Desde las primeras justas deportivas de los tiempos modernos (1896), a este deporte se le dio una gran relevancia, a tal punto de convertirlo en un claro ejemplo del espíritu de los juegos.
A partir de 1904, se tomó la decisión de incorporar la modalidad de lucha libre como parte de las disciplinas olímpicas.
Durante las competencias de Atlanta 1996, representantes de 17 naciones se alzaron con preseas.
En Sídney 2000, se pasaron de 10 categorías por peso en dos estilos, a 8 categorías por estilo.
Para las olimpiadas de Atenas 2004 se le dio por primera vez cupo a las mujeres para que participaran en 4 categorías.
Por El Espectador
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