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Jaime Echenique: “No me pongo a pensar en el futuro”

El basquetbolista Jaime Echenique podría ser el primer colombiano en jugar en la NBA: está en el róster para el campo de entrenamiento y utilizaría el número 12.

Nicolás Rovira Gómez
23 de septiembre de 2021 - 10:25 p. m.
Echenique, una opción más para entrar a la NBA.
Echenique, una opción más para entrar a la NBA.
Foto: Wizards
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Tiene 2.11 metros de altura y 24 años. Se llama Jaime Jesús Echenique Salinas y está cerca de cumplir el sueño de cualquier basquetbolista: jugar en la NBA, la mejor liga de baloncesto del mundo. El camino ha sido largo y con tropiezos, pero los pasos del barranquillero son constantes. Desde estudiar en Estados Unidos, la frustración de no estar en el Draft del 2020 -ceremonia anual donde los equipos escogen a los novatos-, debido a la pandemia, encontrando después un lugar en la Liga ACB de España, hasta llegar a la NBA Summer League donde disputó 37.1 minutos y anotó 30 puntos en cuatro partidos.

A Jaime Echenique no le gusta ser el centro de atención. Vive un día a la vez y tiene todas sus jornadas planeadas. Se mantiene concentrado en el momento que vive. Y comprende que debe irse acostumbrando a ser reconocido, pues sabe que no es solo su sueño, sino el de millones de colombianos que esperan verlo debutar en la mejor liga del mundo.

Del niño que comenzó a practicar el baloncesto en sexto grado con sus amigos del colegio para mantener al ‘parche’ unido, y que veía a Tim Duncan -uno de los mejores ala-pívots de la historia, pentacampeón de la NBA- hoy comparte vestuario con los reconocidos Bradley Beal y Kyle Kuzma. Sin embargo, mantiene la misma humildad con la que repostea la mayoría de las historias donde lo etiquetan y con la que lee los mensajes de apoyo que le llegan a su Instagram. No los responde todos por falta de tiempo.

Agotado por los entrenamientos, en medio de una mudanza, y poco tiempo libre, Echenique compartió su experiencia con los Wizards, y habló de sus días de rutina con el equipo y el baloncesto nacional, tanto en los días de la liga como en la selección Colombia. El único tema que no quiso abordar fue sobre su contrato con la franquicia de Washington.

¿Cómo se ha sentido entrenando con los Wizards? ¿Ve posibilidades de llegar oficialmente a la plantilla?

Ha sido de adaptación. Creo que todo es un proceso que requiere cambios a nivel de estructura de juego. Jugar al máximo nivel requiere ciertos ajustes técnicos. Jugar con superestrellas, nuevos entrenadores, nuevo grupo, todo eso toma su tiempo. Gracias a Dios las cosas han salido bien, he dado de mí el 110% y no estoy dejando nada en el tanque. Las sensaciones son muy buenas desde mi punto de vista. Hay que dejarlo todo en las manos de Dios en los entrenadores y dirigentes que tomarán la decisión de quién ocupará esa última plantilla.

Lea: La historia de Jaime Echenique

A nivel de juego, ¿qué diferencias notó entre el baloncesto europeo, la universidad en Estados Unidos y la NBA Summer league?

Todo se trata del ritmo de juego. La ACB es una liga muy rápida, bastante física y Europa tiene un baloncesto muy organizado. La NBA se trata más que todo de tomar ventaja del juego uno contra uno y romper el esquema de la jugada aprovechando las facetas débiles de algún jugador. Por ahí se ataca. En college (universidad) es un juego bastante rápido y físico, pero acá [en la NBA] ya estas jugando con mayores, contra grown ass men; contra veteranos. La diferencia es la adaptación de cómo pegan.

¿Qué pensó cuando debutó en la Summer League?, cuando ya estaba parado en la cancha?

Fueron muchos sentimientos, como que por fin mi trabajo daba resultados. El primer juego contra Sacramento, no jugué casi, pero fue una satisfacción. El hecho de tocar la cancha y ser parte de ella fue una satisfacción. Ya los minutos y las oportunidades vendrán. Entonces, fueron muchos sentimientos encontrados. Yo sabía que eso no era suficiente para mí y quería más, y cuando me dieron más oportunidades lo demostré.

¿Cómo se sintió al ver sus jugadas destacadas en las redes de los Washington Wizards?

Yo sé que es importante para mí, para mi familia y para toda Colombia. Después me quedo pensando y digo: “de verdad lo estoy haciendo bien, pero puedo dar más”. Yo sabía lo que quería y quería demostrar aún más y pasó lo que pasó con el tobillo, pero creo que dejé buenas sensaciones a los entrenadores.

¿Cómo sigue de su tobillo derecho que le causó molestias en la Summer League?

Va muy bien. Fue un esguince de primer o segundo grado, pero me limitó un poco. Creo que había demostrado bastante y no valía la pena esforzarlo más y que de pronto empeorara.

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¿Qué hace cuando llega a casa después de un día de entrenamiento?

Dormir, hablar con mis papás, descansar, videojuegos.

¿Qué opina o qué análisis hace del grupo B en el que quedó Colombia para el clasificatorio al mundial FIBA 2023? El grupo está conformado por Brasil, Uruguay, Chile y Colombia.

El grupo es fuerte. Brasil es un rival difícil, pero creo que Colombia puede con todos los talentos y por todos los jugadores que están saliendo a jugar en Europa. Estamos poniendo a Colombia en alto y espero que el grupo esté completo para el torneo.

¿A qué equipo le va en la liga nacional?

Pues le tengo que ir a mi ciudad, ¿no?, a Titanes. Jugué con academia, pero el sentido de pertenencia con mi ciudad es único. Es como yo ser de Barranquilla e irle al Nacional, tiene que ser Junior. Pero bueno, pues sí, el sentido de pertenencia por mi ciudad y por Titanes es bastante amplio. Están haciendo las cosas bien, no por eso o porque ganen significa que los apoye, sino porque es mi ciudad.

¿Cuándo y cómo empezó a jugar baloncesto?

En sexto grado, en bachillerato, en el Colegio Pestalozzi de Barranquilla. Había un cartel que decía si querían hacer parte del equipo de baloncesto y yo pensé “pues sí, ¿por qué no?”. En ese tiempo acababa de dejar de jugar béisbol y tenía mucho tiempo libre, así que con mis amigos del barrio decidimos meternos. Lo hacíamos para seguir juntos, era como el ‘parche’.

Usted ha mencionado en otras entrevistas que su jugador favorito era Tim Duncan, ¿tiene algún movimiento que le haya copiado?

El gancho.

¿Con tablero?

Uy, no soy mucho de tablero, a mí me gusta hacerlo más limpio, pero pues sí utilizo el tablero de vez en cuando. Creo que el movimiento principal mío siempre ha sido el hook (gancho). Me ha ido muy bien con esa jugada y pues la aprendí viendo a Duncan. En ese tema de los tableros no sé, como que no.

¿A qué jugador le gustaría enfrentar primero en la NBA?

Cuando te enfrentas a estas superestrellas, como por ejemplo a Bradley Beal que ahora es mi compañero de vestuario, pues te emocionas. No voy a decir mentiras, de niño yo era fan de LeBron James, entonces si lo veo y juego contra él, será un wow, ¿me entiendes?

¿Y haría cambio de camisetas?

Eso ya sería muy fan, que pena. A menos que desarrolle alguna amistad o contacto con él, pues ahí sí. Pero así solamente porque sí, pues no.

¿Cómo llegó a entrenar con Steven Adams, mantienen el vínculo, que fue lo que más le aprendió?

Mi agencia tiene un gimnasio en Los Ángeles y él hace parte de mi agencia, y pues coincidimos en los entrenamientos. Es una persona superamigable, muy agradable. Me enseñó muchos movimientos de veteranos, son muy básicos, pero hacen la diferencia. Fue un placer haber entrenado con él. El vínculo no lo mantengo. Estaba pensando en escribirle en estos días, para agradecerle, pero he estado muy ocupado, moviéndome mucho, entonces lo he pospuesto.

¿Cuál es su mayor sueño en la vida y en el baloncesto?

Ser el mejor que pueda ser. Quiero la mejor versión de mí, ¿cuál va a ser?, no lo sé, pero siempre trato de mejorar en lo profesional y lo personal. De eso se desprende ayudar a mi familia y a mis amigos y muchas cosas más.

¿Extraña Colombia?

Sí, extraño a mi familia, pero llevo tantos años por fuera que uno se termina acostumbrando al estilo de vida americano. Me vine a una temprana edad y me acostumbré a este estilo de vida, entonces cada vez extraño menos.

Usted siempre publica las historias en la que lo etiquetan dándole apoyo, ¿por qué lo hace?

Eso tiene un porqué. Veo a todas las personas que me envían mensajes de apoyo, y a veces son tantos que no tengo el tiempo suficiente de responderlos, pero los leo todos. No me gusta ser el centro de atención, pero tengo que lidiar con eso. Es un placer representar a mi bandera porque no es solo mi sueño, es el de muchos colombianos. Por eso me tomo el tiempo de publicar esas cosas y no darle la oportunidad a quienes me escriben de que sepan que los veo.

Usted en la rueda de prensa previa a la Summer League hablaba de la preparación mental que tuvo, ¿cómo fue esa preparación?, ¿fue a terapia?

Cuando hablo de preparación mental, es aprender a lidiar con mis demonios internos. He pasado por cosas que han causado cierto impacto negativo en mi vida y he aprendido a lidiarlo. Una de mis mejores amigas es psicóloga y durante un tiempo, de cara al Draft en el 2020, cuando llegó la pandemia y antes de irme a España, pasaba por una situación bastante estresante. Tuve un proceso de terapia con ella para crecer, a veces tenemos que separarnos de lo profesional e involucrarnos más en lo personal.

¿Con qué número le gustaría jugar en la NBA? Se le ha visto jugar con el 21 en la universidad y con el 26 en la liga española, ¿tienen algún significado esos números o por qué los escogió?

El 21 fue el número que me dieron cuando llegué a Estados Unidos y me gustó, por eso lo mantuve. El 26 en España fue por buscar un cambio y tiene un significado personal. Cuando llegué a la Summer League dije, pues volvamos al 21 de Estados Unidos. Pero creo que si llego a la NBA no podré utilizarlo.

¿Qué les diría a todos esos jóvenes colombianos que sueñan con seguir sus pasos y representar al país?

En cualquier aspecto de la vida que decidan impactar, siempre hay que tratar de dejar su huella, algo personal que la gente recuerde. A veces uno trabaja duro para obtener sus sueños y no es suficiente. Si están de acuerdo con hacer ese sacrificio de tiempo y disciplina, llegarán a ser lo mejor que puedan. La disciplina es importante.

Por Nicolás Rovira Gómez

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