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Manuela Vásquez, ¡qué cabrilla!

La piloto antioqueña debutará con su nuevo equipo Rangoni el próximo 27 de marzo en Monza. Quiere dejar su nombre y el de Colombia en lo más alto.

Juan Diego Ramírez Carvajal
25 de febrero de 2011 - 10:00 p. m.

Desde pequeña, Manuela Vásquez reemplazó las muñecas por los carros y motos de juguete. El sonido de los cascabeles no le robaba una sonrisa, como sí el rugido de los motores de los carros. Siempre soñó con tener su Renault 4 engallado para correr en la Plaza Mayorista en su natal Medellín. Hoy, a sus 25 años, esa ilusión la está logrando, pero en la Clio Cup Italia, competencia que, cuando se inicie el próximo 27 de marzo, tendrá en Manuela a la única mujer en la grilla de partida.

A pesar de esa belleza física que abre puertas, no todo fue color de rosa en la búsqueda del sueño que hoy goza. Cuando se graduó del colegio, la simpática Manuela se decidió por entrar a la Colegiatura Colombiana de Medellín a estudiar diseño de interiores. “En esa época no había plata y, por otra parte, me dejé llevar por el camino de la gente normal, que se gradúa del colegio y la universidad”, se lamenta tras dejar de correr por algún tiempo.

Pensó que esa parada en pits se extendería de por vida, nunca se imaginó que volvería a encarrilarse en su pasión, que representaría al país con honores en Europa y que hoy fuera una promesa del automovilismo colombiano. De ahí que la semana pasada se coronara en la Copa Colombia 2011, en la categoría Open de Karts, que se realizó en el Circuito de Rionegro, en Antioquia.

En 2008, con el apoyo de sus padres Juan Manuel Y Chiquinquirá, Manuela volvió a sonreír cuando empezó compitiendo en la Rotax Challenge, categoría de karts en la que un año después finalizó subcampeona y que la catapultó al Open Masters de la WSK, en Italia y Francia. Manuela lo consiguió a puro coraje y poco le importó el hecho de ser mujer y competir contra hombres. “Nosotras tenemos la fama en todo el mundo de manejar mal, pero menos mal he tenido otra suerte”, bromea.

Ahora su futuro lo está tejiendo en Europa, en donde el año pasado compitió con Monolite Racing y el próximo 27 de marzo en el circuito de Monza vestirá los colores del equipo Rangoni. Hoy es feliz, incluso cuando tiene que dejar a los suyos por los viajes, pues en la temporada Manuela permanece un mes en Europa y otro en Medellín.

Cuando no compite sigue pensando en cómo hacerlo. “Yo respiro automovilismo, siempre estoy pensando en algún proyecto o qué sigue, y afortunadamente puedo dedicarme a esto de tiempo completo”, dice.

Eso sí, guarda un espacio en la agenda para estar con sus seres queridos y disfrutar de la cultura y la gastronomía europeas.

El próximo jueves, una vez más volverá a extrañar a sus seres queridos, a sus padres, su hermana Mariana y su novio David. Pero son sacrificios que tiene hacer para alcanzar su anhelada meta: ser recordada como la versión femenina de Juan Pablo Montoya.

Por Juan Diego Ramírez Carvajal

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