Leonardo Ulloa, el latino del Leicester

En entrevista exclusiva con El Espectador, el delantero de 29 años habla de la exitosa y sorpresiva campaña del reciente campeón de la Premier League.

Daniel Avellaneda
05 de mayo de 2016 - 03:27 a. m.
Leonardo Ulloa, delantero argentino del Leicester City, reciente campeón de la Premier League. / EFE
Leonardo Ulloa, delantero argentino del Leicester City, reciente campeón de la Premier League. / EFE

La historia de la cenicienta de la Premier League tiene un protagonista latino. Y aunque parece haber fluido de los cuentos de los hermanos Grimm, se gestó en General Roca, Río Negro, a 1.100 kilómetros de Buenos Aires. En la Patagonia nació Leonardo Ulloa, el delantero argentino que el lunes, cuando Chelsea le empató a Tottenham, festejó el primer título del Leicester City en 132 años. Y de aquellos días sacrificados, cuando tuvo que dejar la casa paterna para mudarse a Comodoro Rivadavia para jugar en Comisión de Actividades Infantiles, se acuerda ahora, con la consagración reciente. “Porque uno no puede olvidarse de sus orígenes”, dice a la distancia. Mucho menos de una carrera con pocas luces en su país que, del otro lado del océano Atlántico, tiene un capítulo de fábula, como el cuento del hada mágica y los zapatos de cristal.

Es que la última imagen de Ulloa en el fútbol de estas tierras poco tiene que ver con sus últimos goles, contra Swansea, o aquel grito emblemático ante Norwich que produjo un sismo de magnitud 0,3 en la escala Richter. El rionegrino partió en 2008 su periplo europeo después de haberse ido al descenso en Olimpo de Bahía Blanca. Ya había sido campeón con San Lorenzo, entonces dirigido por el actual entrenador de la Selección de Paraguay, Ramón Díaz, y con Arsenal, en la Copa Sudamericana. Aunque en ambos equipos tuvo un rol secundario, casi siempre calentando el banco de suplentes. Entonces, decidió dejar el país con apenas una decena de goles en su hoja de vida. Castellón (31 goles en dos temporadas), Almería (48) y Brighton (26) fueron sus escalas previas al Leicester, al que llegó en 2014.

Se afianzó como titular, los “Zorros” mantuvieron la categoría, pero perdió el puesto con Jamie Vardy, el jugador sensación que trabajaba en una fábrica de férulas y llegó al fútbol ya viejo. No obstante, contribuyó con media docena de goles y tan valioso resultó su aporte que el alcalde de Leicestershire tiene pensado bautizar una calle con su nombre. “Todavía no caigo, esto que me está pasando es demasiado grande”, confiesa el Negro, con un claro tono de satisfacción en su voz, en diálogo con El Espectador

Es un sueño hecho realidad. ¿Tomó dimensión de lo que consiguieron?

Es increíble, realmente, lo que vivimos estos meses. Y creo que recién en los próximos días, tal vez meses, tomemos conciencia de este logro.

¿Cuál fue el principal mérito del Leicester para poder ganar el título?

Le demostramos al mundo del fútbol que se puede competir contra equipos llenos de figuras, que no sólo con dinero es posible ganar un campeonato. Tenemos un equipo con hambre de gloria y eso es fundamental para encarar cualquier objetivo que uno se plantea. La peleamos desde abajo y hoy es un éxito que tenemos que disfrutar.

¿Cuándo se dieron cuenta de que era posible dar la vuelta olímpica?

A principio de año, cuando enfrentamos al Chelsea, Liverpool, Manchester City y Arsenal y logramos sumar 9 de los 12 puntos que había en juego. En ese momento nos dimos cuenta de que podíamos hacerle partido a cualquiera, que sólo necesitábamos tener confianza en nosotros mismos. Si pudimos contra los grandes, ¿por qué no podíamos soñar con el título?

¿Nunca dudaron?

Jamás. Incluso, a pesar de que la prensa inglesa manifestaba que nos íbamos a caer. El equipo estuvo muy sólido desde el primer momento.

¿Cuánto influyó Ranieri?

Es un gran entrenador. Tiene mucha experiencia y la relación con el jugador es cercana. Además, nos imprimió una filosofía de juego que todos compartimos: buscar el partido en todo momento con toda la intensidad.

Hubo un gol que marcó un quiebre, ese grito ante Norwich. ¡Y también generó un sismo!

Sí, es cierto. El partido era muy cerrado. Atacamos permanentemente y Norwich se estaba defendiendo con notable solidez. Hasta que pude marcar. Esos tres puntos eran vitales. Por eso la gente lo gritó desaforadamente y generó el sismo.

¿Por qué no le fue tan bien en el fútbol argentino?

Era joven, no tenía la madurez suficiente. En el fútbol argentino se juega con mucha presión y, por otro lado, no tenía continuidad. Cuando llegué a Castellón, todo fue diferente. Me gustó que hayan apostado por mí y eso fue fundamental para que me vaya bien. Empecé a hacer goles y crecí.

¿Y ahora cómo seguirá su historia?

En lo único que pienso es en gozar este momento, que es el mejor de mi carrera. Ganar la Premier League es un sueño y, sinceramente, era difícil de imaginar cuando nos estábamos jugando la permanencia. Me quiero quedar y tener la posibilidad de jugar la Champions. Es otra ilusión que tengo desde siempre.

Por Daniel Avellaneda

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