y tradición, de contrastadísima trayectoria naviera, se le hincha el pecho cada vez que se menciona su campeonato. Modélico en muchos aspectos, el capital extranjero y las grandes fortunas de oriente atrajeron a las grandes estrellas, que encuentran un hábitat perfecto para desarrollar sus carreras, y potenciaron las estructuras de algunos clubes que hasta hace no mucho tenían polvo en las vitrinas. La Premier League, presumen en las islas, es el modelo, el marco ideal, dicen allí. Ocurre, sin embargo, que esa estratosférica inyección económica y la confección de un torneo de innegable atractivo, envuelto de sponsors potentes y el romanticismo inglés, no tiene reflejo en la competitividad de sus equipos en el continente. De nuevo, un año más, naufragio. Es la segunda vez en los tres últimos años que un equipo inglés no se clasifica para los cuartos de final de Champions. En la temporada 2012/13 no hubo clubes de la Premier en esta ronda y este curso se ha repetido la historia, circunstancia que no se había producido antes desde 1996.

Uno tras otro y por este orden: Liverpool, Chelsea, Arsenal y Manchester City. Todos ellos han caído en la criba que marca la línea de los cuartos. Con los paréntesis de los triunfos del Liverpool (2005), Manchester United (2008) y Chelsea (2012), el fútbol inglés en la máxima competición continental queda a menudo al desnudo, minimizado. Pese a la captación de ideas, estilo y talento, a la importación a golpe de talonario, sus costuras quedan al descubierto. También en este curso. De poco han servido las fortunas de los jeques y sus mandamases. Un italiano (Juventus), un alemán (Bayern), un portugués (Oporto), dos franceses (PSG y Mónaco) y tres españoles (Barcelona, Atlético y Real Madrid), la nómina de clasificados. Ni rastro de la Premier. El hundimiento es un hecho.

Liverpool: Un proyecto entre interrogantes.

Tras la marcha de Luis Suárez, el club de Anfield llevó a cabo una inversión descomunal: 152 millones de euros para reclutar a Lallana (31), Lovren (25), Markovic (25), Balotelli (20), Alberto Moreno (18), Origi (12), Can (12) y Lambert (6). Entre todos ellos no han logrado llenar el gigantesco vació que dejó el uruguayo en la entidad del Merseyside. Pese a su buen hacer en las islas, el técnico Brendan Rodgers no da con la tecla. En la fase de grupos, los reds fueron descabalgados por el Basilea y el modesto Ludogorets. Encuadrado también con el Madrid, el cuadro británico tan sólo fue capaz de ganar el primer partido, ante los búlgaros.

Chelsea: La pesadilla parisina.

Era uno de los firmes aspirantes al cetro. José Mourinho al frente (ocho semifinales en las últimas 11 ediciones) y un bloque poderoso, apuntalado con fichajes de altura como Diego Costa (38), Cesc (33) o Cuadrado (31). La fase de grupos fue prácticamente un paseo para los londinenses: cuatro victorias y dos empates, si bien es cierto tampoco tuvo adversarios de excesivo nombre (Schalke, Sporting y Maribor). Después, el gran topetazo. Una bofetada mayúscula ante su propio público. Tras arañar un jugoso empate en París, el PSG le derribó después de jugar casi todo el duelo de vuelta en Stamford Bridge con un hombre menos por la expulsión de Ibrahimovic. Dos testarazos de David Luiz y Thiago Silva liquidaron a los blues.

Arsenal: El bucle perdedor de Wenger.

Es la historia de nunca acabar, el Día de la Marmota para los gunners. Los 120 millones de euros desembolsados el pasado verano (Alexis Sánchez, Chambers, Welbeck...) no han transformado la dinámica del equipo de Arsène Wenger, que por quinto año consecutivo cayó en los octavos. Otro fiasco. Entró por la escotilla del torneo (en la fase preliminar las pasó crudas ante el Besiktas) y después no tuvo apuros. A rebufo del Dortmund, cuatro triunfos, un empate y una derrota. Pero en cuanto el terreno se inclina, adiós muy buenas. El Mónaco, que desde que en 2004 alcanzase la final no mete ruido en la Champions, se lo merendó en Londres y resistió en el Principado. La dinámica perdedora de Wenger no termina.

Manchester City: Un gigante sin alma.

Crece y crece la relación de estrellas. Silva, Touré, Agüero; tantas otras. Crece y crece el millonario proyecto citizen, moldeado por el sugerente libreto de Manuel Pellegrini en el banquillo y el olfato de Txiki Begiristain en la dirección deportiva, pero el equipo hace aguas lejos de la Premier. Aunque ayuda, la cartera no garantiza el pedigrí, y algo así le ocurre al City. Después de alzar de nuevo la Premier la campaña pasada, aspiraba a una cota aún mayor, pero nada. Salvo ligeros retoques (Mangala en el eje defensivo y Fernando y Lampard en la media), el grueso del equipo es el mismo. El ideario del técnico va imponiéndose, pero el despegue no llega. En la fase de grupos casi queda apeado y en el primer cruce, como ya le ocurriera en 2014, ante el Bacelona, salió por la trampilla de salida. Los dos años previos, en 2012 y 2013, aún fue peor: a casa en la primera ronda.

Por Alejandro Ciriza, El País

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