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La enternecedora y cruda historia del entrenador de los campeones del Super Bowl

Andy Reid dirige al equipo de Kansas City y es la cabeza detrás de la dinastía. Pasó de vender perros calientes a ser “el mejor del mundo”, así considerado por la gran estrella Patrick Mahomes.

13 de febrero de 2024 - 03:59 p. m.
Andy Reid (cent.), el entrenador de los Kansas City Chiefs en el último Super Bowl.
Andy Reid (cent.), el entrenador de los Kansas City Chiefs en el último Super Bowl.
Foto: EFE - JOHN G. MABANGLO

Amanecía y “el profe” ya estaba en su puesto de trabajo. El techo oxidado, las paredes llenas de moho por la humedad oculta en las esquinas y la oscuridad, apenas alumbrada por un bombillo titilante, le recordaban a Andy Reid la crudeza de los sueños. Por aquellos años, en los 80, el que hoy en día puede ser considerado el mejor entrenador del fútbol americano, la cabeza detrás de la dinastía de los Kansas City Chiefs, dirigía al equipo de la Universidad Estatal de San Francisco.

Las condiciones no eran las mejores. El presupuesto era el mínimo. Trabajaba casi 20 horas y, sin embargo, el dinero no alcanzaba. Reid era feliz, dirigiendo a sus muchachos, hacía lo que quería, pero en la casa tenía que alimentar una familia numerosa de cinco hijos. Así que, después de salir de aquella oficina desgastada y de mal olor, el entrenador se dedicaba a vender perros calientes. De ahí salía el sustento de un hogar que creció con un padre ausente, un soñador que se entregó a su anhelo de llegar a los grandes escaparates de la NFL.

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“Pensar en aquellos tiempos me permite agradecer. Te hace respetar lo que viviste y entender el valor de la posición en la que estás ahora. Muchas veces damos por sentado lo que logramos, pero recordar lo que te costó te hace sentirte privilegiado”, dijo hace poco en una entrevista el ya ganador de tres títulos de Super Bowl.

De Universidad Estatal de San Francisco saltó a Northern Arizona University para ser asistente. Él mismo se postuló para el puesto un día que encaró al entrenador principal de la institución. Ahí empezó su carrera hacia la élite, porque fue la antesala de su llegada a los Green Bay Packers en los 90, cuando fue asistente del entrenador Mike Holmgren. Después de toda su lucha, había llegado a la cúspide que siempre había soñado.

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Del infierno al cielo: el ascenso de Andy Reid

Luego de su largo trasegar, su paso por el fútbol americano universitario y su llegada a la NFL, Andy Reid llegó a los Chiefs de Kansas City en 2013. Por aquel entonces también llegaba Patrick Mahomes y la esperanza era que de la mano de sus dos estrellas los “jefes” instaurarán una nueva era.

Reid, tras ser asistente, logró ser entrenador de los Philadelphia Eagles. Nadie confiaba en él cuando asumió el cargo y revolucionó al equipo. Tras 13 temporadas y un subtítulo en el Super Bowl en 2005, Reid dio el paso a Kansas, donde estaba destinado a la gloria eterna.

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Con los Chiefs hizo historia. Su último título lo consiguió el domingo, su tercer campeonato luego de disputar las cuatro de las últimas finales de la NFL. Desde hace casi 20 años ningún equipo lograba dos victorias al hilo en el Super Bowl y fueron los “Jefes” de Reid y Mahomes los que rompieron ese registro. La historia está pendiente de los años venideros. De cuánto durará esta dinastía. Sin embargo, a Andy Reid poco le importa. Es feliz y consciente de lo que ha logrado. Hoy en día, según la estrella Mahomes, se puede decir que él es “el mejor entrenador de todos los tiempos”.

Llegar al cielo fue difícil. Antes de tocar esa cumbre, tuvo que ver a uno de sus hijos morir por una sobredosis de droga. Otro de sus cinco hijos, también involucrado en el mundo de los estupefacientes, atropelló en 2021 a una niña cuando estaba afectado por los efectos de las drogas. Un hecho por el que está pagando tres años de prisión.

Es el precio que Andy Reid tuvo que pagar por su compromiso; por los largos días en los que no iba a casa por estar entrenado jóvenes prospectos universitarios, vendiendo perritos calientes para llevar dinero a casa. Su hogar creció gracias a él, pero con la ausencia de su figura. Un día, todo se acomodó, llegó a la NFL y se hizo leyenda, pero para eso tuvo que pagar un alto precio, la crudeza de los sueños, el sacrificio de un anhelo que le costó mucho más de lo que un día imagino que estaba dispuesto.

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