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El Liverpool logró el jueves una remontada histórica para avanzar a semifinales de la Europa League. Tras ir perdiendo por 1-3 contra el Borussia Dortmund a falta de 25 minutos, los ‘Reds’ lograron marcar tres goles que al final sellaron su pase a la penúltima fase del torneo europeo. Pero el conjunto que juega en Anfield en el segundo tiempo mostró una actitud sorprendente, a pesar del resultado siempre buscó la manera de revertir el resultado y así lo hizo.
Una de las claves en ese resultado fue Jürgen Klopp, quien se jugaba un partido especial contra su exequipo. El entrenador se frustró, saltó, gritó y animó durante los 90 minutos. En la primera etapa el estratega se vio confundido como su equipo, los dos goles revelaron su frustración, saltó intentando empujar a sus jugadores, pero fue poco lo que pudo hacer.
En el intermedio, con el 0-2 en contra, las caras largas inundaron el camerino local. El único que se mostró completo fue Klopp. Como la vieja frase del inglés Gary Lineker, “el fútbol es un juego simple; 22 hombres persiguen un balón durante 90 minutos, y al final los alemanes ganan”, así se vio al entrenador germano, confiado que aún había tiempo para remontar. Al fin y al cabo, ¿Qué son tres goles para el Liverpool?, “otros futbolistas que hoy son mayores iban perdiendo 0-3 en la final contra el Milan y acabaron ganando la Champions... incluso cuando no lo parece, estas cosas son posibles. A menudo, en el fútbol, parece que todo es imposible, que un partido está acabado, pero no aquí, no con este equipo”, les dijo Klopp en el medio tiempo a sus jugadores.
La actitud, sin dudas, fue otra. El Liverpool dejó todo dentro del terreno de juego y puso contra las cuerdas al Borussia Dortmund, que tenía todo para avanzar. El delantero Divock Origi marcó el primer tanto del Liverpool. Puso el partido 1-2 apenas iniciando el segundo tiempo. Tras el partido, el ariete confesó, “Klopp nos dijo que jugáramos el partido hasta el final, que no bajáramos los brazos que nuestros hijos y nietos recordaran para siempre”.
Después que Marco Reus anotara el tercer tanto en el minuto 57, Liverpool necesitó 12 minutos para igualar el encuentro, Philippe Coutinho y Mamadou Sakho marcaron los goles que pusieron el marcador 3-3. Y al minuto 91, cuando una parte del público se comía las uñas y otros se cogían la cabeza, Dejan Lovren le ganó el duelo aéreo a Adrián Ramos y de cabeza anotó el gol que dio el pase a semifinales. “Al descanso Klopp nos dijo que no teníamos nada para perder, sólo debíamos creer. Fue un gran esfuerzo de todos”, dijo el jugador que se convirtió en héroe en Anfield.
El Liverpool pasó de la angustia a la alegría. Fue una serie en el que Borussia Dortmund lo exigió hasta el final, pero en el que supo sacar su casta para revertir un marcador que lo eliminaba de la carrera por el título de la Europa League. Ante el Villarreal juegan el partido de vuelta en Anfield, algo que Klopp considera “más importante incluso que conseguir un gol fuera de casa”.
El jueves, pese a que el BVB se puso con 0-2 en apenas ocho minutos, los aficionados llevaron en volandas al equipo para obrar la histórica remontada. “Sé que éste es un sitio en el que se han vivido grandes noches de fútbol”, dijo Klopp refiriéndose a Anfield. “No lo olvidaré nunca porque fue muy especial. Ahora tenemos que seguir adelante y hacerlo más a menudo”, agregó el entrenador.