“Rendirme no fue una opción”: Pablo Armero

El lateral tumaqueño volvió a jugar con el Udinese de Italia tras un fallido paso por el Flamengo de Brasil. Tras sumar minutos, su idea es recuperar su lugar en la selección de Colombia.

Luis Guillermo Montenegro
13 de febrero de 2016 - 10:04 p. m.
Pablo Armero, jugador del Udinese de Italia. / EFE
Pablo Armero, jugador del Udinese de Italia. / EFE

El calor era intenso en Tumaco, la cancha San Judas estaba llena de jóvenes que bajo un inclemente sol corrían detrás de un balón, mientras Henry Quiñónez, el entrenador de la escuela Jugar, Aprender y Crear, los observaba. El polvo se levantaba y se pegaba a la dura pelota que rodaba imperfecta pero cumplía su misión. Tras varios minutos de actividad, un niño de unos ocho años se le acercó a Quiñónez, le pegó una palmada en la espalda y le dijo de forma muy enredada que quería jugar con los demás. Su apariencia llamaba la atención: era muy pequeño, sus pies estaban llenos de barro y su pantaloneta y su camiseta estaban rotas. Sin embargo, a la hora de jugar, eso poco importaba. Su velocidad y su talento hacían que todo el entorno pasara desapercibido y quienes lo veían sólo se fijaran en su rapidez y habilidad con el balón. ¿Cómo te llamas?, le preguntaron. Pablo Armero, respondió él.

Hijo de pescador de mariscos en el Pacífico y habitante de un humilde barrio del departamento de Nariño, Armero se iría unos años después a la ciudad de Cali. Sin pensar que un día jugaría una Copa del Mundo y anotaría gol en el debut del equipo tricolor en Brasil 2014 ante Grecia. Empezó en el Boca Juniors de esa ciudad. Sus buenas actuaciones en categorías menores llamaron la atención del América de Cali. Con el club rojo debutó en primera división y se coronó campeón en el Torneo Finalización en 2008. Eso sí, la mayoría de sus compañeros en Tumaco jamás pudieron superar las adversidades. En esta ciudad los niños buscan aprovechar las pocas oportunidades de ser profesionales y los cazatalentos guardan la esperanza de encontrar algún día un pequeño, debajo de un puente o donde sea, que con su talento los saque de la penuria.

Claro que esas mismas dificultades para salir adelante los hacen fuertes, les enseña que, en la vida, rendirse no es una opción. La alegría es quizás una manera para huirles a los problemas, que por cierto son muchos. Son el baile, la música y la sonrisa las características de las personas de esta región del país. Y Pablo Armero es un gran embajador. Desde el Mundial de Brasil 2014 no ha podido volver a figurar. A pesar de esa gran actuación que tuvo con el equipo tricolor y de llegar a un grande de Italia como el Milan, no tuvo continuidad, tan solo jugó ocho partidos y esa falta de ritmo le costó perder incluso su puesto en la selección nacional.

Al Flamengo de Brasil llegó con la idea de recuperar su nivel, pero las lesiones no se lo permitieron. Y aunque jugó la Copa América con la selección, su nivel fue muy lejano al mostrado años atrás, en los que se consolidó como el dueño de la banda izquierda. De hecho, para el inicio de la eliminatoria hacia Rusia 2018, Pékerman dejó de contar con él. Tras meses de dudas, volvió al equipo que lo hizo grande en Europa, al Udinese, en el que su técnico Stefano Colantuono confió en él, le pidió que se quedara y le dio la titular. En su regreso marcó gol ante el Milan y ahora espera seguir sumando minutos para recuperar su nivel y regresar a la selección de Colombia. Desde su casa en Udine, Italia, el tumaqueño de 29 años habló con El Espectador sobre los duros últimos meses que ha vivido, esta nueva oportunidad en el Udinese y su futuro con la selección de Colombia.

El domingo pasado se acabó el partido, llegó al camerino después de marcar gol y empatar 1-1 al Milan. ¿Qué pasó después?

La verdad, fue un sinsabor, porque tuvimos la oportunidad de ganar el partido pero no se pudo. A nivel personal fue una emoción grande. Llevaba mucho tiempo parado y esa noche me llené de ánimo para seguir adelante, trabajando fuerte y pensando en volver a ser importante para mi club y mi selección.

Ya son varios años en el exterior. ¿Qué es lo que más se extraña de la tierra?

Yo acá en Udine estoy con mis hijos y mi esposa, pero allá tengo a mis padres y al resto de mi familia, a quienes extraño. También la alimentación. Acá se come mucha pasta y prosciutto, así que extraño la comida de Tumaco, eso nunca lo cambiaré, pero uno tiene que adaptarse a donde está y pasarla bien.

¿Y se extraña mucho más la casa cuando se pasa mal afuera?

Bueno, afortunadamente he estado rodeado de mi familia. Mis papás fueron varias veces a acompañarme a Brasil. En este tiempo duro hablé con amigos y con gente que me ayudaba a estar fuerte mentalmente. Yo extraño mi tierra en los momentos difíciles y en los buenos también.

¿Qué pensaba en esas circunstancias adversas?

Siempre tuve fe en Dios y estuve convencido de que con la fe en Él y el trabajo, ya llegaría un mejor momento. No te puedo decir que fue un tiempo fácil, pero yo sabía de mi potencial, de mi capacidad y que en el fútbol no siempre las cosas van a salir bien. Lo más importante en las dificultades es estar bien rodeado, ser fuerte y echar para adelante, independientemente de lo oscuro que esté.

¿Llegó a dudar de usted mismo?

No, jamás. Uno nunca puede dudar de su capacidad. El ser humano, no sólo el futbolista, va a tener momentos difíciles. Rendirme no fue una opción. En esos momentos malos se debe aprender y crecer. Cada instante lo he aprovechado, incluso estos duros. Simplemente hay que pensar en trabajar, recuperarse y retomar el camino.

¿Cuál es su fortaleza?

La fe en Dios. Desde niño he tenido la oportunidad de tener una relación con Él, sé que existe y siempre está conmigo. También me hace fuerte mi familia, mi esposa, mis hijos, quienes en este tiempo me dieron mucha alegría.

¿Usted fue uno de los jugadores de la selección colombiana con más minutos en el camino a Brasil 2014. ¿Comenzar las eliminatorias a Rusia y no ser llamado fue un golpe duro o de alguna manera lo esperaba?

Yo vengo con la selección desde hace rato, con distintos técnicos, y con Pékerman creo que me afiancé, me gané ese puesto. Claro que al no estar tuve tristeza, pero en ese momento uno tiene que sentarse a analizar: ¿por qué no me habrán tenido en cuenta? Y en este caso yo sabía que era por mis lesiones y mi falta de continuidad. Pero sé que él sabe de mi potencial, de lo que le puedo dar a la selección. Obvio que sentí impotencia por no estar, pero son momentos normales. Me preparo día a día para volver.

¿Qué opina de los nuevos jugadores en las bandas como Frank Fabra y Helibelton Palacios?

Todo jugador que esté haciendo las cosas bien en sus clubes tiene derecho a ser convocado. El profe les dio la oportunidad de jugar y creo que hicieron las cosas bien. Una lástima que los resultados no hayan salido y eso haga que no se valore lo que han hecho, pero creo que tienen mucho por aportarle a la selección.

Ha tenido una gran relación con Falcao, ¿cómo ve la situación de él?

Por mensajes siempre nos hablamos. Él es una gran persona. Inclusive, el domingo pasado que hice gol fue una de las personas que me escribieron felicitándome, diciendo que estaba muy contento por el retorno. Yo le he dicho que él es nuestro Tigre, nuestro goleador, le recuerdo todo lo que nos dio y sé que su interés es recuperarse lo más pronto posible para volver a ponerse la tricolor. Él sabe que tiene que tener tranquilidad y paciencia. Yo estoy seguro de que vamos a verlo nuevamente en el campo haciendo goles y dándole alegrías a nuestro país.

¿Siente que usted podrá recuperar su lugar en el equipo tricolor?

Yo siempre he dicho que estar en la selección es una alegría muy grande para mí. Cada vez que me pongo la amarilla, trato de dar el máximo y hacer las cosas bien. Es un plus para uno como jugador estar en la selección de su país. Yo sé que me toca trabajar para estar en mi óptimo nivel y así el profe Pékerman me volverá a dar la oportunidad.

¿Ha tenido contacto con Pékerman o alguien del cuerpo técnico?

No todavía.

Y aparte de Falcao, ¿con otros jugadores también?

Sí, es que somos una familia. Y entre varios hablamos y tenemos comunicación. Nos damos ánimo en los momentos duros y nos felicitamos cuando se hacen las cosas bien.

¿Le falta alegría a la selección sin Pablo Armero?

(Risas) No, no. Yo creo que sí hay alegría y armonía, lo que pasa es que todos somos diferentes y yo le doy mi sabor a la familia de la selección. Estamos acostumbrados a ver bromear a Cuadrado, Zúñiga y Armero, pero en realidad en el grupo hay mucha felicidad. Siempre hay armonía y chispa. Ante las cámaras pueda que no se vea, pero por dentro sé que todo está bien.

¿Sus hijos, Brando David y Pablo Josué, cómo van con el fútbol?

Ahí van aprendiendo. Los llevamos con mi esposa a la escuela. Yo lo que les digo es que a esta edad se diviertan y disfruten. Ya llegará el momento de ver si quieren seguir por el camino mío o hacer otra cosa.

Por Luis Guillermo Montenegro

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