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"Grecia tiene que empezar el Mundial ganándole a Colombia": Fernando Santos

El cuadro europeo hace parte del Grupo C junto con el suramericano y jugarán el próximo 14 de junio.

El Espectador
28 de marzo de 2014 - 04:01 p. m.
AFP / AFP
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La Selección de Grecia será el primer rival de Colombia en el grupo C del Mundial Brasil 2014. Para el equipo europeo el principal objetivo era el de clasificarse para la cita mundialista por segunda ocasión consecutiva.

Para su entrenador, Fernando Santos, participar en Brasil tiene un significado especial por lo que supone para un portugués competir en "un país hermano". El experimentado entrenador, multicampeón con el Porto a finales de los 90 y comienzos del 2000 y en la selección griega desde 2010, busca fórmulas para dar un carácter más ofensivo a su equipo.

En diálogo con FIFA.com el entrenador habló sobre la fase de clasificación del equipo europeo y lo que será el Mundial para los griegos.

Siendo realistas, ¿hasta dónde cree que puede llegar Grecia en Brasil 2014?

Evidentemente, nuestro principal objetivo es superar la fase de grupos, algo que Grecia nunca ha conseguido en una cita mundialista. Nuestro sueño es meternos en octavos de final, pero hay que empezar por ganar el primer partido. Queremos además cambiar un poco la imagen del fútbol griego. Si lo hacemos, creo que tenemos opciones de superar la fase de grupos. A partir de ahí hay que ir partido a partido, empleándonos al máximo en todo momento. Lo que tengo muy claro es que no vamos a ir a Brasil a hacer turismo.

Una vez alcanzado el objetivo, ¿qué se puede esperar del equipo en el futuro? ¿Qué rumbo sigue la selección griega en este momento?

El equipo tiene unas características definidas y sabemos que es muy difícil ganarnos. Sólo hemos perdido cuatro de los 43 partidos que jugamos desde que llegué al cargo de seleccionador. No obstante, somos conscientes también de que a veces nos cuesta marcar goles. Los partidos de la repesca eran diferentes, puesto que se trataba de una eliminatoria, y los jugadores asimilaron esa mentalidad ganadora. "Una repesca no se juega, se gana", les dije.

Ha dicho usted que a veces les cuesta marcar goles. ¿Supone eso una preocupación lo suficientemente importante como para plantearse cambiar de sistema?

Es difícil. En un club estás todos los días con los jugadores y eso te permite inculcarles la filosofía en la que más crees, la que conlleva una presión adelantada para robar el balón, pero eso requiere trabajo y entrenamiento. En algunos equipos conseguí llevar a cabo esa transición en un mes, pero en otros me llevó tres o cuatro. No es fácil hacerlo en la selección. Además, he tenido que ajustarme un tanto a la característica que ha definido a esta selección desde 2004, cuando Grecia ganó la Eurocopa en Portugal. Se trata de un equipo con una idea muy particular, que no es demasiado ofensivo, sino que normalmente prefiere esperar un poco más atrás y buscar el contragolpe. Eso es lo que estamos intentando cambiar. En cualquier caso, creo que las cosas están evolucionando, como demuestran claramente los partidos amistosos. En los partidos oficiales siempre resulta un poco más difícil, ya que los jugadores se sienten más cómodos jugando un poco más atrás.

¿Resultó frustrante para el equipo que su esfuerzo no se viese recompensado antes?

Si al principio de la fase de clasificación me hubiesen dicho que íbamos a sumar 25 puntos lo hubiese firmado sin dudarlo, pues creía que bastarían para ser primeros de grupo. Sin ir más lejos, en la competición preliminar de la Eurocopa nos clasificamos con 24 puntos. Es cierto que hubo momentos en los que cundió la desilusión, pero, al mismo tiempo, siempre creímos que estábamos capacitados para lograr el billete mundialista en la repesca.

¿Cuál fue el momento más complicado de la competición preliminar?

Sin duda, los dos partidos contra Bosnia-Herzegovina, sobre todo el que jugamos como visitantes. No estábamos acostumbrados a perder en esta fase. En veinte partidos de competición preliminar conmigo al mando sólo hemos sufrido una derrota, la de Bosnia-Herzegovina precisamente, así que no fue fácil. Sabíamos que había pocas probabilidades de que la selección bosnia pinchase y que la cosa estaría muy disputada hasta el final. En cualquier caso, lo importante fue que el equipo siempre creyó en sus posibilidades. Aunque fue un momento complicado, nos sirvió también para ganar confianza. Siempre tuvimos el convencimiento de que estaríamos en Brasil.

¿Qué tuvo que hacer con sus jugadores y, sobre todo, con la afición griega, para que se siguiese confiando en la clasificación y no cundiesen la desilusión y el pesimismo?

Por suerte para nosotros, la respuesta de la afición ha sido magnífica en los últimos años, sobre todo desde la Eurocopa, y los seguidores siempre han acudido en masa a los partidos, lo cual no pasaba antes. Jugamos siempre ante unas gradas repletas, lo que da una gran confianza. Creo que, en este momento, el pueblo griego se siente muy identificado con su selección. El país está en crisis y lo necesita. La afición confía mucho en la selección y en las ganas de los jugadores. En ningún momento ha habido divorcio entre la afición y el combinado nacional, sino, más bien, una gran comunión entre todos.

¿Cómo se sintió cuando la selección griega selló finalmente su billete para la cita mundialista?

Me alegré muchísimo, por mí y, sobre todo, por los jugadores. Todos los que formamos parte de este equipo compartimos el mismo sentimiento de felicidad. Para Grecia era muy importante estar en Brasil 2014, puesto que, en la coyuntura actual, ganar cosas, lo que sea, resulta fundamental para levantar la moral y reforzar la autoestima del país.

Por El Espectador

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