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Orlando Cruz: un manifiesto de la Comunidad LGBT+ en el boxeo

El boxeador puertorriqueño de élite fue el primero en esta disciplina en declararse homosexual.

Andrés Osorio Guillott
28 de junio de 2020 - 11:41 p. m.
Orlando Cruz, primer boxeador de élite en declararse homosexual. Lo hizo en el 2012.
Orlando Cruz, primer boxeador de élite en declararse homosexual. Lo hizo en el 2012.
Foto: Agencia EFE

En el 2012 Orlando Cruz salió al ring por el título mundial con la bandera LGBT. A diferencia de la mayoría de boxeadores que se asoma al cuadrilátero con la bandera de su país, el puertorriqueño decidió manifestar su inclinación sexual sin temor a los comentarios o señalamientos de sus colegas, del público y de la prensa.

“Mi vida cambio para bien, no para mal por las críticas que hacen. Hay gente que en el siglo XXI no lidian con la comunidad gay. Yo por lo menos hice caso omiso y he tenido 98 % a favor y el otro en contra. He tenido gente que me da su apoyo”, mencionó Orlando Cruz tiempo después de haber enfrentado a Jorge Pazos el 19 de octubre de 2012 en Miami, Florida.

Orlando Cruz tuvo que enfrentar primero esa lucha de muchos boxeadores por salir de los suburbios, de los barrios marginales. Por muchos años estuvo compitiendo como amateur en el cuadrilátero, sobreviviendo a los golpes y a la presión del sistema que exige producir para no morir de hambre.

Paralela a su convicción por ser un boxeador de élite –y que lo logró tras representar a Puerto Rico en los Juegos Olímpicos de Sidney en el 2000-, Cruz tuvo que lidiar por varios años con el secreto de ser homosexual y de llevar la presión de una sociedad permeada por la moral católica y de pertenecer a un deporte que exige una fuerza asociada a lo viril, creyendo que lo viril no puede ser un rasgo de un hombre que se siente atraído por personas de su mismo sexo.

Cruz confirmó en una entrevista publicada por el portal VICE que el boxeo, al ser un deporte rudo está rodeado de muchos ideales machistas. En ese sentido, el puertorriqueño reconoció que rompió con un estereotipo que, si bien existe en muchas otras disciplinas, es en el boxeo donde más se puede evidenciar por ese imaginario o prejuicio de la fuerza asociada a la figura de un hombre heterosexual.

Cruz logró posicionarse como un boxeador de élite tras durar nueve años (entre 2000 y 2009) sin sufrir derrota alguna. Fue por esa racha que logró ocupar la cuarta casilla en el ranking de la Organización Mundial de Boxeo.

Los colores de la bandera LGBT+ en el 2012 en la vestimenta de Orlando Cruz vino acompañado de un comunicado que publicó un mes después y en el que afirmó: “He estado luchando durante más de 24 años, y mientras continúo mi carrera ascendente, quiero ser fiel a mí mismo Quiero tratar de ser el mejor modelo que puede haber para los niños, que puedan mirar el boxeo como un deporte y una carrera profesional. Estoy y siempre estaré orgulloso de ser puertorriqueño. Siempre he sido y siempre seré un hombre gay orgulloso”.

Un acto de valentía y un referente. En una sociedad que señala a los que se sitúan por fuera del discurso heterosexual resulta revolucionario que surja un símbolo como Cruz, un hombre que supo que debía romper con un estereotipo que se disfrazó como una carga en el deporte y que debía demostrar que por su orientación sexual no debía ser subestimado o insultado, pues en el cuadrilátero no perdió su respeto y mucho menos su nivel de pelea.

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