El ucraniano que no jugaría con el Rayo Vallecano por su ideología política

En 2016, Roman Zozulya causó revuelvo a su llegada al Betis. Un periodista confundía un símbolo en su camiseta con un emblema de ultraderecha. Aun así, su afinidad quedaba expuesta tras la filtración de unas fotos. Seis meses después, los hinchas del Rayo frustrarían su llegada al equipo de Madrid.

Juan Camilo Romero Gómez / Twitter: @juankromerog
04 de febrero de 2017 - 04:45 p. m.
La hinchada del Rayo se caracteriza por sus fuertes rasgos culturales y sociales al barrio de Vallecas. / @bukaneros92
La hinchada del Rayo se caracteriza por sus fuertes rasgos culturales y sociales al barrio de Vallecas. / @bukaneros92

“El Rayo Vallecano es el único equipo de barrio en la élite y su afición quizá la única que se posiciona claramente en cada conflicto social. Son un caso muy particular en el fútbol español”, le comentaba a El Espectador, Álvaro Olmedo, redactor del Diario Marca de España. (Vea también: Dos + dos = fútbol)

Olmedo aseguraba esto después de que el jugador ucraniano Roman Zozulya se viera obligado a abandonar el equipo del barrio Vallecas, luego de haber firmado un contrato de cesión con el Rayo Vallecano, el cual lo vinculaba con el equipo madrileño de segunda división hasta el próximo 30 de junio.

¿La razón? El delantero ucraniano, desde su llegada a España a mediados del 2016, causó polémica en su presentación con el Real Betis al arribar con una camiseta que lucía un emblema de su país. Un periodista confundió esto con un símbolo de ultraderecha ucraniano. El jugador por supuesto lo negó. Pero a partir de ahí empezaron a indagar sobre su vida.

Efectivamente la camiseta no tenía nada que ver con ideología de ultraderecha. Pero, Zozulya, sí había mostrado afinidad por los grupos paramilitares ucranianos. Posaba en fotos con emblemas extremistas y su admiración por Stepan Bandera, activista político en la Segunda Guerra Mundial, identificado con la ideología nazi y cuya figura venera la extrema derecha de Ucrania.

El Rayo Vallecano

Vallecas se encuentra al sureste de la capital española. Allí, históricamente se han acentuado los sectores obreros e izquierdistas de Madrid. De hecho, durante la Guerra Civil de España (1936-1939) fue una de las zonas más afectadas por los constantes bombardeos. El hambre y las necesidades de sus habitantes, fueron el rasgo en común para que décadas después, la dictadura franquista encontrara en este territorio a uno de sus principales y más cercanos contradictores. 

En el puesto 119 del ranking FIFA se encuentra el Rayo Vallecano. El “Rayito” es el principal emblema de Vallecas. Por su puesto que se constituyó bajo los mismos principios e ideales con los que se forjó el barrio. Fundado en 1924, participaría durante la Guerra, en el campeonato de la Federación Obrera de Fútbol. En 1949 dejaba a un lado su uniforme completamente blanco, en alusión al Real Madrid –el vecino poderoso- , y le añadía una franja roja que iba de costado a costado, en muestra de admiración a River Plate de Argentina.

La afición del Rayo

Desde el momento en el que se empezó a especular el nombre de Zozulya con el equipo de Madrid, los aficionados ya tenían pleno conocimiento de la afinidad del jugador ucraniano. “’Pequeño en lo deportivo, grande en valores’. Así es, y ha sido, el Rayo Vallecano. Pero desgraciadamente, en las últimas horas, esta consigna se ha visto mancillada; los valores de la Agrupación Deportiva han sido pisoteados”. De esta manera iniciaba el comunicado con el que la Agrupación de Peñas (hinchadas organizadas) del Rayo Vallecano, se oponía a la transferencia del futbolista proveniente del Betis. 

Contrario a lo que la mayoría de la prensa española afirma, avalado por el mismo presidente del club, Raúl Martín Presa, y del máximo dirigente del fútbol ibérico, Javier Tebas; la oposición al contrato de Zozulya es una decisión unánime de los hinchas del Rayo. Medios de comunicación y dirigentes apuntan a Los Bukaneros, el grupo de aficionados más radical. En otras palabras, la barra brava del equipo de Vallecas.

“Es una afición muy pequeña. Bukaneros es una parte muy importante, numérica y anímicamente, del Rayo. El resto de la afición los apoya o los critica en función de cada acto, no es un blanco o negro. La percusión contra ellos ha sido desmedida y poco inteligente, porque ha hecho que muchos aficionados que no simpatizaban con ellos los vean como víctimas”, afirma Álvaro Olmedo, quien también señala que si bien es cierto que este grupo ha sido protagonista de incidentes violentos “mucho menores”, actúan siempre por motivos políticos.

¿Qué sucederá con Roman Zozulya?

“Como ya señalé en mi presentación con el Real Betis, no estoy vinculado ni apoyo a grupos paramilitares ni neonazi alguno. He realizado una importante tarea en Ucrania colaborando con el ejército para proteger a mí país, además de ayudar a los niños y a los menos favorecidos”, escribía a través de un comunicado el jugador ni bien llegado a Madrid para vincularse al Rayo. 

La misma embajada de Ucrania se manifestó: “Roman Zozulya es uno de los patriotas ucranianos que apoyan al ejercito ucraniano en su lucha contra el agresor por la integridad territorial de nuestro país. Nosotros estamos muy orgullosos por tener en Ucrania jóvenes tan valientes y patrióticos como Roman. Por esta razón consideramos injustas las acusaciones contra nuestro compatriota que defiende su país”.

“Todos Somos Zozulya”, fue la frase con la que terminó el capitán del Betis Joaquín, luego de dar una rueda de prensa acompañado de toda la plantilla del club de Sevilla. Los integrantes del club que es dueño de los derechos del futbolista ucraniano también le manifestaron todo su apoyo por la situación.

Y es que el problema, en lo deportivo, radica en una reglamentación de la FIFA que prohíbe a un jugador inscribirse en más de tres clubes en una temporada. Ya Roman había sido inscrito por el Dnipro de su país, el Betis y Rayo Vallecano. Por lo que el ucraniano tendrá que jugar sí o sí en Vallecas o quedarse entrenando en Sevilla a la espera de la próxima temporada.

“Hemos asistido a un linchamiento público de un futbolista, cuyo comportamiento profesional y personal desde su llegada a este vestuario ha sido intachable”, leía el exjugador de la selección española Joaquín. Lo cierto es que Zozulya se reunió con Tebas, Presa y la Asociación de Futbolistas Españoles. La conclusión: el jugador deberá elegir el lunes si vuelve a Vallecas, en donde le garantizaron seguridad para él y su familia, o se queda en Sevilla únicamente entrenando por lo próximos seis meses.

En una entrevista al Diario AS, el jugador manifestó que: “El fútbol es toda mi vida, pero cuando hay que elegir entre el fútbol y la familia, yo elijo, como cualquier persona, a la familia”.

Francisco Maturana llegaba a Atlético Nacional  en 1987 y conformó un equipo únicamente de jugadores colombianos. La misma filosofía la tienen Chivas de Guadalajara y El Nacional. En sus plantillas, respectivamente, sólo pueden jugar futbolistas mexicanos y ecuatorianos. En la propia España, Athletic de Bilbao, por décadas, ha tenido como política la contratación de deportistas nacidos en el País Vasco. Esta vez, el caso es de identificación cultural. Roman Zozulya es libre de expresar su ideología. El error recae en el presidente de la institución que desconoce los valores y el arraigo social con el que fue constituido el equipo que preside.

Por Juan Camilo Romero Gómez / Twitter: @juankromerog

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