El penalti de los $6 mil millones

Los jugadores de Independiente del Valle celebran la clasificación a la fase de grupos de la Copa Libertadores. Foto: AFP

Un gol mueve pasiones. Es euforia en estado puro. En la tribuna se celebra con un grito y en la cancha con abrazos, puños en alto o con baile. Es el premio a la insistencia, a la constancia. Es el orgasmo del fútbol, como lo define Eduardo Galeano. No importa cómo se marque, si llega tras una jugada elaborada o por un penalti. La alegría de festejarlo siempre será la misma.

Pero no todos tienen la fortuna de marcar en el momento que su equipo lo necesita. Hay jugadores, que por esas cosas del fútbol, no cuentan a veces con ese plus de embocar la pelota así estén debajo de la portería, o en un mano a mano contra el portero. Otros, poseidos por la emoción del momento, sienten temblar las piernas, mariposas en el estomago o simplemente no se pueden quitar la presión de los ojos en la tribuna ni con una inhalación profunda.

Puede que eso le haya pasado este jueves a los jugadores de Guaraní. El equipo paraguayo, que jugó contra Independiente del Valle de Ecuador por un cupo a la fase de grupos de la Copa Libertadores, contó con varias opciones de gol para terminar el partido con una ventaja superior sobre el cuadro ecuatoriano. Pero la deficiencia al momento de definir y la presión con el pasar de los minutos fueron sus principales enemigos.

Esa intensidad en la que entró el juego en los minutos finales se concentró en un instante. En un jugador. Al minuto 92, cuando Guaraní necesitaba un gol para clasificar a la fase de grupos del torneo continental, las cámaras enfocaron en Hernán Rodrigo López. El delantero, quien 10 minutos atrás había celebrado el 2-1, tuvo la personalidad pararse frente al portero para cobrar el penalti que signifacaba la última jugada del partido.

Mientras en la tribuna unos hinchas juntaban sus manos en forma de oración y otros se tomaban la cabeza esperando con ansias celebrar el gol, en la cancha López respiraba profundo y miraba el balón fijamente. Todo el partido estaba centrado en ese cobro. Un gol significaba la clasificación a la fase de grupos y una ganancia de un millón 800 mil dólares, además de la recaudación en los tres partidos de local. Todo se quedó en silencio, el delantero tomó carrera y la fuerza que le imprimió al cobro hizo que el balón se fuera por encima del travesaño.

Caras bajas, brazos sobre la cabeza. El grito de gol se quedó estancado en la garganta del entrenador Fabriccio Bassa, en todos los jugadores de Guaraní y en los casi 15 mil hinchas que asistieron al estadio Defensores del Chaco. Después no hubo espacio para más jugadas. Casi de inmediato el árbitro argentino Mauro Vigliano señaló la mitad del campo y el júbilo fue para Independiente del Valle.

Hernán López, que estuvo a centímetros de convertirse en héroe, terminó tirado con la cabeza sobre el césped. Su fallo le costó a Guaraní perderse la fase de grupos de la Copa Libertadores y el incentivo económico que esto significa, unos 6.181 millones de pesos colombianos.

La Conmebol subió los premios de 300 mil a 600 mil dólares para los partidos como local en la fase de grupos para 2016. Por clasificar a cada fase la ganancia será mayor. En octavos de final cada equipo recibirá 750 mil dólares, en cuartos el monto económico ganado será de U$ 950 mil, en semifinales el incentivo será de U$ 1'250.000 y el campeón ganará U$ 3'000.000.  

Independiente del Valle se clasificó al grupo 5 de la Copa Libertadores, en el que debutará la próxima semana contra Colo Colo de Chile. En esa serie también están Melgar de Perú y Atlético Mineiro de Brasil.